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El origen del campo magnético terrestre sigue siendo un misterio

Un nuevo estudio cuestiona la fiabilidad de la última estima sobre la fecha en la que se originó este escudo protector que permite la vida en la Tierra tal y como la conocemos hoy.

En el interior de nuestro planeta, los movimientos de grandes cantidades de hierro líquido generan las corrientes eléctricas responsables del campo magnético de la Tierra, que actúa como un escudo que desvía los vientos solares y permite que la vida sea posible.

El origen de esta envuelta protectora es aún un misterio, y en los últimos años ha sido objeto de un intenso debate debido al hallazgo en Jack Hills (Australia) de unas rocas que contienen circón, el material terrestre más antiguo conocido. Según algunos autores, estos minerales presentan evidencias del campo magnético de la Tierra, que se remontarían a hace 4 200 millones de años, casi mil millones de años antes que la fecha en la que tradicionalmente se situaba el origen del mismo. Este hecho supondría, además, que el campo magnético terrestre se habría formado casi al mismo tiempo que nuestro propio planeta.

Pues bien, ahora un equipo del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) le ha dado de nuevo la vuelta a la tortilla y, en un artículo publicado en la revista Science Advances indica que el circón encontrado en el yacimiento australiano no puede usarse como prueba fiable de la presencia de campo magnético en aquella época.

¿Cuándo se formó el material magnético?

Para estudiar la fuerza y la orientación del campo magnético en una fecha dada, los científicos se basan en un fenómeno conocido como magnetización de las rocas: la idea es que, a medida que una roca se forma y se enfría, los electrones de sus átomos cambian su orientación en la dirección del campo magnético, pero enfriarse por debajo de cierta temperatura dejan de moverse y se quedan fijos. De esta forma, conociendo la edad de la roca se puede deducir cómo era el campo magnético terrestre en el momento en el que esta se formó.

Lo que dice el nuevo trabajo del MIT es que, aunque los circones de Jack Hill tengan 4 200 millones de años, eso no significa que su material magnético se formara al mismo tiempo. Para comprobarlo, los científicos extrajeron más de tres mil muestras de circón y buscaron granos con signos de grietas o de depósito de impurezas. De esta forma, pudieron identificar en algunos de estos minerales los restos de otro: la magnetita, y descubrieron que esta se extendía a lo largo de grietas y de otras zonas dañadas de los circones.

Se trata de grietas que permiten que el agua y otros elementos penetren dentro de la roca, por lo que esta magnetita se podría haber instalado en el circón muchos años después de la formación del mismo. Por este motivo, los autores concluyen que el circón no se puede usar como prueba fehaciente de la presencia de campo magnético hace 4 200 millones de años.

Implicaciones para el estudio de la historia de la vida

Situar el origen del campo magnético terrestre es importante porque también podría ayudarnos a comprender mejor las condiciones en las que se afianzaron las primeras formas de vida de la Tierra. “La vida surgió en los primeros mil millones de años de la Tierra”, explica Caue Borlina, uno de los autores. “El que hubiera o no campo magnético en ese momento tiene enormes implicaciones para el ambiente en el que aparecieron esas primeras formas”.

Fuente: Victoria González