El Ártico se está calentando a un ritmo más rápido que cualquier región comparable de la Tierra, con la consiguiente pérdida de hielo marino. Esta pérdida de hielo marino está provocando una mayor absorción de dióxido de carbono atmosférico por parte de las aguas superficiales y, en consecuencia, una rápida acidificación del océano Ártico occidental, a un ritmo tres o cuatro veces mayor que en las cuencas del Atlántico, el Pacífico, el Índico, la Antártida y la subantártica, según un estudio, publicado en Science el jueves.
Investigadores del Instituto de Investigación Polar y Marina de la Universidad de Jimei, China, y la Escuela de Ciencias y Políticas Marinas de la Universidad de Delaware en los EE. UU., explican que el derretimiento del hielo marino expone el agua de mar a la atmósfera y promueve una rápida absorción de dióxido de carbono atmosférico, lo que reduce su alcalinidad y su capacidad amortiguadora, es decir, su capacidad para resistir la acidificación; y, por lo tanto, provoca fuertes descensos en el pH y el aragonito (una forma de carbonato de calcio que muchos animales marinos utilizan para construir sus esqueletos y conchas, Ωarag), convirtiéndose en la primera cuenca de mar abierto en experimentar una subsaturación generalizada de aragonito [estado de saturación de aragonito (Ωarag) < 1].
En el estudio se reporta una rápida acidificación, con tasas de tres a cuatro veces más altas que en otras cuencas oceánicas, y lo atribuyen a cambios en la cobertura de hielo marino en una escala de tiempo decenal.
"En otros sistemas oceánicos, la acidificación está siendo impulsada por un aumento en el dióxido de carbono atmosférico, que aumenta a una tasa de alrededor de 2 ppm [partes por millón] por año", dijo Wei-Jun Cai, experto en química marina de la Universidad de Delaware y uno de los autores del artículo.
Las tendencias de acidificación oceánica tienden a seguir las predichas por los aumentos de dióxido de carbono atmosférico a lo largo del tiempo. Pero cuando los científicos compararon los datos recopilados en el Ártico entre 1994 y 2020 con cuencas oceánicas de otros lugares, descubrieron que la acidificación estaba ocurriendo mucho más rápido en el Ártico.
Un glaciar en el archipiélago Svalbard de Noruega. El derretimiento del hielo reduce la alcalinidad del agua de mar, diluyendo así su capacidad para resistir la acidificación. Fotografía: Nasa/ZumaWire/Rex/Shutterstock
Si el hielo marino continúa desapareciendo en el Ártico occidental, el proceso podría continuar e intensificarse en las próximas décadas. “Predecimos una mayor disminución del pH, particularmente en latitudes más altas donde la retirada del hielo marino está activa, mientras que el calentamiento del Ártico puede contrarrestar las disminuciones de Ωarag en el futuro”.
La investigación es continuación de un estudio realizado en agosto, que encontró que el Ártico se ha calentado aproximadamente cuatro veces la tasa promedio global en los últimos 43 años. El calentamiento más rápido, conocido como amplificación del Ártico, es un proceso de retroalimentación impulsado por el derretimiento del hielo marino, que también está produciendo una acidificación más rápida, dicen los investigadores.
El efecto de la química alterada del agua de mar tendrá "enormes implicaciones" para la vida marina, predice Cai. Como ejemplo, se refirió a estudios que muestran que la acidificación de los océanos es una amenaza para los arrecifes de coral al reducir la concentración de iones de carbonato que los corales necesitan para construir los esqueletos.
El pH más bajo, o acidez, del agua de mar podría afectar a otros muchos sistemas e incluso podría hacer que algunos metales sean más tóxicos, agregó.
“Estamos lejos de saber cuál es el impacto en los sistemas biológicos. No sabemos qué organismos podrían verse afectados. Esto es algo que la comunidad biológica debe investigar”.
Autoría: Karen McVeigh @karenmcveigh1
Publicado en The Guardian, el 29 de septiembre de 2022
Los árboles proporcionan un enfriamiento que puede reducir las altas temperaturas en las ciudades. Jorge Fernández Salas / Unsplash
A cualquiera que haya caminado desde un pavimento caliente a un parque sombreado no le sorprenderá que los árboles (y arbustos) tengan un gran efecto refrescante en las ciudades, junto con muchos otros beneficios. Son más que simples sombrillas. El agua que absorben del suelo a través de sus raíces y se evapora a través de sus hojas actúa como un aire acondicionado natural.
Naciones Unidas predice que la población mundial alcanzará los 8.510 millones de personas en 2030, y actualmente más de la mitad de la población del planeta, unos 4.400 millones de personas, viven en entornos urbanos. A medida que el cambio climático caliente aún más las ciudades, los árboles se volverán más importantes que nunca.
Pero ¿cómo se enfrentarán los árboles a unas condiciones que sobrepasan sus límites naturales de tolerancia?
En un estudio publicado hoy en Nature Climate Change, un equipo de científicos de Australia y Francia hemos examinado los impactos de los cambios de temperatura y precipitaciones proyectados para las próximas décadas en 3.129 especies de árboles en 164 ciudades de 78 países.
Si no se toman medidas, dos tercios de los árboles y arbustos de las ciudades de todo el mundo estarán en riesgo en 2050, con serias implicaciones para la acción climática y la calidad de vida en entornos urbanos.
Nuestros resultados suenan desoladores, pero siga leyendo. También hemos identificado los pasos que podemos dar para ayudar a los árboles urbanos a sobrevivir, prosperar y continuar refrescando el ambiente.
Las higueras de bahía Moreton, en Brisbane, Australia, se encuentran en riesgo por el cambio climático. Jaana Dielenberg
Los beneficios de la naturaleza urbana
Los árboles urbanos desempeñan un papel fundamental para mantener la habitabilidad de las ciudades. Al enfriar su entorno, reducen nuestro consumo de electricidad para el aire acondicionado, a la vez que absorben el dióxido de carbono, purifican el aire, reducen el ruido y proporcionan un hábitat para la vida silvestre. Además, sustentan gran parte de la biodiversidad de la Tierra.
Estar cerca de ellos también mejora nuestra salud mental y nuestro bienestar. Los árboles pueden ayudarnos en momentos de estrés psicológico, como una pandemia.
Debido a estos maravillosos beneficios, aumentar la cantidad de árboles y arbustos en las ciudades, los denominados bosques urbanos, es una estrategia clave de adaptación al cambio climático y sustentabilidad que se utiliza en todo el mundo.
Aunque los bosques urbanos son vitales para mejor la calidad de vida en las ciudades, hasta ahora había poca información disponible sobre si las condiciones climáticas actuales superan lo que pueden soportar, o cómo se comparan estas condiciones con los cambios previstos en la temperatura y las precipitaciones (sequía, lluvia y nieve) en todo el mundo.
Los árboles en cementerios como el Père Lachaise en París ayudan a refrescar las áreas circundantes. Akvile Jureviciute-Lenoir
Más de 1.000 especies de árboles en peligro
Descubrimos que, a nivel mundial, las especies comunes de ciruelos, robles, arces, álamos, olmos, pinos, tilos, zarzos, eucaliptos y castaños se encuentran entre las más de mil especies que han sido señaladas en riesgo debido al cambio climático en la mayoría de las ciudades.
De hecho, alrededor de la mitad de las especies que forman bosques urbanos ya están experimentando condiciones climáticas que superan sus límites de tolerancia natural a las altas temperaturas o la falta de agua y podrían afectar a su salud y desempeño.
La cantidad de especies afectadas y la escala del impacto aumentarán notablemente para 2050 a medida que aumenten las temperaturas. Esto pone en peligro la salud y la longevidad de los bosques urbanos y los beneficios que brindan a la sociedad.
Unas condiciones climáticas que superan la tolerancia natural de las especies pueden resultar en árboles enfermos y con crecimiento limitado y, finalmente, provocar su muerte. De esta forma, se reduce su efecto de enfriamiento. Durante una sequía o el estrés por calor, los árboles pueden dejar de liberar vapor de agua o desprenderse de sus hojas para reducir el daño a los tejidos. Esto significa que es muy probable que este sistema de aire acondicionado natural deje de funcionar cuando más lo necesitamos.
Impactos en España
En España, la reducción de las precipitaciones será el estrés más común para los árboles urbanos, pero el aumento de las temperaturas también será un factor importante, especialmente en Valencia.
Entre las especies que se encuentran en posible riesgo figuran los álamos, los olmos, los pinos, el cedro blanco del norte, los sauces, el abeto europeo y el abedul plateado.
En promedio, la proporción de especies de árboles urbanos que podrían estar en riesgo por altas temperaturas en las ciudades españolas para 2050 es muy alta: 46 % en Santa Cruz de Tenerife, 98 % en Valencia y un 100 % en Barcelona.
No obstante, los efectos adversos del cambio climático pueden ser aminorados con acceso al agua y promoviendo condiciones microclimáticas favorables. Además, los árboles urbanos pueden exhibir plasticidad en los rasgos que determinan su supervivencia, crecimiento y tolerancia ambiental, lo que puede ayudarlos a adaptarse a las condiciones ambientales locales.
Los autores explican sus conclusiones y las implicaciones para los árboles y arbustos plantados en las ciudades.
¿Qué podemos hacer?
Nuestro estudio es importante a nivel mundial porque brinda ayuda a los gobiernos de 164 ciudades para manejar y cuidar sus bosques urbanos al identificar las especies que podrían estar en riesgo y deben ser vigiladas y las especies que son resistentes al clima, útiles para plantaciones futuras.
Además, las personas podemos tomar una serie de medidas sencillas para ayudar a los bosques urbanos a sobrevivir y seguir brindando sus muchos beneficios a los ciudadanos:
- Ayude a que más lluvia se filtre en el suelo: la reducción de las precipitaciones y la humedad del suelo es una gran amenaza para muchas especies, así que no desperdicie el agua por el desagüe. Considere desviarla a un jardín de lluvia o a un tanque de agua de lluvia que alimente el jardín. Esto también ayuda a ríos o arroyos locales.
- Plante aún más árboles y arbustos: ayudan a mantener las temperaturas de la ciudad agradables para ellos y para nosotros. Puede pedir asesoramiento de su ayuntamiento o de un horticultor sobre las especies resistentes al clima adecuadas para su área.
- Deje los árboles y arbustos en su lugar: piénselo dos veces antes de talar los existentes, le brindan más beneficios de los que cree.
El autor Manuel Esperón-Rodríguez revisa un joven árbol: cuantos más plantemos, más podrán enfriar su entorno y mejorar sus posibilidades de hacer frente al cambio climático. Author provided
Este artículo fue publicado originalmente en inglés
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