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Hasta dos tercios de las especies arbóreas urbanas soportan condiciones climáticas de riesgo

Una investigación internacional realizada en más de 3.000 especies de árboles y arbustos de 164 ciudades –entre ellas Barcelona, Valencia y Santa Cruz de Tenerife– revela que hasta dos tercios de las especies arbóreas urbanas podrían estar experimentando ya condiciones climáticas que superan sus márgenes de seguridad. El estudio se publica en Nature Climate Change. 

Autor: Jesús Julio Camarero Martínez, Profesor de Investigación en el Instituto Pirenaico de Ecología (CSIC), Instituto Pirenaico de Ecología (CSIC)

 

Árboles en Santa Cruz de Tenerife. CARSTEN W. LAURITSEN.

 

A mediados del siglo XXI se espera que el 70 % de la población mundial viva en ciudades. La sociedad exigirá que estas sean habitables y que los bosques urbanos provean servicios básicos desde la regulación del clima hasta la captación de carbono. Sin embargo, nuestros parques y bosques urbanos también se enfrentan al cambio climático y a otros factores de estrés propios de las ciudades como falta de espacio, agua o suelo en el que crecer. El impacto del aumento de temperaturas se ve ampliado en las ciudades por el efecto de isla de calor, pero la longevidad de los árboles hace que su respuesta a los cambios de clima sea lenta y se manifieste años después

En el volumen de septiembre de 2022 de Nature Climate Change, Manuel Esperón-Rodríguez y colaboradores consideran algunas de estas cuestiones usando modelos climáticos y de distribución de especies. En su estudio alertan de que el 56% y el 65% de los árboles y arbustos urbanos han sobrepasado sus límites de tolerancia en cuanto a temperatura y precipitación, respectivamente. Estas estimaciones se basan en el estudio de 3.129 especies leñosas de 164 ciudades de todo el mundo, incluidas tres españolas (Barcelona, Valencia y Santa Cruz de Tenerife). Según escenarios de calentamiento climático moderado, en torno a tres cuartas partes de estas especies estarán en riesgo a mediados del s. XXI, lo que repercutiría negativamente sobre el clima y la salud de las ciudades. Estas proyecciones son más pesimistas para ciudades tropicales situadas en países con elevada vulnerabilidad y baja resiliencia frente al cambio climático como, por ejemplo, Nueva Delhi (India). No obstante, según los autores, la flora leñosa de ciudades como Singapur o Barcelona ya habría sobrepasado sus límites climáticos. 

Este estudio es relevante y pone en primer plano la ecología urbana, una disciplina con mucho camino por delante y de gran relevancia para el bienestar y la salud humanas, que dependerán cada vez más de los ecosistemas urbanos. Los autores advierten de que la protección de los bosques urbanos es urgente si queremos mantener los beneficios ecológicos, económicos y sociales que nos proporcionan. Para poder realizar una gestión adaptativa de estos bosques urbanos, a medida que cambia el clima, necesitamos monitorearlos y seguir su evolución para identificar las causas de su declive y prevenirlas o amortiguarlas, en la medida de lo posible. En Europa, ya existen redes análogas de seguimiento de sanidad forestal en bosques no urbanos cuyos protocolos podrían adaptarse a las ciudades. Otros modos de aumentar la resiliencia de los bosques urbanos pueden incluir nuevos métodos más eficientes de riego o uso de agua y la selección de especies de árboles o arbustos más plásticas, o más tolerantes a la sequía y que no se vuelvan invasoras. Quizás en dicha selección contribuya el estudio de la composición y vitalidad de los bosques rurales próximos a las ciudades o de arboretos. 

El papel que juegan las perturbaciones –vendavales, sequías, incendios, ciclones o tormentas invernales– no debe ser olvidado ya que modifican la estructura y la dinámica de los bosques. Casi todos recordamos cómo la borrasca Filomena desencadenó una gran tormenta de nieve en enero del 2021 dañando unos 750.000 árboles en Madrid. Muchas de estas perturbaciones van a ir ligadas a extremos climáticos como sequías y olas de calor, lo que requerirá plantar y gestionar especies tolerantes a estas condiciones más extremas y variables.  

 

Varias personas pasean por la calle Fuencarral en Madrid, en la que numerosos árboles no han resistido el peso de la nieve.

Varias personas pasean por la calle Fuencarral en Madrid, en la que numerosos árboles no han resistido el peso de la nieve. Rodrigo Jiménez / EFE.

 

Finalmente, las limitaciones del estudio están plenamente reconocidas por los autores ya que sus resultados se basan en modelos climáticos y estiman los márgenes climáticos de seguridad de árboles y arbustos urbanos relacionado su distribución geográfica con las condiciones climáticas, el llamado nicho climático. Otros factores son importantes a la hora de determinar la distribución y tolerancia climática de árboles y arbustos tales como las interacciones con otras especies, el suelo, el microclima, las alteraciones de su área de ocupación por perturbaciones, la variabilidad entre poblaciones o individuos o la dispersión de estas especies leñosas. Además, las proyecciones están sometidas a cierta incertidumbre ya que árboles y arbustos se ven afectados por factores no climáticos –polución, desarrollo urbanístico, entre otros– que podrían amenazar aún más muchos bosques urbanos. 

No hay conflicto de intereses

 

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