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Cinco preguntas para ayudarte a entender los huracanes y el cambio climático

Read this story in English here.

La temporada de huracanes del Atlántico de 2022 ha comenzado oficialmente, y los científicos de la NASA están trabajando con socios de la NOAA, la FEMA y otras organizaciones para ayudar a las comunidades a prepararse para estas tormentas y responder a sus impactos. Para comprender mejor cómo los huracanes se intensifican y se hacen más fuertes ante el cambio climático, la NASA está desarrollando tecnología y misiones para estudiar nuestro planeta como un sistema complejo y dinámico.

Pero, ¿cuál es la receta para la formación de huracanes y cómo está cambiando el comportamiento de estas tormentas a medida que continúa la tendencia de calentamiento a largo plazo de la Tierra? Una investigación de la NASA responde a estas preguntas para ayudarte a entender cómo el exceso de calor almacenado en los océanos de la Tierra está cambiando la forma en que se forman y evolucionan los huracanes.

1. ¿Cuál es la receta para formar un huracán?

El nombre general de los huracanes es ciclones tropicales. Fuera de Estados Unidos, la gente también llama a estas tormentas tifones o simplemente ciclones. En resumen, los ciclones tropicales son tormentas con vientos que se arremolinan rápidamente alrededor de un centro de aire caliente.

Los huracanes dependen de cuatro ingredientes principales para formarse. En primer lugar, necesitan el calor o la energía almacenada en la capa superior del océano. Este contenido de calor oceánico alimenta una tormenta de forma similar a como el combustible impulsa un motor. En segundo lugar, necesitan un alto grado de humedad en el aire, que se consigue mediante la evaporación de las aguas oceánicas por encima de los 26°C (79°F). A medida que este aire húmedo se eleva e interactúa con aire más frío arriba, crea y hace crecer nubes y tormentas cada vez más grandes. En tercer lugar, los huracanes necesitan vientos favorables. A diferentes alturas de la atmósfera, estos vientos deben ser lo suficientemente débiles como para evitar que la tormenta se desintegre. En cuarto lugar, los huracanes necesitan rotación para organizar tormentas eléctricas dispersas en una sola tormenta más grande que gire cada vez más rápido en la forma espiral característica de los ciclones. Una parte de esta rotación proviene del propio movimiento de la Tierra al girar alrededor de su eje.

El mapa muestra las anomalías de la temperatura de la superficie del mar el 14 de julio de 2020, indicando cuánto estuvo el agua por encima o por debajo de la temperatura media a largo plazo (2003-2014) ese mismo día. Créditos: Observatorio de la Tierra de la NASA

En la NASA, nuestros científicos e ingenieros trabajan juntos para desarrollar nuevas tecnologías y misiones que estudian cómo se forman los huracanes, y cómo es su impacto. También para entender la Tierra como un sistema, donde estos desastres naturales y las condiciones que los hacen posibles no son elementos aislados. Aprende más sobre cómo estudiamos los huracanes. Credits: Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.

2. ¿Cómo interactúa el cambio climático con los ingredientes de un huracán?

El calor del océano, la humedad del aire, el viento... Todos estos ingredientes intervienen en la formación de los huracanes. Y todos se ven afectados por el cambio climático.

El océano ha absorbido el 90% del calentamiento que se ha producido en las últimas décadas debido al aumento de la concentración de gases de efecto invernadero, y los primeros metros del océano almacenan tanto calor como toda la atmósfera de la Tierra. Pero la forma en que los vientos interactúan con este calor o energía en el océano también desempeña un papel importante en el destino de una tormenta, explicó Scott Braun, meteorólogo investigador del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland.

"Si una tormenta se desplaza sobre una capa poco profunda de agua cálida, los vientos fuertes pueden agitar el océano como para hacer subir esa agua más profunda y fría, mezclándola con la caliente de superficie, y así reducir la energía disponible para la tormenta", dijo Braun. "Sin embargo, si la profundidad de la capa cálida es bastante grande, la tormenta no puede extraer esa agua más fría, por lo que hay menos probabilidad de que dicha agua más fría actúe debilitando la tormenta".

Los cambios en la velocidad y la dirección del viento a diferentes alturas, llamados cizalladura o cortante vertical del viento, pueden hacer o deshacer un huracán. Esto puede impedir la formación de la tormenta al dispersar el calor y la humedad. Si es fuerte, también estos vientos pueden desintegrar una tormenta ya existente separando su parte superior de la inferior.

"Digamos que tenemos un entorno en el que, en los niveles bajos, los vientos salen del este a 8 km/h (cinco millas por hora), y en la parte superior, salen del oeste a 8 km/h (cinco millas por hora)", dijo Braun. "Tienes vientos que tratan de mover la tormenta en diferentes direcciones en función de la altura, y eso tiende a volcar la tormenta y potencialmente desgarrarla".

En las proyecciones climáticas futuras del comportamiento de los huracanes, la cizalladura del viento es el mayor comodín, ya que puede debilitar o fortalecer las tormentas en diferentes regiones. Las investigaciones sugieren que algunas zonas del mundo podrían experimentar vientos más fuertes que otras como resultado del calentamiento global, pero no se sabe cómo se desarrollará esto.

3. ¿Habrá más huracanes cada temporada debido al cambio climático?

No. Aunque un océano caliente es un ingrediente clave para la formación de huracanes, las investigaciones muestran que este calentamiento no ha influido significativamente en el número de huracanes del Atlántico que se forman cada año.

Sin embargo, debido a que las proyecciones sugieren que a medida que el océano se caliente la atmósfera también retendrá más humedad para formar nubes y alimentar tormentas, los científicos prevén huracanes más fuertes y húmedos en los próximos años. Es decir, aunque el calentamiento oceánico aún no está aumentando la frecuencia de los huracanes, este exceso de calor parece estar afectando diferentes características de los huracanes que  se forman.

Por ello, la doctora Mayra Oyola-Merced, física atmosférica del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, en el sur de California, anima a personas que vivan en lugares constantemente expuestos a los huracanes a seguir las instrucciones de las autoridades locales antes de que llegue una tormenta.

"Sabemos que, en términos de calentamiento del clima con el aumento de las temperaturas de la superficie del mar, tenemos una mayor probabilidad de huracanes en la parte extrema de la escala", dijo Oyola-Merced. "A veces, aunque sea una tormenta de categoría 1, se pueden producir muchas lluvias dañinas, vientos y mareas de tempestad que pueden poner en peligro vidas y propiedades"

 

El mapa de arriba muestra las trayectorias de las 30 tormentas del Atlántico en 2020, destacando algunas de las tormentas con nombre. Tres de ellas -Eta, Iota y Delta- vieron intensificarse sus vientos en al menos 80 millas (130 kilómetros) por hora en 24 horas. Créditos: Observatorio de la Tierra de la NASA.

4. ¿Cómo afecta el cambio climático a la intensidad de los huracanes?

Las investigaciones sugieren que, con el aumento de las temperaturas, será más probable que las tormentas sufran una rápida intensificación, que se define como un aumento de la velocidad de los vientos huracanados en unos 56 kilómetros por hora (35 millas por hora) en 24 horas. Estos cambios rápidos pueden dejar a las autoridades locales y a las comunidades en la trayectoria de un huracán sin tiempo para prepararse.

La rápida intensificación parece ser ya una de las principales influencias del calentamiento del océano en el comportamiento de los huracanes. Mientras que las tormentas que se intensifican rápidamente ocurrían con menos frecuencia en décadas pasadas, el Atlántico está produciendo ahora alrededor de una de estas tormentas por temporada, dijo Oyola-Merced. Y como este fenómeno ha ocurrido con más frecuencia en las últimas décadas, los científicos están recién empezando a entender cómo predecirlo.

"La razón por la que no sabemos mucho al respecto acerca de eso es porque hasta alrededor de 2005, era algo muy raro que sucediera", dijo Oyola-Merced. "Esto se vuelve complicado porque si tienes un pronóstico cuando sucede algo así, y el modelo no es capaz de capturar esta rápida intensificación, significa que tienes la información equivocada, y estás dando al público la información equivocada".

5. ¿Está el cambio climático ralentizando los huracanes?

Sí. En las últimas décadas, los huracanes se han estancado más a medida que se acercan a las costas, dejando caer más precipitaciones sobre lugares confinados. Las investigaciones muestran que los huracanes del Atlántico están experimentando una reducción de aproximadamente un 17% en la velocidad de avance con respecto a décadas anteriores, lo que se traduce en un aumento de aproximadamente un 25% en las precipitaciones, explicó Oyola-Merced.

"Cuanto más tiempo pase un sistema sobre el océano calentándose por esta agua extremadamente caliente, también van a aumentar sus precipitaciones", dijo Oyola-Merced. "Cuando tienes tierra que ya está saturada, donde llueve constantemente, y luego vienes con otra tormenta que está llena de precipitaciones, es una receta para el desastre".

Imagen en color natural del huracán Iota en el Golfo de México desde el satélite geoestacionario GOES-16 de la NOAA. Credits: NOAA/Observatorio de la Tierra de la NASA

Con datos procedentes de más de 20 satélites, la NASA desempeña un papel fundamental en las investigaciones de los huracanes. Antes, durante y después de un huracán, los satélites de la NASA están en una posición privilegiada para identificar los impactos y ayudar a las comunidades a prepararse, responder y recuperarse. Con herramientas como el Portal de Cartografía de Desastres, la agencia apoya a los gobiernos regionales y a las agencias de gestión de desastres.

En lo que respecta al pronóstico operativo, el papel principal de la NASA es a través de su crucial asociación con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés). La NASA diseña, construye y lanza al espacio el conjunto de satélites de la NOAA, cuyos datos informan específicamente a los modelos numéricos de predicción meteorológica.

Fuente Por Roberto Molar Candanosa Equipo de Noticias de Ciencias de la Tierra de la NASA

Last Updated: Jun 1, 2022. Editor: Roberto Molar-Candanosa.