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Meteorológica
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“Sistema de Alerta y Respuesta al Metano”: útil pero insuficiente

A pesar de las promesas firmadas en el marco del Compromiso Mundial sobre el Metano de reducir las emisiones de este gas de efecto invernadero en un 30% de aquí a 2030, el informe «An Eye on Methane: Invisible but not unseen (Un ojo en el metano: invisible pero no desapercibido)»  indica que las notificaciones del “Sistema de Alerta y Respuesta al Metano” representan una oportunidad desaprovechada para la acción inmediata por el clima.

El Sistema de Alerta y Respuesta al Metano (MARS, por sus siglas en inglés) forma parte del Observatorio Internacional de Emisiones de Metano (IMEO, por sus siglas en inglés) del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). El objetivo de este sistema, basado en medidas satelitales, es detectar las emisiones de este gas de efecto invernadero aportando datos para que los gobiernos y las empresas actúen oportunamente.

Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, debemos reducir las emisiones de metano en al menos un 30% respecto a los niveles de 2020 para 2030, que es el objetivo del Compromiso Global del Metano para mantener en 1.5ºC el límite del aumento de temperatura media global. Sin embargo, los hallazgos científicos más recientes (Jackson et al, 2024, entre otros) demuestran que las concentraciones de metano en la atmósfera han aumentado a una velocidad récord en los últimos cinco años (Figura 1).

Figura 1: Promedios mensuales de la concentración media global de metano (en partes por billón) desde 1983 hasta abril 2025 (en círculos rojos). La línea negra muestra la tendencia a largo plazo (en principio, similar a una media móvil de 12 meses) donde se ha eliminado el ciclo estacional promedio. Fuente: Lan et al. (NOAA Global Monitoring Laboratory).

Previamente a presentar con más detalle resultados destacados derivados de la iniciativa internacional “Sistema de Alerta y Respuesta al Metano”, a continuación se indican las claves por las que el metano es relevante en el cambio climático y cuáles son las principales fuentes y sumideros que determinan su balance global. También se comentan brevemente resultados de recientes estudios que identifican los principales sectores que emiten metano.

¿Por qué el metano es importante en el cambio climático?

El metano (CH4) es un potente gas de efecto invernadero que contribuye al menos en una cuarta parte del calentamiento climático actual, por tanto es el segundo mayor causante del calentamiento global después del dióxido de carbono (CO2).

El CH4 es aproximadamente 80 veces más potente que el CO2 a corto plazo en “atrapar” calor emitido por el planeta (en concreto, a lo largo de dos décadas), pero perdura menos tiempo en la atmósfera. Por la combinación de estas dos propiedades, reducir las emisiones de CH4 se considera ampliamente como una parte crucial de los esfuerzos a corto plazo para abordar el cambio climático.

Además de los impactos climáticos, el CH4 es un precursor de la formación de ozono troposférico, que es también gas de efecto invernadero y un contaminante para la calidad del aire, que daña la salud humana, la de los ecosistemas y de los cultivos.

Balance Global del Metano: fuentes y sumideros

El metano es un gas emitido tanto por fuentes naturales como por fuentes antropogénicas. A pesar del creciente interés político en el metano como potente gas de efecto invernadero, sus emisiones continúan aumentando.

Dos tercios de las emisiones de metano proceden actualmente de actividades humanas, según la última actualización del “Balance Global del Metano 2024”, producto de una colaboración internacional que estima las fuentes y sumideros de metano en todo el mundo.   Detalles sobre estas estimaciones y su análisis se incluyen en un artículo publicado por Jackson et al. (2024). En este estudio se emplean dos aproximaciones o métodos para estimar las emisiones y sumideros de metano (CH4) a escala global y por sectores:

  • Método “Bottom-Up”: basado en el origen de las emisiones de CH4. Utiliza datos sobre emisiones causadas por humanos (aportados por los países individuales en inventarios nacionales de gases de efecto invernadero a la ONU) y modelos que estiman las emisiones del suelo.
  • Método “Top-Down”: por el contrario, parte de las observaciones de las concentraciones globales de CH4 y trabaja hacia atrás usando simulaciones por modelos para estimar dónde se originaron.

A escala global, la mayor parte de las emisiones de metano proceden, por orden creciente, de: 1) humedades y aguas interiores; 2) agricultura y residuos; 3) producción y uso de combustible fósiles (Figura 2).

Figura 2: Balance global del metano (en millones de toneladas por año) para 2020, estimado con los métodos “Bottom-Up” y “Top-Down” (véase texto). Las contribuciones mostradas son: fuentes y sumideros naturales (en verde), fuentes antropogénicas (en naranja), fuentes combinadas naturales y antropogénicas (a rayas verde y naranja). Fuente: Jackson et al. (2024).

Casi todos los principales sectores de emisiones antropogénicas de CH4 aumentaron sustancialmente desde 2000 a 2020 (Figura 3). Las emisiones de la agricultura y los residuos aumentaron en 33 Tg (millones de toneladas) de CH4 por año, es decir, en torno a un sexto. En este sector se incluyen las emisiones de vacas (y otros rumiantes), que junto con las de vertederos (y otros desechos) contribuyeron en dicho aumento con unos 15 Tg de CH4 por año de 2000-2002 a 2018-2020. En cuanto a las emisiones de combustibles fósiles, su aumento oscila entre 18 y 27 Tg de CH4 por año (18%-28%) según estimaciones “Top-Down” y “Bottom-Up”, respectivamente. Por tanto, estos valores indican que a nivel global las emisiones de metano procedentes de la extracción y uso de combustibles fósiles son actualmente comparables a las emisiones directas por vacas y otros rumiantes.

Figura 3: Diagrama de caja de los cambios en las emisiones globales de metano (en millones de toneladas por año) promediados para el período 2018–2020 menos las del período 2000–2002 en cinco principales sectores de emisión: humedales; quema de biomasa y biocombustibles; combustibles fósiles; agricultura y residuos; y otras fuentes naturales. Para cada categoría, se muestran los diagramas de caja según estimaciones “Top-Down” a la izquierda y las del “Bottom-Up” a la derecha. Fuente: Jackson et al. (2024).

Un aspecto que desconcierta  a los científicos es el aumento estimado de las emisiones de CH4 por los humedales, a partir del método “Bottom-Up” (Figura 3). Al tratarse de una fuente natural, este resultado también es preocupante.  Robert Jackson (coautor del estudio y colaborador en la elaboración del Balance Global del Metano) dice a Carbon Brief: «Hay algo que está sucediendo en los trópicos, y hay mucha preocupación de que el aumento de las emisiones tropicales pueda ser un punto de inflexión para el metano”. Dado que estas estimaciones se basan en datos de 2010 a 2020, Jackson añade que en la elaboración del próximo Balance Global del Metano los datos sobre el aumento de humedales serán examinados con mayor detalle.

Regiones con mayor potencial de emisión persistente de metano (2018–2021)

En un estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de Bremen (Vanselow et al., 2024) se identificaron las principales regiones del mundo donde las fuentes naturales o antropogénicas emitieron metano de forma continua y persistente durante el periodo 2018-2021. El objetivo del estudio fue localizar las fuentes que emiten metano gradualmente con el tiempo, en contraste con los ‘super-emisores’ – normalmente plataformas de petróleo y gas, minas de carbón o vertederos mal gestionados – que liberan cantidades desproporcionadamente altas de metano, pero no de modo continuo.

Vanselow et al. utilizaron datos de la misión satelital Copernicus Sentinel-5P para estudiar y estimar emisiones de metano de modo automático mediante un algoritmo desarrollado por el equipo. Así, a partir de los datos satelitales del periodo 2018-2021 detectaron 217 lugares como potenciales emisores persistentes de metano (Figura 4).

Figura 4: Regiones con potencial fuente persistente de metano, según emisiones estimadas con un algoritmo basado en datos del satélite Sentinel-5P durante el periodo 2018-2021. Las diez regiones con las estimaciones de emisión de metano más altas se indican con un número. Una región se clasificó como un potencial emisor persistente si los niveles de metano eran sistemáticamente más altos que el área circundante. Fuente: Vanselow et al. (2024).

Entre las tres principales regiones del mundo identificadas como potenciales fuentes persistentes de metano figuran dos humedales, el Sudd (en Sudán del sur) y los Esteros del Iberá (Argentina) (Tabla 1). Se sabe que las fuentes naturales más importantes de metano son los humedales, en cuyos suelos habitan microorganismos que emiten altos niveles de este gas.

Tabla 1: Listado de las diez principales regiones con potenciales fuentes persistentes de metano en función de las más altas emisiones estimadas por año. La incertidumbre en las emisiones es la correspondiente al valor medio calculado con los valores mensuales estimados para los años 2018-2021. Datos tomados de Vanselow et al. (2024).

Los humedales de Sudd son una fuente de metano muy conocida, siendo la región con el mayor potencial de emisión persistente identificada en 2028-2021. En 2020 se detectó un aumento en las concentraciones de metano en toda esta extensa región, atribuido a lluvias muy intensas y al aumento del flujo de agua del Nilo Blanco. Los humedales de Iberá, en la provincia de Corrientes de Argentina, tienen aproximadamente la mitad del tamaño de Sudd y son una importante fuente de agua dulce en América del Sur. Fue catalogada en el estudio  como la tercera principal fuente potencial de metano persistente.

La mayor fuente antropogénica con potencial emisión persistente de metano fue identificada en los yacimientos de petróleo y gas de la costa occidental de Turkmenistán, en Asia Central (segundo lugar en el ranking, Tabla 1). En América del Norte también se localizaron zonas de emisiones persistentes de metano con este tipo de fuente (Figura xx). Entre ellas la Cuenca del Pérmico, que es el campo petrolífero de mayor producción de Estados Unidos, abarca la frontera entre Texas y Nuevo México. Esta cuenca está formada por varias sub-cuencas, entre ellas la Cuenca de Delaware y la Cuenca de Midland, identificadas en la posición 10ª y 13ª, respectivamente, de la relación de regiones con mayor potencial de emisión de metano persistente en 2018–2021.

Entre las diez principales fuentes emisoras persistentes de metano se incluyen tres yacimientos de carbón en la provincia china de Shanxi, así como Kuznetsk, una de las zonas mineras de carbón más grandes de Rusia (posiciones 5ª, 6ª, 7ª y 9ª en el ranking).

 La cuarta estimación de emisión persistente más alta de metano para 2018-2021 se detectó en la provincia de Liaoning, en el noreste de China, clasificada como “otras fuentes antropogénicas”. Liaoning es conocida por su alta producción agrícola (por ejemplo, cultivo de arroz y ganadería) así como por sus intensas actividades de minería de carbón.

Otra región identificada con potencial emisión persistente de metano procedente de “otras fuentes antropogénicas” en el estudio de Vanselow et al. (8ª posición en el ranking) es la región de Dhaka, la capital de Bangladesh, que es una de las ciudades más pobladas del mundo. Dhaka y sus alrededores son una región conocida por su fuente de metano, siendo las principales fuentes la producción agrícola (arroz, ganado) y la gestión de residuos (aguas residuales, vertederos), aunque también con contribuciones de humedales.

El Sistema de Alerta y Respuesta al Metano: herramienta útil pero insuficiente

Según el Informe 2024 “An Eye on Methane: Invisible but not unseen” del Observatorio Internacional de Emisiones de Metano (IMEO), el Sistema de Alerta y Respuesta al Metano (MARS), basado en medidas satelitales, desde su puesta en marcha entregó más de 1,200 notificaciones sobre fugas de metano a gobiernos y empresas del sector de gas y petróleo (Figura 5). Sin embargo, apenas el 1% de las notificaciones fueron respondidas con acciones eficaces.

Figura 5: Número total de alertas sobre fugas de metano notificadas por el MARS, a partir de datos satelitales, desde 2023 a septiembre 2024 en el sector del petróleo y gas: por país (izquierda) y por meses (derecha). Nota: Dado que la capacidad de detección por satélite no es uniforme en todos los países (debido a las condiciones de la superficie, la cobertura de nubes y las condiciones ambientales, entre otros factores), los valores indicados por país pueden estar infrarrepresentados en algunos casos. Fuente: Informe 2024 del IMEO.

Aunque las respuestas a las fugas de metano deben mejorar aún, hay ejemplos de naciones y empresas que han actuado eficazmente en respuesta a las alertas notificadas por el sistema MARS. Esto demuestra el gran valor de las soluciones basadas en datos, como ocurre con los datos aportados por el sistema de alerta MARS. En 2024, el IMEO verificó las medidas políticas necesarias para reducir las emisiones procedentes de importantes fugas en Azerbaiyán (Figura 6) y en los Estados Unidos de América (Figura 7).

Figura 6: Imágenes del satélite PRISMA desde una instalación en alta mar en Neft Daslari (Azerbaiyán): la imagen de la izquierda, fechada el 05/07/2024, identifica dos penachos de metano emitidos desde la instalación, mientras que la imagen de la derecha (17/10/2024) no muestra ninguna emisión. Fuente: Informe 2024 del IMEO.
Figura 7: Imágenes a partir de las observaciones del sensor EMIT de la NASA, instalado en la Estación Espacial Internacional: la imagen de la izquierda, fechada el 27/06/2024, muestra un penacho de metano en la Cuenca Pérmica, Nuevo México, mientras en la imagen de la derecha (01/08/2024) no se detecta ninguna emisión. Fuente: Informe 2024 del IMEO.

En Argelia y Nigeria, las notificaciones y orientaciones del MARS condujeron a la acción directa por parte de los gobiernos y las empresas productoras de gas y petróleo para hacer frente a las grandes fugas de metano. En el caso de Argelia, en el que se produjeron fugas de metano durante años, las emisiones anuales evitadas equivalen al tránsito promedio de 500,000 coches propulsados por combustibles fósiles. En el caso de Nigeria, la fuga de metano emitida durante seis meses, equivalente al tránsito de 400,000 coches durante todo un año, fue solucionada en menos de dos semanas de manera sencilla sustituyendo un equipo defectuoso.

Más allá de hacer frente a las principales emisiones detectadas satelitalmente desde el espacio, existen sistemas para que la industria gestione racionalmente su huella de metano. La Alianza para la Reducción de las Emisiones de Metano Provenientes de la Producción de Petróleo y Gas 2.0 (OGMP 2.0, por sus siglas e inglés) del PNUMA consiste en una iniciativa para que las empresas del sector petrolífero y gasístico midan y reduzcan sus emisiones de metano. A fecha de la redacción de este documento (mayo 2025), la OGMP incluye más de 150 miembros que representan más de 42% de la producción mundial de gas y petróleo.

Por otra parte, el IMEO también está intensificando su trabajo sobre las emisiones de metano procedentes del sector del acero (“Steel Methane Programme”). El metano emitido por el carbón metalúrgico utilizado en la producción de acero representa, en promedio, el 30% de la huella climática a corto plazo del acero. El MARS se está expandiendo para abarcar la producción de carbón metalúrgico y así identificar nuevas oportunidades para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero.

No obstante, aunque las capacidades y las notificaciones del sistema MARS han crecido, la respuesta y acción por parte de las empresas y los gobiernos es escasa. Esto evidencia que los datos por sí solos no son suficientes para acometer la reducción de las emisiones globales de metano en al menos un 30% para 2030 respecto a los niveles de 2020, objetivo del Compromiso Global del Metano acorde con el Acuerdo de París. En resumen, “las herramientas están listas, los objetivos están establecidos, ahora es el momento de actuar”, palabras de Dechen Tsering, miembro de la División de Cambio Climático del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Informe 2024 IMEO).

Fuentes:

 

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