(Artículo publicado en The Conversation el 2 de marzo de 2023)
Este año, el hielo del canal Rideau, en Ottawa (Canadá), es demasiado fino como para permitir la apertura de la pista de patinaje sobre hielo.
Miles de kilómetros más al sur, en la Antártida, al hielo marino también le está costando formarse. La extensión del hielo marino antártico batió un récord mínimo el pasado 13 de febrero.
Si bien se ha constatado una fuerte disminución de la extensión del hielo marino antártico desde 2016, la masa del manto de hielo disminuye desde hace mucho tiempo.
El continente blanco
La Antártida, un continente cubierto de hielo rodeado por el océano, posee el 90 % del hielo mundial. Esta cobertura, denominada “manto de hielo” (ice sheet), es una masa de hielo de origen terrestre formada como resultado de la acumulación y de la compactación de la nieve durante miles de años. La prolongación sobre el mar del manto constituye una plataforma de hielo flotante (ice shelf).
El manto de hielo antártico está compuesto del manto de hielo de la Antártida Oriental y el de la Antártida Occidental. La mayor parte de este último está apoyado sobre un substrato rocoso situado por debajo del nivel del mar. Alrededor de la Antártida, la extensión del hielo marino, que se forma a partir del agua del océano, aumenta en invierno y disminuye en verano.
La Antártida se calienta más rápido
La Antártida no se ha librado del cambio climático. Más bien al contrario. En un contexto de calentamiento global, el aumento de la temperatura a altas latitudes es más fuerte que el aumento de la temperatura media global. A este fenómeno se le conoce con el nombre de “amplificación polar”.
La retroalimentación hielo-albedo es uno de los procesos que explica este fenómeno. El aumento de la temperatura cerca de la superficie contribuye a la fusión del hielo, lo cual contribuye al aumento de la temperatura. ¿Por qué? Porque el albedo –es decir, la fracción de energía solar que es reflejada por una superficie– del océano y del suelo subyacente es inferior al del hielo.
A lo largo de las cuatro últimas décadas, el calentamiento global ha causado la disminución de la extensión media del hielo marino en el Ártico, pero no en la Antártida. La razón por la que no encontramos en el pasado reciente una tendencia significativa de disminución de la extensión media del hielo marino antártico es porque las tendencias regionales, positivas y negativas, se compensan, y porque existe una gran variabilidad interna.
Sin embargo, la extensión del hielo marino antártico ha disminuido fuertemente desde 2016. Esta reducción contribuye al aumento de la temperatura (retroalimentación hielo-albedo), pero no a la elevación del nivel del mar. En cuanto al manto de hielo antártico, su masa ha disminuido desde al menos 1990, y la tasa de pérdida más importante ha tenido lugar durante la última década.
En su sexto informe de evaluación, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) indica que la temperatura seguirá aumentando en la Antártida y la masa del manto de hielo seguirá disminuyendo.
Cabe señalar que el crecimiento del manto de hielo es mucho más lento que su retroceso, lo que implica que, si sigue derritiéndose durante este siglo, su desaparición no será reversible a la escala de tiempo humana.
En lo que concierne al hielo marino antártico, el grado de confianza en las proyecciones climáticas es bajo. ¿Por qué? Entre otras razones, porque las simulaciones con los modelos climáticos no capturan suficientemente bien la evolución observada. Por lo tanto, no podemos sacar conclusiones.
Consecuencias del colapso del manto de hielo
El derretimiento continuo del manto de hielo de la Antártida Occidental podría indicar que un retroceso inestable (que se refuerza a sí mismo) ha comenzado o es inminente. Pero existe mucha incertidumbre sobre este fenómeno.
El mecanismo que explicaría este retroceso inestable se conoce con el nombre de “inestabilidad del manto de hielo marino”. Si el substrato rocoso sobre el que se apoya el manto de hielo marino está inclinado hacia el interior, la posición de la línea de tierra –zona a partir de la cual el hielo, que se apoya en el substrato rocoso, comienza a flotar– es inestable. El adelgazamiento de la plataforma de hielo flotante provoca el retroceso de la línea de tierra, lo que conduce a un aumento del flujo de hielo del manto de hielo hacia el mar y, consecuentemente, al adelgazamiento de la plataforma de hielo flotante. Y así sucesivamente.
El derretimiento completo del manto de hielo de la Antártida Occidental causaría un aumento de 3,3 m del nivel global del mar. En la actualidad, el mundo se dirige hacia un calentamiento de 2,8 °C a finales de siglo. Un calentamiento de entre 2 °C y 3 °C sería suficiente para hacer desaparecer prácticamente por completo este manto de hielo. Pero este fenómeno llevaría milenios.
Lo que debemos retener de todo esto es que el derretimiento del manto de hielo antártico contribuye y contribuirá durante mucho tiempo a la elevación del nivel del mar, lo que va a poner a prueba la capacidad de adaptación de la humanidad.
El aumento del nivel del mar de aquí a 2100 va a afectar particularmente a los países situados en los trópicos, lo cual demuestra que “lo que pasa en la Antártida no se queda en la Antártida”.