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Salud

  • "SALUD GLOBAL Y CAMBIO CLIMÁTICO", próximo 25 de octubre de 16 a 19 horas

  • Emergencia climática significa crisis en salud pública

     

    La semana pasada concluía la XL Reunión Anual de la Sociedad Española de Epidemiología bajo el lema: “Retos del Siglo XXI: Medio Ambiente, Cambio Climático y Desigualdades Sociales”. El cambio climático es el desafío ambiental con incidencia en salud pública más importante al que se enfrenta hoy la sociedad. Además, constituye un reto social, al acentuar aún más las desigualdades e inequidades en salud.  

    Cristina Linares, Julio Díaz

    En las ciudades, los efectos en la salud pueden agravarse, especialmente, por las mayores diferencias socioeconómicas, las inadecuadas condiciones de la vivienda y la mayor exposición a los contaminantes atmosféricos. Pixabay.

    El cambio climático no crea nuevas enfermedades, sino que amplifica y redistribuye las ya existentes y esto influye en las características y condiciones de salud de una población determinada. Nos referimos a los incrementos en la mortalidad y la enfermedad que ocasionan de forma directa el aumento de fenómenos meteorológicos extremos, las olas de calor y frío, las sequías, las inundaciones, los incendios forestales y el agravamiento de la contaminación atmosférica.  

    Pero también hay que tener en cuenta los efectos indirectos de la emergencia climática, que produce cambios en los ecosistemas –extensión de enfermedades transmitidas por vectores como mosquitos/garrapatas o reducción de la disponibilidad y calidad del agua– y en los sistemas sociales –reducción de la producción de alimentos e inseguridad alimentaria, menor capacidad laboral, deterioro de la salud mental, migraciones climáticas, aumento de presión en los sistemas e infraestructuras de salud–. Por todo ello, se puede decir que la emergencia climática es una crisis en salud pública. 

    Si nos fijamos en las desigualdades, todas las poblaciones están expuestas a los impactos negativos en salud provocados por el cambio climático, pero hay circunstancias que incrementan la vulnerabilidad como son la ubicación geográfica y las desigualdades socioeconómicas, aumentando también las inequidades en salud. El impacto difiere totalmente en función del nivel socioeconómico de la zona geográfica afectada y, por tanto, de las condiciones prexistentes de salud de su población, contribuyendo de forma relevante a un empeoramiento de las condiciones generales de salud y a la cronificación de determinadas enfermedades, por lo que deberíamos modificar la manera en que debemos considerar la protección de las poblaciones vulnerables. 

    Todas las poblaciones están expuestas a los impactos negativos en salud provocados por el cambio climático, pero hay circunstancias que incrementan la vulnerabilidad como la ubicación geográfica y las desigualdades socioeconómicas

    La diferente incidencia en las distintas regiones, en las personas con distintos niveles socioeconómicos y la posibilidad de adaptarse a los cambios producidos van a ser esenciales para que las poblaciones minimicen los impactos en salud derivados del calentamiento global. Grupos de especial susceptibilidad son los ancianos, las mujeres y los niños, las personas con bajo nivel de renta, personas con enfermedades de tipo crónico (cardiovasculares y pulmonares, mentales, obesidad, neurológicas) o trabajadores al aire libre, por ejemplo. En España, con alta probabilidad, serán las olas de calor cada vez más intensas, el incremento de los efectos atribuibles a la contaminación atmosférica, el aumento de la frecuencia de los incendios forestales y las sequías los impactos que tengan mayores consecuencias a nivel sanitario. 

    Adaptar la vigilancia epidemiológica al cambio climático  

    En las ciudades, estos efectos en la salud pueden agravarse, especialmente, por las mayores diferencias socioeconómicas existentes, las inadecuadas condiciones de la vivienda y la mayor exposición a los contaminantes atmosféricos. Las poblaciones con bajo poder adquisitivo viven, generalmente, en peores viviendas en el centro de las ciudades, aumentando su vulnerabilidad a las altas temperaturas. Deberíamos de ser capaces de identificar a la población diana a través de los servicios de ayuda a domicilio, teleasistencia y centros sociales.  

    El principal problema al que nos enfrentamos es que nuestros sistemas de vigilancia epidemiológica aún no están especializados en cuantificar estas causas asociadas a los impactos del cambio climático y atribuirlas correctamente. Es necesario implementar sistemas de alerta y vigilancia que integren todos los impactos derivados del cambio climático que inciden en un mismo lugar de forma simultánea. Por ejemplo, este verano en nuestro país se han batido los récords de superficie quemada y ningún sistema epidemiológico está cuantificando los efectos en salud asociados, no sólo de agravamientos a corto plazo de problemas respiratorios sino, a largo plazo, el empeoramiento de enfermedad cardiovascular o de enfermedades mentales asociadas como estrés postraumático, ansiedad, depresión, adherencia a tratamientos, etc.  

    Es responsabilidad de las administraciones articular las medidas de mitigación y de adaptación que sean necesarias para evitar que el impacto de los riesgos climáticos sobre la población vulnerable aumente

    Es responsabilidad de las administraciones competentes articular las medidas de mitigación y de adaptaciónque sean necesarias para evitar que el impacto de los riesgos climáticos sobre la población vulnerable aumente. Además, hay que gestionar estos riesgos de forma adecuada para minimizar los efectos en la salud. Entre las medidas de adaptación se encuentra el diseño de implementación de planes de prevención locales adaptados a cada área geográfica en base a sus características sociodemográficas. Respecto a los impactos de las olas de calor, por ejemplo, la adaptación pasar por invertir en la creación de refugios climáticos de carácter público y rediseñar las ciudades para la disminución especialmente del efecto isla térmica, que se puede conseguir a través de diferentes estrategias como aumentar el albedo (porcentaje de radiación que cualquier superficie refleja respecto a la radiación que incide sobre ella) de los edificios y del suelo; incluir tejados o cubiertas verdes; aumentar las zonas verdes como parques o arbolado, y crear “zonas azules” como lagos, fuentes o estanques.  

    Planes nacionales y locales frente a los momentos críticos 

    Desde el punto de vista de la salud sería necesario elaborar, desarrollar e implementar planes nacionales integrados de adaptación al cambio climático en salud. Esto implica la detección geográfica de vulnerabilidades según su grado de impacto. Descender a nivel local es fundamental para adecuarse a las características sociodemográficas heterogéneas de la población y realizar evaluaciones de riesgos de los efectos del cambio climático a nivel local en relación a factores de salud de la población. Se trata de diseñar y desarrollar planes integrados, que aborden los impactos sinérgicos en salud de distintos factores ambientales que potencian los impactos del cambio climático (contaminación atmosférica, intrusiones de polvo, sequías, incendios forestales, etc.), en vez de ser abordados de manera individual, reforzando el sistema de salud y las infraestructuras de salud para que sean resilientes a los impactos de la crisis climática. Hay que aprender a gestionar estos riesgos mediante programas específicos para que los servicios de salud puedan seguir protegiendo a la población incluso en momentos críticos. 

    Si algo ha quedado claro en la adaptación a las temperaturas extremas es el papel clave que juega la educación ambientalen el desarrollo de la llamada “cultura del calor”. Debería incrementarse el gasto en programas y actividades de educación ambiental y educación para la salud relacionadas con la adaptación de la población a los riesgos climáticos, explicando no solo lo que ocurre, sino por qué se ha producido esta crisis climática e informar de los numerosos cobeneficios de la acción climática en el bienestar de las poblaciones.  

    Es una realidad que los informes del IPCC son cada vez más desalentadores en cuanto a que ya se han superado unos límites de no retorno, incluso antes de lo pronosticado, pero cada décima de grado que se consiga reducir, el incremento de las temperaturas es relevante para minimizar todos los impactos del cambio climático. Es importante transmitir a la sociedad que la acción por el clima, a través de la adaptación, la mitigación y la gestión de los riesgos tienen beneficios directos e indirectos muy importantes sobre la salud de las personas y las comunidades, y puede prevenir y evitar enfermedades y muertes relacionadas con el cambio climático, salvando la vida de millones de personas. Quizá así reaccionemos. 

    Cristina Linares y Julio Díazson codirectores de la Unidad de Referencia en Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano del Instituto de Salud Carlos III. 

     

    Fuente:

    https://sciencemediacentre.es/emergencia-climatica-significa-crisis-en-salud-publica

  • Los beneficios para la salud derivados de los objetivos climáticos de París podrían salvar millones de vidas de aquí a 2040. Parte 1

    En el Día Mundial de la Salud de 2008, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que "la protección de la salud humana es la "línea de flotación" de las estrategias contra el cambio climático".

    La OMS describió el cambio climático como "la mayor amenaza sanitaria mundial del siglo XXI". Esto es así porque -a través de sus efectos sobre la seguridad alimentaria, las olas de calor, las inundaciones, las tormentas, los incendios forestales, las enfermedades infecciosas, la calidad del aire, las migraciones, los conflictos y la salud mental- el cambio climático agrava las amenazas sanitarias existentes y crea otras nuevas.

    Al mismo tiempo, una Comisión de Lancet sobre salud y cambio climático afirmó que "hacer frente al cambio climático podría ser la mayor prioridad sanitaria del siglo XXI". Muchos de los esfuerzos para mitigar el cambio climático y adaptarse a él también sirven para abordar algunos de los mayores retos sanitarios del mundo relacionados con las enfermedades no transmisibles.

    Se trata de una buena noticia, no sólo por las oportunidades de beneficiar a la salud, sino también porque las informaciones sugieren que presentar el cambio climático de esta manera puede ayudar a obtener el apoyo del público para una acción gubernamental más fuerte.

    La importancia de las políticas climáticas más ambiciosas para la salud es el tema central de nuestro estudio, publicado recientemente en la revista Lancet Planetary Health. Tomamos nueve países importantes a nivel mundial y regional y calculamos los beneficios potenciales para la salud que podrían lograr si tuvieran políticas climáticas coherentes con los objetivos del Acuerdo de París.

    Nuestros resultados apuntan a que los cobeneficios de la reducción de la contaminación atmosférica, la mejora de la dieta y el fomento de un estilo de vida más activo salvarían millones de vidas en todo el mundo cada año.

    Cobeneficios sanitarios de la atenuación del cambio climático

    Los esfuerzos para hacer frente al cambio climático pueden tener un impacto positivo en la salud pública de muchas maneras. En este estudio nos centramos en tres.

    En primer lugar, evitar la contaminación atmosférica al reducir la dependencia de los combustibles fósiles para obtener energía. La OMS calcula que la contaminación del ambiente interior y exterior es responsable de siete millones de muertes al año en todo el mundo. Un estudio reciente calcula que las muertes anuales debidas a las emisiones de partículas finas -conocidas como "PM2,5"- procedentes de la combustión de combustibles fósiles podrían ascender a 8,7 millones. Los esfuerzos por eliminar los combustibles fósiles contribuirán en gran medida a reducir las muertes por contaminación atmosférica en el mundo.

    En segundo lugar, las dietas más saludables. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) estima que entre el 21 y el 37% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero proceden del sector alimentario. Los factores de riesgo vinculados a la dieta -como el alto consumo de sal y el bajo consumo de fruta y cereales integrales- también son responsables de unos 11 millones de muertes al año. Las dietas que reducen el consumo de carne roja y productos lácteos y aumentan el consumo de frutas, verduras, legumbres y frutos secos pueden ayudar a mitigar las emisiones agrícolas y esta amenaza para la salud mundial.

    La tercera es hacer más hincapié en los "desplazamientos activos". La falta de actividad física es otro de los principales factores de riesgo de muerte y enfermedad. Más de un tercio de los adultos de los países de renta alta no alcanzan los niveles de actividad física recomendados. Las políticas que promueven los desplazamientos activos -como caminar y montar en bicicleta- como principales modos de transporte para los viajes cortos podrían abordar las emisiones del transporte terrestre y aumentar la actividad física.

    Enlace 2

    Fuente:

     

     

  • Los beneficios para la salud derivados de los objetivos climáticos de París podrían salvar millones de vidas de aquí a 2040. Parte 2

    Parte 1

    En el Día Mundial de la Salud de 2008, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que "la protección de la salud humana es la "línea de flotación" de las estrategias contra el cambio climático".

     

    Posibles beneficios para la salud del cumplimiento del Acuerdo de París

    En nuestro estudio, calculamos los beneficios anuales para la salud en 2040 en caso de que nueve países adoptaran políticas climáticas acordes con el "Escenario de Desarrollo Sostenible" de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) -denominado en nuestro documento "Escenario de Vías Sostenibles" (SPS)-, en comparación con las políticas climáticas nacionales vigentes a mediados de 2019.

    El SPS describe un mundo en el que el aumento de la temperatura global se mantiene por debajo de 1,8ºC con una probabilidad del 66%, sin necesidad de emisiones globales netas negativas de CO2. En consonancia con el Acuerdo de París, el SPS alcanza "un equilibrio entre las emisiones antropogénicas por las fuentes y la absorción por los sumideros (es decir, emisiones netas cero) en la segunda mitad de este siglo".

    Junto a esto, elaboramos un modelo de cambios en la dieta y los desplazamientos activos que también sería coherente con el SPS.

    Los nueve países -Brasil, China, Alemania, India, Indonesia, Nigeria, Sudáfrica, Reino Unido y Estados Unidos- representan más del 70% de las emisiones mundiales y el 50% de la población mundial.

    En el conjunto de estos países, estimamos que el aumento de la ambición para ser coherente con el Acuerdo de París podría dar lugar a una reducción anual de 1,18 millones de muertes por contaminación atmosférica, 5,86 millones de muertes por factores de riesgo relacionados con la dieta y 1,15 millones de muertes por inactividad física para 2040.

    Todos los países se benefician de la reducción de cada uno de estos diferentes factores de riesgo, siendo los cambios en la dieta los que producen los mayores beneficios en cada uno de ellos. Si consideramos las muertes que se evitan por cada 100.000 habitantes, los mayores beneficios se observan en Indonesia, Alemania y EE.UU. en cuanto a cambios en la contaminación atmosférica, la dieta y los desplazamientos activos, respectivamente.

    Esto se puede ver en los siguientes gráficos, que muestran las muertes evitadas por cada 100.000 habitantes en el escenario SPS (y en un segundo escenario, "HPS" - más adelante) para los nueve países bajo diferentes cambios de política.

    El primero es la contaminación atmosférica, que muestra las muertes evitadas separadas por sectores de la economía.