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recursos hídricos

  • ¿Es el agua infinita?

    Shutterstock / PhotoAdventure Studio

     

    El Diccionario de la Real Academia Española define el término percepción como la “sensación interior que resulta de una impresión material producida en los sentidos corporales” o como “conocimiento, idea”.

    La percepción de los problemas ambientales que nos rodean puede ser un obstáculo para poder afrontarlos convenientemente. La transmisión de conocimiento a través de la divulgación es una herramienta imprescindible para la concienciación social. Sin la complicidad de una sociedad informada difícilmente se podrán abordar de forma adecuada los problemas del agua.

    Percepción y límites

    Hace un tiempo, durante una jornada de trabajo de campo, tuve la oportunidad de dedicar un buen rato a explicar a un agricultor que se encontraba regando su parcela con agua subterránea la necesidad de hacer un buen uso del recurso (aplicar la dosis adecuada, en el momento más conveniente).

    Yo intentaba transmitir al hombre que, de lo contrario, extraería más agua de la necesaria y, con ello, contribuiría a la sobreexplotación del acuífero. Tras unos instantes de reflexión e incredulidad, el agricultor cuestionó mi argumentario con una enmienda a la totalidad y una sentencia lapidaria: “¿Para qué? Si el agua nace ahí”. Esto estaría cerca de lo que expresa la primera acepción del diccionario.

    Lamentablemente, la percepción de una parte importante de la sociedad sobre los problemas ambientales, en general, y de los del agua, en particular, está en consonancia con lo manifestado por ese agricultor. Él había fundamentado su idea sobre la existencia de un recurso infinito, basándose en su empirismo y en una transmisión de conocimiento, probablemente, centenaria.

    El año próximo se cumplen 50 años de la publicación del informe del Club de Roma (The Limits to Growth) sobre los límites del crecimiento, y la realidad demuestra que hay mucho que hacer todavía en este aspecto. De poco sirve el inmenso avance de la ciencia y la tecnología en materia de agua si los usuarios finales del recurso, los ciudadanos, siguen operando desde el desconocimiento o la desinformación.

    Percepción, eficiencia y riesgos

    Cualquier esfuerzo que se haga en materia de divulgación y concienciación puede resultar de enorme utilidad y tener un impacto significativo. El ejemplo más claro lo podemos extraer del mundo de la agricultura.

    En torno a tres cuartas partes del agua que se detraen del sistema natural van destinadas exclusivamente a regar los campos de cultivo y, por tanto, a una labor tan esencial como es proporcionar los alimentos de los que se nutre la población, entre otras cosas. Eso significa que una reducción de esa cantidad de agua, por modesta que fuera, supondría la liberación de un volumen considerable de recursos, la atenuación de la tensión a la que están sometidos los sistemas hidrológicos en muchas regiones y una contribución inestimable a la adaptación frente al cambio climático.

    De poco sirve, en términos de uso eficiente del agua, la enorme inversión que se hace en los planes de modernización de regadíos, si los usuarios finales, los agricultores, siguen tomando decisiones sin tener en cuenta las limitaciones del recurso. Con demasiada frecuencia lo hacen basándose en criterios de empirismo y tradición, sin tener en cuenta el conocimiento y la tecnología que hoy en día está a su disposición para producir más y mejor, reduciendo el uso de recursos como la energía y el agua.

    Divulgación y concienciación

    El esfuerzo por lograr una percepción de la sociedad más fundada puede contribuir, también, a derribar el nefasto axioma por el que “el agua que no se usa, se pierde”, en el que se fundamenta, en parte, la disyuntiva intencionada que se plantea en ocasiones entre el uso racional del agua y el progreso económico.

    Los ciudadanos deben tener herramientas a su disposición para entender que aquellos recursos hídricos que determinadas actividades humanas no consumen son fundamentales para la obtención de otros recursos básicos (alimentos, energía, cultura, calidad de vida…) y para llevar a cabo funciones en los sistemas naturales que nos resultan esenciales aunque sean menos tangibles (equilibrio, regulación, armonía, biodiversidad…).

    La divulgación y la concienciación constituyen un aliado imprescindible para prevenir, hacer frente o paliar situaciones de crisis relacionadas con el agua, cada vez más frecuentes en este inexorable escenario del cambio climático.

    El ejemplo más palmario es el de la sequía y la actitud generalizada de la sociedad ante este fenómeno, simbolizada de forma insuperable por el concepto del ciclo hidro-ilógico. El desinterés del ciudadano (sobre todo en el ámbito urbano) por los problemas del agua es habitual y notorio. Hasta que un buen día abre el grifo y constata angustiado que no cae ni una gota. Este comportamiento extremado por el que se pasa instantáneamente de la indiferencia a la histeria cada vez que ocurre un episodio de sequía es la evidencia más clara del déficit de concienciación.

    Las sequías son fenómenos recurrentes y todo apunta a que van a ser más frecuentes en el futuro. Eso significa que, tras una sequía, con toda seguridad y después de un periodo más o menos prolongado, vendrá la siguiente. De ahí que la clave frente a este tipo de crisis hídricas esté en la sensata y responsable gestión colectiva e individual del recurso en los periodos normales o de abundancia.

    Percepción y reciprocidad

    Es de justicia reconocer que una parte del déficit de información y concienciación puede ser consecuencia, también, de esa especie de combinación entre soberbia y desinterés que en ocasiones manifiesta el mundo de la ciencia frente al resto de la sociedad.

    En una ocasión, mientras un grupo de colegas nos afanábamos en seleccionar una cuenca adecuada para un proyecto de investigación, nos encontramos con un pastor que pasaba con su ganado por las inmediaciones. Este buen hombre, amablemente y después de darle un leve pie para la conversación, nos explicó con todo lujo de detalles el funcionamiento hidrológico de la cuenca que pretendíamos monitorizar, y las claves para entenderlo.

    Después de unos años de arduo y fructífero trabajo científico, nos tuvimos que rendir a la evidencia y comprobar que lo que habíamos hecho era, básicamente, corroborar con ayuda de la ciencia lo que el pastor nos explicó de forma intuitiva el día de nuestro encuentro. Este sería un caso que estaría más próximo a lo mencionado en la segunda acepción citada del diccionario.

    Mi experiencia me dicta que la combinación entre el conocimiento científico y el saber popular producto de la experiencia constituye una herramienta inestimable que conduce al enriquecimiento mutuo y a una mejor comprensión de la realidad. Esa interacción es, además, un instrumento muy útil para lograr una divulgación efectiva.

    A partir de una implicación decidida del mundo de la ciencia, de una estrategia de divulgación correcta y una concienciación social adecuada, podremos conseguir la complicidad de la ciudadanía para afrontar los retos del agua en este contexto del cambio global.

      

    Publicado en  el 3 de enero de 2022. Enlace al original: https://bit.ly/3sRsHnW

     

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    José Martínez Fernández no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

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  • El primer 'Atlas' de los glaciares del mundo revela una terrible advertencia para un futuro con escasez de agua

    Los glaciares de la Tierra contienen menos agua de lo que pensábamos, y eso no es una buena noticia, dicen los científicos.

     

    UN ENORME GLACIAR SE DERRITE PARA DAR LUGAR A UNA GRAN CASCADA QUE CAE POR LA CARA DE LAS MONTAÑAS DE LOS ANDES. VENTISQUERO COLGANTE DE QUEULAT ES EL NOMBRE DEL GLACIAR Y DEL LUGAR. O PARQUE NACIONAL QUEULAT. IMAGEN: CHRISTINE PHILLIPS VÍA GETTY IMAGES

     

    Los glaciares de la Tierra se están derritiendo como resultado del cambio climático provocado por el hombre, una tendencia que tiene implicaciones tanto locales como globales porque la escorrentía de los glaciares proporciona agua dulce a las comunidades y los ecosistemas, al mismo tiempo que contribuye al aumento del nivel del mar, que amenaza a las poblaciones costeras de todo el mundo.

    Ahora, los científicos dirigidos por Romain Millan, becario postdoctoral en el Instituto de Geociencias Ambientales en Grenoble, Francia, han producido el primer atlas global del movimiento y espesor de los glaciares, que revela que los glaciares del mundo tienen el potencial de agregar aproximadamente 257 milímetros ( 10 pulgadas) al aumento del nivel del mar, aproximadamente un 20 por ciento menos que las estimaciones anteriores de alrededor de 13 pulgadas.

    En la superficie, este hallazgo puede sonar como una rara buena noticia sobre el aumento del nivel del mar, pero Millan y sus colegas rechazan enfáticamente esa interpretación por varias razones. Lo que es más importante, la investigación genera alarmas sobre la disponibilidad de agua dulce en regiones como las montañas tropicales de los Andes, que contienen un 27 por ciento menos de hielo glacial de lo calculado previamente, según el estudio del equipo, que se publicó el lunes 7 de febrero en Nature Geoscience.

    “El mensaje para llevar es que encontramos, en general, que hay menos hielo en los glaciares y son malas noticias en términos de recursos de agua dulce para las personas en todo el mundo”, dijo Millan en una llamada.

    El equipo construyó este sólido mapa de los glaciares del mundo a partir de más de 800 000 imágenes de la Tierra tomadas desde el espacio entre 2017 y 2018 por los satélites Sentinel-1 y Sentinel-2 de la Agencia Espacial Europea y el satélite Landsat-8 de la NASA. Esta vista desde el espacio hacia abajo cubre el 98 por ciento de los glaciares de la Tierra, algunos de los cuales nunca antes se habían mapeado, incluidas las regiones del Cáucaso, Nueva Zelanda y las islas ubicadas frente a la costa de la Antártida.

    La gran cantidad de datos permitió a los investigadores registrar la velocidad del hielo glacial en todo el mundo por primera vez, agregando una pieza clave que faltaba en el rompecabezas en comparación con las estimaciones anteriores del volumen glacial global. La técnica expuso algunos de los hielos que fluyen más rápido del mundo, como el glaciar Penguin en la Patagonia, que se mueve a más de siete millas por año.

    “Desde 2013, ha habido una revolución en las imágenes satelitales”, explicó Millan. “Por ejemplo, con Sentinel-2, puedes obtener una imagen del mismo glaciar cada cinco días, lo que ha cambiado por completo la forma en que vemos los glaciares. Esto nos permite realmente hacer un mapeo sistemático de la velocidad del hielo de todos los glaciares”.

    “Mapeamos la velocidad del hielo a una resolución de 50 metros”, lo que “nos permite observar detalles finos en los glaciares que no eran posibles en el pasado”, agregó. "La velocidad del hielo te da una idea de dónde el hielo es delgado y dónde el hielo es grueso, y sabiendo eso, podemos volver a estimar el volumen de los glaciares del mundo".

    En general, los resultados revelaron que los glaciares del mundo contienen un 11 por ciento menos de hielo en comparación con las estimaciones anteriores, aunque estos déficits de hielo no se distribuyeron uniformemente en todo el mundo. Algunas regiones contienen muchas más reservas de hielo de lo estimado anteriormente; los glaciares del Himalaya, por ejemplo, contienen un 37 por ciento más de hielo de lo que sugieren estudios anteriores.

    Sin embargo, las comunidades en el norte de Asia, que el equipo estima que pueden tener un 35 por ciento menos de hielo de lo estimado anteriormente, así como aquellas ubicadas en partes de las montañas de los Andes, pueden ser mucho más vulnerables al agotamiento del agua dulce en el futuro de lo previsto. Este hallazgo tiene implicaciones para millones de personas que necesitan agua dulce no solo para beber, sino también para el riego de cultivos y la energía hidroeléctrica, entre otras aplicaciones.

    El nuevo atlas también puede mejorar las proyecciones del aumento del nivel del mar, una tendencia que tiene consecuencias para las comunidades costeras de todo el mundo. Sin embargo, Millan señaló que el estudio solo modela los glaciares de todo el mundo, a diferencia de las capas de hielo masivas como las que se encuentran en Groenlandia y la Antártida, que serán el principal impulsor del aumento del nivel del mar a largo plazo. Si bien los investigadores descubrieron que los glaciares pueden contribuir tres pulgadas menos al aumento del nivel del mar, la pérdida de esas enormes capas de hielo aún inundaría esa contribución glacial en cientos de pies.

    Millan y sus colegas dijeron que sus hallazgos deberán reforzarse con estudios de campo de los glaciares del mundo, que verificarán las observaciones satelitales desde el suelo. Aun así, el estudio representa un salto cuántico en nuestra comprensión de la cubierta glaciar global, con importantes implicaciones para los científicos en el campo, así como para los responsables de la formulación de políticas que esperan mitigar los efectos del cambio climático provocado por el hombre.

    “Esta nueva geometría es más coherente en el tiempo y captura la forma de los glaciares de una manera mucho mejor, lo que cambia todo para la evolución futura de los glaciares”, concluyó Millan.

     

    Publicado el 7 de febrero de 2022 en   por Becky Ferreira. Enlace al original: https://bit.ly/3gIvfxt