Asociación
Meteorológica
Española

¿Son peligrosas las estelas de condensación de los aviones?

Ante el reciente aluvión de noticias, informaciones y desinformaciones relacionadas con las estelas de condensación de los aviones y sus posibles efectos en el tiempo y en el clima, la Asociación Meteorológica Española (AME) quiere hacer las siguientes precisiones y matizaciones.

  1. La mayoría de los aviones comerciales funcionan con motores a reacción, cuyas turbinas emiten diferentes gases y material particulado como subproductos de la combustión interna del queroseno que tiene lugar dentro del motor. Entre los principales gases emitidos se incluyen el dióxido de carbono, el vapor de agua, etc.
  2. Las estelas que ocasionalmente se observan en el cielo se producen a la salida de las turbinas por el efecto combinado del descenso de temperatura (debido al brusco descenso adiabático de la presión a la salida de las turbinas) y la aportación de vapor de agua al exterior. Por razones termodinámicas, ambos efectos favorecen la condensación del vapor de agua en la atmósfera, formando las denominadas estelas de condensación. Las bajas temperaturas existentes a los niveles de vuelo de los aviones hacen que el vapor de agua se condense en forma de cristales de hielo.
  3. Las estelas de condensación pueden persistir en el tiempo, dependiendo de las condiciones de temperatura y humedad de la zona de la atmósfera en la que se forman. Cuando estas estelas persisten en el tiempo y se ensanchan dan lugar a un tipo de nube cirriforme, que la Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha incorporado en 2017 a su “Atlas Internacional de Nubes” calificándola como especie homogenitus, es decir, generada por el hombre. Las estelas de condensación — como todas las formaciones nubosas cuando se interpretan convenientemente — ayudan a diagnosticar el estado de la atmósfera.
  4. La formación de estelas de condensación se puede estimar a partir de radiosondeos, o bien predecir mediante modelos numéricos considerando las condiciones atmosféricas de temperatura y humedad.
  5. Las estelas de condensación — como todas las formaciones nubosas– interaccionan tanto con la radiación solar de onda corta (aumentando la reflectividad solar) como con la radiación terrestre de onda larga contribuyendo al efecto invernadero. No obstante, el efecto combinado de las estelas (similar al de los cirrus) se traduce en un forzamiento radiativo mínimamente positivo, con una contribución al calentamiento global de varios órdenes de magnitud menor que el conjunto de gases de efecto invernadero emitidos por actividades humanas. Se puede decir que el principal impacto de las estelas es visual, siendo su efecto en el tiempo meteorológico y en el clima insignificante.
  6. Las estelas de condensación no tienen nada que ver con cualquier forma de modificación artificial del tiempo, siendo su efecto en el tiempo y en el clima prácticamente despreciable comparado con otras causas –tanto naturales como antropogénicas– de alteraciones meteorológicas y/o climáticas.
  7. Algunos productos de la combustión del queroseno emitidos por aviones son gases de efecto invernadero (principalmente, el dióxido de carbono), contribuyendo, por tanto, al cambio climático antropogénico. Con el aumento de los vuelos comerciales estas emisiones han crecido de forma notable con los años, hasta representar una parte relevante de las emisiones totales de gases de efecto invernadero.
  8. El dióxido de carbono (incoloro) y otros gases de efecto invernadero no dejan ninguna huella visible en la atmósfera cuando se emiten desde los aviones, al contrario de lo que sucede con las estelas de condensación formadas por cristales de hielo.
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Estelas de condensación. Las nubes más finas son Cirrus homogenitus; las más desarrolladas, Cirrocumulus homomutatus. Fotografía y comentario de Rubén del Campo.

Para resumir, las estelas de condensación aparecen en los cielos ocasionalmente (dependiendo de las condiciones de humedad y temperatura), y cuando son persistentes son consideradas por la OMM como un tipo de nube (cirrus homogenitus). El impacto de las estelas en el tiempo meteorológico y en el clima es insignificante, comparado con el efecto producido por el conjunto de gases de efecto invernadero emitidos por actividades humanas. Por tanto, son las emisiones invisibles de gases de efecto invernadero que mayoritariamente contribuyen al cambio climático aquellas que sí debemos mitigar.

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