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Los beneficios para la salud derivados de los objetivos climáticos de París podrían salvar millones de vidas de aquí a 2040. Parte 1

En el Día Mundial de la Salud de 2008, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que "la protección de la salud humana es la "línea de flotación" de las estrategias contra el cambio climático".

La OMS describió el cambio climático como "la mayor amenaza sanitaria mundial del siglo XXI". Esto es así porque -a través de sus efectos sobre la seguridad alimentaria, las olas de calor, las inundaciones, las tormentas, los incendios forestales, las enfermedades infecciosas, la calidad del aire, las migraciones, los conflictos y la salud mental- el cambio climático agrava las amenazas sanitarias existentes y crea otras nuevas.

Al mismo tiempo, una Comisión de Lancet sobre salud y cambio climático afirmó que "hacer frente al cambio climático podría ser la mayor prioridad sanitaria del siglo XXI". Muchos de los esfuerzos para mitigar el cambio climático y adaptarse a él también sirven para abordar algunos de los mayores retos sanitarios del mundo relacionados con las enfermedades no transmisibles.

Se trata de una buena noticia, no sólo por las oportunidades de beneficiar a la salud, sino también porque las informaciones sugieren que presentar el cambio climático de esta manera puede ayudar a obtener el apoyo del público para una acción gubernamental más fuerte.

La importancia de las políticas climáticas más ambiciosas para la salud es el tema central de nuestro estudio, publicado recientemente en la revista Lancet Planetary Health. Tomamos nueve países importantes a nivel mundial y regional y calculamos los beneficios potenciales para la salud que podrían lograr si tuvieran políticas climáticas coherentes con los objetivos del Acuerdo de París.

Nuestros resultados apuntan a que los cobeneficios de la reducción de la contaminación atmosférica, la mejora de la dieta y el fomento de un estilo de vida más activo salvarían millones de vidas en todo el mundo cada año.

Cobeneficios sanitarios de la atenuación del cambio climático

Los esfuerzos para hacer frente al cambio climático pueden tener un impacto positivo en la salud pública de muchas maneras. En este estudio nos centramos en tres.

En primer lugar, evitar la contaminación atmosférica al reducir la dependencia de los combustibles fósiles para obtener energía. La OMS calcula que la contaminación del ambiente interior y exterior es responsable de siete millones de muertes al año en todo el mundo. Un estudio reciente calcula que las muertes anuales debidas a las emisiones de partículas finas -conocidas como "PM2,5"- procedentes de la combustión de combustibles fósiles podrían ascender a 8,7 millones. Los esfuerzos por eliminar los combustibles fósiles contribuirán en gran medida a reducir las muertes por contaminación atmosférica en el mundo.

En segundo lugar, las dietas más saludables. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) estima que entre el 21 y el 37% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero proceden del sector alimentario. Los factores de riesgo vinculados a la dieta -como el alto consumo de sal y el bajo consumo de fruta y cereales integrales- también son responsables de unos 11 millones de muertes al año. Las dietas que reducen el consumo de carne roja y productos lácteos y aumentan el consumo de frutas, verduras, legumbres y frutos secos pueden ayudar a mitigar las emisiones agrícolas y esta amenaza para la salud mundial.

La tercera es hacer más hincapié en los "desplazamientos activos". La falta de actividad física es otro de los principales factores de riesgo de muerte y enfermedad. Más de un tercio de los adultos de los países de renta alta no alcanzan los niveles de actividad física recomendados. Las políticas que promueven los desplazamientos activos -como caminar y montar en bicicleta- como principales modos de transporte para los viajes cortos podrían abordar las emisiones del transporte terrestre y aumentar la actividad física.

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