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Satélites

  • Cómo predecir las cosechas a partir de imágenes por satélite

    Shutterstock / Voran

    Uno de los principales problemas del productor agrario es poder conocer, con exactitud, las toneladas de cosecha que va a obtener en su parcela. Dicha información es de gran importancia para la economía del empresario. Por un lado le permite cuantificar su beneficio. Por otro, gestionar los posibles mercados en los cuales pretende vender el producto cosechado.

    Los sistemas de aforo de cosecha actuales se basan en conteos basados en unidades de muestreo a pie de campo. Es cierto que tienen bastante acierto con la realidad, siempre y cuando sean efectuados por expertos conocedores de las características específicas del cultivo o plantación que se trate.

    Sin embargo, el uso de nuevas técnicas que permitan estimar la producción, basadas en el uso de big data a partir de imágenes satélites y en el internet de las cosas (IoT) se ha convertido en una herramienta de enorme importancia. Sus porcentajes de acierto alcanzan hasta el 95 %. Vídeo del proyecto de investigación llevado a cabo

    ¿Cómo averiguar la producción con imágenes satélites?

    El uso de imágenes satélites, a través de la teledetección (ciencia que permite obtener información de cualquier objeto de la superficie terrestre sin entrar en contacto con ella) implica un profundo conocimiento del cultivo o plantación, además del conjunto de reacciones que se producen en la atmósfera y en el suelo. Por supuesto, también de las relaciones existentes entre cada uno de ellos.

    Sabiendo esto, y gracias al uso de la información contenida en cada uno de los píxeles (en forma de bandas espectrales) de la imagen satélite, se generan una serie de algoritmos diferentes. Con ellos se estima la producción a corto, medio y largo plazo a fin de obtener el máximo ajuste según el momento en el que se necesite conocer la producción (Figura 1), sea está presente, pasada o futura.

    Figura 1.- Predicción de la producción en kg/ha en el Término Municipal de Cantillana a través de algoritmo propio obtenido en el Proyecto ‘La teledetección como herramienta de mejora de la producción citrícola mediante agricultura de precisión por satélite en Cantillana’. Elaboración propia

    Hay que tener en cuenta que, para conseguir una estimación próxima a la realidad, ha de ser tenida en cuenta la radiación, una variable relacionada con la producción de clorofila, el tamaño de la hoja y del fruto, así como con el nivel de evapotranspiración de la planta, entre otros factores. Sin la inclusión de la radiación adecuada, la producción será subestimada entre un 15 y un 30 %.

    ¿Cómo averiguar la producción con imágenes satélites?

    El uso de imágenes satélites, a través de la teledetección (ciencia que permite obtener información de cualquier objeto de la superficie terrestre sin entrar en contacto con ella) implica un profundo conocimiento del cultivo o plantación, además del conjunto de reacciones que se producen en la atmósfera y en el suelo. Por supuesto, también de las relaciones existentes entre cada uno de ellos.

    Agricultura de precisión por satélite

    La agricultura de precisión es una estrategia que permite gestionar, procesar y analizar, tanto espacial como temporalmente, toda la información obtenida, a nivel de píxel, de la finca agrícola. Esto permite poder tomar una serie de decisiones de manejo de la parcela que permitan un aumento de la eficiencia en el uso de los recursos y, por ello, de la productividad, además de aquellos factores relacionados con la calidad, la rentabilidad y la sostenibilidad de la producción agrícola.

    Más barato que un dron

    Con el uso de satélites es posible disponer de datos en un corto periodo de tiempo (entre 1 y 5 días), factor que mejora sustancialmente la estimación de la producción al disponer de una mayor cantidad de información, reduciéndose la variabilidad y el error en los resultados. Esta es una de las ventajas frente al uso de drones, además del coste, ya que este puede variar entre los 3 000 y 6 000 euros por vuelo. A pesar de ello, con el fin de complementar de manera puntual la información del satélite, conviene efectuar uno o dos vuelos de dron cada dos o tres meses.

    A día de hoy, el desarrollo de tecnología basada en información procedente de satélites está resultando en un aumento de la resolución. Esto conlleva igualmente un aumento a la hora de leer la información por pixel, debido a que la toma de datos se puede realizar en mallas de 1 x 1 m, 3 x 3 m o 5 x 5 m, sin contar aquellas usadas por los satélites de muy alta resolución (0,2 x 0,2 m a 0,8 x 0,8 m) y cuyo precio se sitúa entre los 274 y los 400 dólares el kilómetro cuadrado. Esto da lugar a una gran cantidad de datos observados de gran calidad, facilitándose la alta precisión y fiabilidad de los algoritmos predictores de la producción en las fincas agrícolas.

    Fuente: Autor: Emilio Ramírez Juidías Remote sensing applied to environment, Advanced industrial design, Archaeology (VR/AR), Solar physic, Universidad de Sevilla

  • Cuidando la Tierra desde el espacio

    Los datos de satélite permiten a los científicos observar la evolución de los incendios. Joshua Stevens / NASA Earth Observatory

    El último censo elaborado por la Oficina de Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Exterior contabiliza 2.321 satélites artificiales operativos que orbitan alrededor de la Tierra en la actualidad. De ellos, 1.918 se encuentran entre los 200 y 1.200 km de altitud (en órbita baja terrestre o LEO) y el resto, a 35.000 km de altitud (en órbita geoestacionaria).

    Existen satélites artificiales para realizar comunicaciones de teléfonos, televisión y transferencia de datos. Satélites que asisten a la navegación y posicionamiento. Satélites para el estudio del espacio y el universo, y satélites de observación de la Tierra, diseñados para monitorear y comprender los componentes clave del sistema Tierra y sus interacciones, a través de observaciones globales a largo plazo.

    Nuestro planeta, desde el cosmos

    Las técnicas de teledetección realizan el tratamiento y análisis de las imágenes, y los datos tomados desde estos satélites. Esta tecnología permite así estudiar los procesos que ocurren en la superficie terrestre, las masas de aguas continentales, los océanos, la cobertura vegetal, los glaciares, la atmósfera, y hasta el interior de la Tierra, fundamental para comprender los cambios que se observan en el medio y proponer medidas realistas y eficaces contra la degradación y contaminación ambiental.

    Toda esa información recabada sirve como base para tomar decisiones en la gestión eficiente de los recursos y la planificación en diversos ámbitos: geología y minería, riesgos naturales, agricultura, bosques y espacios naturales, meteorología y climatología u ordenación del territorio, entre otros.

    En los últimos años, las tecnologías de observación de la Tierra han experimentado un desarrollo espectacular debido al lanzamiento de nuevas misiones y a la extensa oferta de imágenes captadas por multitud de sistemas (en muchos de libre adquisición y distribución) a diferentes escalas y resoluciones. Además, estos datos cada vez se integran mejor con los sistemas de geolocalización y cartografía digital denominados Sistemas de Información Geográfica.

    Imagen térmica del satélite Landsat-8 (NASA- USGS), correspondiente al 1 de marzo de 2017, donde se observa la pluma de descarga de las aguas continentales hacia el mar Mediterráneo en el Delta del Ebro. Francisco Carreño, Author provided

    Las misiones y satélites más destacados

    Existen varios programas internacionales de observación y monitorización de la Tierra, tanto de administraciones públicas como de corporaciones privadas. Estos comprenden una serie de misiones de satélites artificiales y de instrumentales científicos en la órbita terrestre, diseñados para realizar observaciones periódicas de su superficie.

    Los dos programas de observación de la Tierra más importantes, por la cobertura global de sus imágenes y la posibilidad de acceder y descargar gratuitamente por cualquier usuario, son:

    • El Sistema de Observación de la Tierra (su acrónimo en inglés es EOS) de la NASA. Concebido en la década de 1980, comenzó a tomar forma a principios de los años 90, y ahora cuenta con la red de satélites más importante diseñados para la observación continua y precisa de la superficie terrestre, biósfera, atmósfera, y océanos de la Tierra.
    • El programa Copérnico. Liderado por la Comisión Europea (CE) en colaboración con la Agencia Espacial Europea (ESA), cuenta con más de 30 satélites. Proporcionan información precisa, actualizada y de fácil acceso para mejorar la gestión del medio ambiente, comprender y mitigar los efectos del cambio climático y garantizar la seguridad ciudadana.

    La principal ventaja de estos sistemas es la capacidad de los satélites para obtener imágenes en diferentes regiones del espectro electromagnético (visible, infrarrojo, infrarrojo térmico, microondas).

    Además del espectro visible, que solo ocupa una pequeña franja de todo el conjunto espectral, en estas imágenes se puede analizar la respuesta de los componentes de la naturaleza (vegetación, agua, suelo, etc.) en otras regiones del espectro para caracterizar y cuantificar sus propiedades.

    Vigilando la Tierra desde los años 70

    Los satélites de observación de la Tierra monitorizan de modo sistemático y exhaustivo toda la cobertura de la superficie terrestre llegando a zonas remotas y de difícil acceso como el Ártico o los grandes desiertos.

    Desde los años 70, estos satélites proporcionan los datos e imágenes con los que se han podido observar diferentes procesos ambientales como los siguientes:

    • La extensión y características del hielo en los polos y los glaciares.
    • La sobreexplotación de los acuíferos.
    • La evolución de las masas forestales y la deforestación del Amazonas.
    • El rendimiento y enfermedades de los cultivos.
    • La contaminación en los mares, ríos, embalses y humedales.
    • El nivel del mar y la erosión costera.
    • La evolución de la concentración de CO₂ en la atmósfera y la contaminación del aire.

    Imagen del satélite Landsat-8 (NASA-USGS) de una zona de Utah (EE. UU.) procesada en falso color para identificar diferentes materiales geológicos. Francisco Carreño, Author provided

    La iniciativa española PAZ

    España cuenta con la misión PAZ que es un proyecto del Programa Nacional de Observación de la Tierra por Satélite (PNOTS), cuyo segmento terreno es propiedad del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA).

    PAZ cuenta con la tecnología más avanzada en sistemas de teledetección con radar SAR. La ventaja de los sistemas radar SAR es que emiten su propia fuente de iluminación de microondas, por lo que no se ven afectados por las condiciones de luz (día o noche). Además, pueden obtener imágenes en condiciones de cobertura nubosa, complementando la información que se obtienen con los satélites con sensores ópticos o hiperespectrales.

    Las características de estos sistemas hacen que tengan aplicaciones en el ámbito de la hidrología, la agricultura, el estudio de zonas inundadas o la ordenación del territorio.

    Imagen del satélite radar SAR Sentinel-1 del programa europeo Copérnico del 13 de abril de 2018, correspondiente a la zona de Novillas–Pradilla, donde se pueden observar las tierras inundadas en el valle del río Ebro. Carreño y Mata, 2019, Author provided

    La constelación de satélites de observación de la Tierra es la tecnología que permitirá seguir avanzando en el desarrollo de nuevas estrategias eficaces contra la degradación ambiental y realizar una correcta gestión de los recursos naturales para continuar disfrutando de nuestro maravilloso (y misterioso) planeta.

     

    Fuente: Por Francisco Carreño Conde

     

     

  • Cuidando la Tierra desde el espacio

    5 - 7 minutos

    El último censo elaborado por la Oficina de Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Exterior contabiliza 2.321 satélites artificiales operativos que orbitan alrededor de la Tierra en la actualidad. De ellos, 1.918 se encuentran entre los 200 y 1.200 km de altitud (en órbita baja terrestre o LEO) y el resto, a 35.000 km de altitud (en órbita geoestacionaria).

    Existen satélites artificiales para realizar comunicaciones de teléfonos, televisión y transferencia de datos. Satélites que asisten a la navegación y posicionamiento. Satélites para el estudio del espacio y el universo, y satélites de observación de la Tierra, diseñados para monitorear y comprender los componentes clave del sistema Tierra y sus interacciones, a través de observaciones globales a largo plazo.

    Nuestro planeta, desde el cosmos

    Las técnicas de teledetección realizan el tratamiento y análisis de las imágenes, y los datos tomados desde estos satélites. Esta tecnología permite así estudiar los procesos que ocurren en la superficie terrestre, las masas de aguas continentales, los océanos, la cobertura vegetal, los glaciares, la atmósfera, y hasta el interior de la Tierra, fundamental para comprender los cambios que se observan en el medio y proponer medidas realistas y eficaces contra la degradación y contaminación ambiental.

    Toda esa información recabada sirve como base para tomar decisiones en la gestión eficiente de los recursos y la planificación en diversos ámbitos: geología y minería, riesgos naturales, agricultura, bosques y espacios naturales, meteorología y climatología u ordenación del territorio, entre otros.

    En los últimos años, las tecnologías de observación de la Tierra han experimentado un desarrollo espectacular debido al lanzamiento de nuevas misiones y a la extensa oferta de imágenes captadas por multitud de sistemas (en muchos de libre adquisición y distribución) a diferentes escalas y resoluciones. Además, estos datos cada vez se integran mejor con los sistemas de geolocalización y cartografía digital denominados Sistemas de Información Geográfica.

    Imagen térmica del satélite Landsat-8 (NASA- USGS), correspondiente al 1 de marzo de 2017, donde se observa la pluma de descarga de las aguas continentales hacia el mar Mediterráneo en el Delta del Ebro. Francisco Carreño, Author provided

    Las misiones y satélites más destacados

    Existen varios programas internacionales de observación y monitorización de la Tierra, tanto de administraciones públicas como de corporaciones privadas. Estos comprenden una serie de misiones de satélites artificiales y de instrumentales científicos en la órbita terrestre, diseñados para realizar observaciones periódicas de su superficie.

    Los dos programas de observación de la Tierra más importantes, por la cobertura global de sus imágenes y la posibilidad de acceder y descargar gratuitamente por cualquier usuario, son:

    • El Sistema de Observación de la Tierra (su acrónimo en inglés es EOS) de la NASA. Concebido en la década de 1980, comenzó a tomar forma a principios de los años 90, y ahora cuenta con la red de satélites más importante diseñados para la observación continua y precisa de la superficie terrestre, biósfera, atmósfera, y océanos de la Tierra.
    • El programa Copérnico. Liderado por la Comisión Europea (CE) en colaboración con la Agencia Espacial Europea (ESA), cuenta con más de 30 satélites. Proporcionan información precisa, actualizada y de fácil acceso para mejorar la gestión del medio ambiente, comprender y mitigar los efectos del cambio climático y garantizar la seguridad ciudadana.

    La principal ventaja de estos sistemas es la capacidad de los satélites para obtener imágenes en diferentes regiones del espectro electromagnético (visible, infrarrojo, infrarrojo térmico, microondas).

    Además del espectro visible, que solo ocupa una pequeña franja de todo el conjunto espectral, en estas imágenes se puede analizar la respuesta de los componentes de la naturaleza (vegetación, agua, suelo, etc.) en otras regiones del espectro para caracterizar y cuantificar sus propiedades.

    Vigilando la Tierra desde los años 70

    Los satélites de observación de la Tierra monitorizan de modo sistemático y exhaustivo toda la cobertura de la superficie terrestre llegando a zonas remotas y de difícil acceso como el Ártico o los grandes desiertos.

    Desde los años 70, estos satélites proporcionan los datos e imágenes con los que se han podido observar diferentes procesos ambientales como los siguientes:

    • La extensión y características del hielo en los polos y los glaciares.
    • La sobreexplotación de los acuíferos.
    • La evolución de las masas forestales y la deforestación del Amazonas.
    • El rendimiento y enfermedades de los cultivos.
    • La contaminación en los mares, ríos, embalses y humedales.
    • El nivel del mar y la erosión costera.
    • La evolución de la concentración de CO₂ en la atmósfera y la contaminación del aire.

    Imagen del satélite Landsat-8 (NASA-USGS) de una zona de Utah (EE. UU.) procesada en falso color para identificar diferentes materiales geológicos. Francisco Carreño, Author provided

    La iniciativa española PAZ

    España cuenta con la misión PAZ que es un proyecto del Programa Nacional de Observación de la Tierra por Satélite (PNOTS), cuyo segmento terreno es propiedad del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA).

    PAZ cuenta con la tecnología más avanzada en sistemas de teledetección con radar SAR. La ventaja de los sistemas radar SAR es que emiten su propia fuente de iluminación de microondas, por lo que no se ven afectados por las condiciones de luz (día o noche). Además, pueden obtener imágenes en condiciones de cobertura nubosa, complementando la información que se obtienen con los satélites con sensores ópticos o hiperespectrales.

    Las características de estos sistemas hacen que tengan aplicaciones en el ámbito de la hidrología, la agricultura, el estudio de zonas inundadas o la ordenación del territorio.

    Imagen del satélite radar SAR Sentinel-1 del programa europeo Copérnico del 13 de abril de 2018, correspondiente a la zona de Novillas–Pradilla, donde se pueden observar las tierras inundadas en el valle del río Ebro. Carreño y Mata, 2019, Author provided

    La constelación de satélites de observación de la Tierra es la tecnología que permitirá seguir avanzando en el desarrollo de nuevas estrategias eficaces contra la degradación ambiental y realizar una correcta gestión de los recursos naturales para continuar disfrutando de nuestro maravilloso (y misterioso) planeta.

     

    Fuente:   Autor:Francisco Carreño Conde

     

     

     

  • Cuidando la Tierra desde el espacio

    6 - 8 minutos

     Los datos de satélite permiten a los científicos observar la evolución de los incendios. Joshua Stevens / NASA Earth Observatory

    El último censo elaborado por la Oficina de Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Exterior contabiliza 2.321 satélites artificiales operativos que orbitan alrededor de la Tierra en la actualidad. De ellos, 1.918 se encuentran entre los 200 y 1.200 km de altitud (en órbita baja terrestre o LEO) y el resto, a 35.000 km de altitud (en órbita geoestacionaria).

    Existen satélites artificiales para realizar comunicaciones de teléfonos, televisión y transferencia de datos. Satélites que asisten a la navegación y posicionamiento. Satélites para el estudio del espacio y el universo, y satélites de observación de la Tierra, diseñados para monitorear y comprender los componentes clave del sistema Tierra y sus interacciones, a través de observaciones globales a largo plazo.

    Nuestro planeta, desde el cosmos

    Las técnicas de teledetección realizan el tratamiento y análisis de las imágenes, y los datos tomados desde estos satélites. Esta tecnología permite así estudiar los procesos que ocurren en la superficie terrestre, las masas de aguas continentales, los océanos, la cobertura vegetal, los glaciares, la atmósfera, y hasta el interior de la Tierra, fundamental para comprender los cambios que se observan en el medio y proponer medidas realistas y eficaces contra la degradación y contaminación ambiental.

    Toda esa información recabada sirve como base para tomar decisiones en la gestión eficiente de los recursos y la planificación en diversos ámbitos: geología y minería, riesgos naturales, agricultura, bosques y espacios naturales, meteorología y climatología u ordenación del territorio, entre otros.

    En los últimos años, las tecnologías de observación de la Tierra han experimentado un desarrollo espectacular debido al lanzamiento de nuevas misiones y a la extensa oferta de imágenes captadas por multitud de sistemas (en muchos de libre adquisición y distribución) a diferentes escalas y resoluciones. Además, estos datos cada vez se integran mejor con los sistemas de geolocalización y cartografía digital denominados Sistemas de Información Geográfica.

    Imagen térmica del satélite Landsat-8 (NASA- USGS), correspondiente al 1 de marzo de 2017, donde se observa la pluma de descarga de las aguas continentales hacia el mar Mediterráneo en el Delta del Ebro. Francisco Carreño, Author provided

    Las misiones y satélites más destacados

    Existen varios programas internacionales de observación y monitorización de la Tierra, tanto de administraciones públicas como de corporaciones privadas. Estos comprenden una serie de misiones de satélites artificiales y de instrumentales científicos en la órbita terrestre, diseñados para realizar observaciones periódicas de su superficie.

    Los dos programas de observación de la Tierra más importantes, por la cobertura global de sus imágenes y la posibilidad de acceder y descargar gratuitamente por cualquier usuario, son:

    • El Sistema de Observación de la Tierra (su acrónimo en inglés es EOS) de la NASA. Concebido en la década de 1980, comenzó a tomar forma a principios de los años 90, y ahora cuenta con la red de satélites más importante diseñados para la observación continua y precisa de la superficie terrestre, biósfera, atmósfera, y océanos de la Tierra.
    • El programa Copérnico. Liderado por la Comisión Europea (CE) en colaboración con la Agencia Espacial Europea (ESA), cuenta con más de 30 satélites. Proporcionan información precisa, actualizada y de fácil acceso para mejorar la gestión del medio ambiente, comprender y mitigar los efectos del cambio climático y garantizar la seguridad ciudadana.

    La principal ventaja de estos sistemas es la capacidad de los satélites para obtener imágenes en diferentes regiones del espectro electromagnético (visible, infrarrojo, infrarrojo térmico, microondas).

    Además del espectro visible, que solo ocupa una pequeña franja de todo el conjunto espectral, en estas imágenes se puede analizar la respuesta de los componentes de la naturaleza (vegetación, agua, suelo, etc.) en otras regiones del espectro para caracterizar y cuantificar sus propiedades.

    Vigilando la Tierra desde los años 70

    Los satélites de observación de la Tierra monitorizan de modo sistemático y exhaustivo toda la cobertura de la superficie terrestre llegando a zonas remotas y de difícil acceso como el Ártico o los grandes desiertos.

    Desde los años 70, estos satélites proporcionan los datos e imágenes con los que se han podido observar diferentes procesos ambientales como los siguientes:

    • La extensión y características del hielo en los polos y los glaciares.
    • La sobreexplotación de los acuíferos.
    • La evolución de las masas forestales y la deforestación del Amazonas.
    • El rendimiento y enfermedades de los cultivos.
    • La contaminación en los mares, ríos, embalses y humedales.
    • El nivel del mar y la erosión costera.
    • La evolución de la concentración de CO₂ en la atmósfera y la contaminación del aire.

    Imagen del satélite Landsat-8 (NASA-USGS) de una zona de Utah (EE. UU.) procesada en falso color para identificar diferentes materiales geológicos. Francisco Carreño, Author provided

    La iniciativa española PAZ

    España cuenta con la misión PAZ que es un proyecto del Programa Nacional de Observación de la Tierra por Satélite (PNOTS), cuyo segmento terreno es propiedad del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA).

    PAZ cuenta con la tecnología más avanzada en sistemas de teledetección con radar SAR. La ventaja de los sistemas radar SAR es que emiten su propia fuente de iluminación de microondas, por lo que no se ven afectados por las condiciones de luz (día o noche). Además, pueden obtener imágenes en condiciones de cobertura nubosa, complementando la información que se obtienen con los satélites con sensores ópticos o hiperespectrales.

    Las características de estos sistemas hacen que tengan aplicaciones en el ámbito de la hidrología, la agricultura, el estudio de zonas inundadas o la ordenación del territorio.

    Imagen del satélite radar SAR Sentinel-1 del programa europeo Copérnico del 13 de abril de 2018, correspondiente a la zona de Novillas–Pradilla, donde se pueden observar las tierras inundadas en el valle del río Ebro. Carreño y Mata, 2019, Author provided

    La constelación de satélites de observación de la Tierra es la tecnología que permitirá seguir avanzando en el desarrollo de nuevas estrategias eficaces contra la degradación ambiental y realizar una correcta gestión de los recursos naturales para continuar disfrutando de nuestro maravilloso (y misterioso) planeta.

    Fuente:   Investigador postdoctoral en el Departamento de Biología de la Conservación, Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC)

  • Desde la predicción meteorológica hasta el cambio climático

     5 - 6 minutos

    El instrumento AIRS de la NASA observó una ola de calor sin precedentes que se intensificó en el noroeste del Pacífico. AIRS sigue siendo un recurso vital para la previsión meteorológica, y 20 años después de su lanzamiento se ha convertido también en un recurso para entender el papel del cambio climático en acontecimientos meteorológicos como éste. Créditos: NASA/JPL-Caltech

    La Sonda Infrarroja Atmosférica permite a los investigadores predecir el tiempo, analizar la contaminación atmosférica, vigilar los volcanes y hacer un seguimiento del clima cambiante. Y aún hay más.

    El 13 de abril, una ventisca descargó 1,2 metros de nieve en Minot (Dakota del Norte), mientras un incendio forestal provocado por la sequía ardía en Ruidoso (Nuevo México) y las fuertes tormentas provocaban ocho tornados en Kentucky. El Sonda Infrarroja Atmosférica (AIRS) de la NASA ayudó a los meteorólogos a predecir estos acontecimientos, como viene haciendo desde su lanzamiento en 2002. Pero ahora AIRS también permite a los investigadores calcular el papel que desempeña el cambio climático en estos fenómenos meteorológicos extremos. Se ha vuelto indispensable por diversos motivos que no se podían prever cuando el instrumento meteorológico se lanzó a bordo del satélite Aqua de la NASA en mayo de 2002.

    "Entender lo que ha sucedido en las dos primeras décadas del siglo XXI es fundamental para comprender el cambio climático, y no hay mejor registro que AIRS para estudiarlo", dijo Joao Teixeira, jefe del equipo científico de AIRS en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en el sur de California. " Considero que somos los guardianes de este precioso conjunto de datos que será nuestro legado para las generaciones futuras".

    AIRS mide la radiación infrarroja -calor- del aire por debajo del satélite para crear mapas tridimensionales de la temperatura atmosférica y el vapor de agua, los principales ingredientes que determinan cualquier tipo de clima. El instrumento ha demostrado ser un éxito casi inmediato: Tres años después del lanzamiento de AIRS, las evaluaciones de las previsiones realizadas por meteorólogos profesionales demostraron que la incorporación de los datos de AIRS en los modelos de predicción meteorológica producía un aumento significativo de precisión.

     Lanzado en 2002 a bordo del satélite Aqua de la NASA, AIRS crea mapas en 3D de la temperatura del aire y de la superficie, del vapor de agua y de las propiedades de las nubes. Sus datos forman una "huella tridimensional" del estado de la atmósfera en un momento y lugar determinados, contribuyendo a los datos climáticos para las generaciones futuras. Créditos: NASA/JPL-Caltech

    Más allá de la meteorología

    El instrumento AIRS es un espectrómetro que divide la radiación en longitudes de onda, al igual que un prisma. Pero mientras que los anteriores espectrómetros espaciales tenían 15 o 20 detectores que observaban cada uno de ellos bandas de longitudes de onda infrarrojas, AIRS tiene 2.378 detectores que perciben cada uno de ellos una longitud de onda específica, y cada detector realiza cerca de 3 millones de mediciones al día. Este enorme avance en la calidad y cantidad de los datos no sólo consiguió mejorar la predicción meteorológica, sino que inspiró una nueva generación de instrumentos espaciales similares de las agencias espaciales de todo el mundo.

    En 2002, la puesta a punto de esta tecnología para su lanzamiento requirió un diseño innovador y una hábil construcción para dar cabida a los miles de detectores. Los creadores del instrumento acabaron organizando a los detectores en 17 largas líneas, cada una de ellas de dos detectores de ancho (para la redundancia en caso de que uno fallara) por unos 150 detectores de largo, y los empaquetaron en un único conjunto de plano focal. "Cuando lo vi por primera vez, dije: 'Tienes que estar bromeando'", dijo Tom Pagano, director del proyecto AIRS en el JPL. "Fue un gran logro de ingeniería para la época". Otros avances, como el desarrollo de un refrigerador criogénico sin fricción para enfriar los detectores de AIRS, dieron lugar a un instrumento que ha durado muchísimo tiempo y es extraordinariamente estable.

    "Gracias a la sorprendente ingeniería, los datos que tenemos ahora son casi de la misma calidad que hace 20 años, cuando el instrumento era nuevo", dijo Teixeira.

    La estabilidad es esencial para que los científicos puedan identificar las pequeñas pero persistentes señales del cambio climático entre el ruido de las variaciones climáticas anuales. A medida que la temperatura global se acerca a 1,5 grados centígrados más que en la época preindustrial, las dos décadas de mediciones constantes y multifacéticas de AIRS proporcionan un registro satelital del calentamiento global que no tiene parangón. Existen otros registros satelitales de gases de efecto invernadero individuales o de la temperatura de la superficie, por ejemplo, pero ningún otro registro de datos globales se equipará con el lapso de tiempo y la amplia gama de longitudes de onda del conjunto de datos de AIRS.

    La construcción del legado

    Cuando se lanzó AIRS, el equipo de la misión aspiraba a recoger datos durante 15 años, dijo Pagano. "Pusimos una cantidad inimaginable de esfuerzo en hacer un instrumento que no fallara en órbita. Fue la filosofía con la que construimos estos instrumentos en el satélite Aqua".

    Y a medida que los datos han ido llegando, los investigadores han encontrado más y más utilidades para ellos. Recientemente, los investigadores utilizaron los datos de AIRS para detectar las ondas atmosféricas de la erupción del volcán Hunga Tonga-Hunga Ha'apai. A principios de este año, los investigadores también utilizaron los datos de AIRS para cuantificar la relación entre la humedad y los brotes de gripe. Además, los datos de AIRS se utilizan para rastrear las nubes, el dióxido de carbono, el metano, el ozono y otros gases y contaminantes cuyas firmas espectrales caen dentro del rango de longitudes de onda infrarrojas que detecta AIRS.

    El equipo de AIRS y otros investigadores siguen estudiando más aplicaciones del conjunto de datos. "Hay más posibilidades en este instrumento", afirma Pagano. "Tiene un contenido de datos muy rico".

    Fuente: Jane J. Lee / Andrew Wang, Jet Propulsion Laboratory, Pasadena, Calif. 818-354-0307 / 626-379-6874 Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. / Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.. Written by Carol Rasmussen. Editor: Naomi Hartono

  • EUMETSAT invertirá 68 millones de dólares para las mejoras de los programas satelitales

    2  - 3 minutos

    EUMETSAT va a invertir más de 58 millones de euros (68 millones de dólares) entre 2022 y 2027 para desarrollar estrategias innovadoras que sirvan para convertir los datos de sus satélites en servicios que aporten importantes beneficios a sus usuarios y a la sociedad.

    El Consejo de EUMETSAT ha aprobado la asignación de fondos, que se destinarán a las ocho aplicaciones de satélites (SAF) de EUMETSAT para que continúen y amplíen sus actividades.

    Los SAF están dirigidos por consorcios encabezados por los servicios meteorológicos nacionales de los Estados miembros de EUMETSAT, que colaboran con expertos de otras instituciones, y cada uno de ellos está especializado en un campo específico o área de aplicación.

    El director de la red de SAF de EUMETSAT, Lothar Schüller, dijo que los servicios de los SAF -provisión de datos, software e información- tienen un impacto directo e indirecto en la vida de los ciudadanos de los estados miembros de la organización, y más allá, en aspectos de los que no son conscientes.

    "Los resultados de las SAF se utilizan de forma operativa, por ejemplo, para la predicción meteorológica, la gestión de catástrofes, el control del tráfico aéreo y la lucha contra los incendios, áreas que necesitan esta información crítica a tiempo, de forma fiable y con alta calidad", dijo Schüller.

    "La naturaleza descentralizada de la red SAF, distribuida entre los Estados miembros de EUMETSAT, permite la participación de instituciones y expertos que puedan aplicar su experiencia a nuestros datos satelitales para servir a las necesidades en constante evolución. Esto complementa el trabajo realizado en la sede de EUMETSAT en Darmstadt.

    "Los SAF se crearon hace más de 20 años, pero la fase que tenemos por delante es muy especial y está llena de retos y oportunidades, ya que abarca el despliegue de los sistemas de satélites de próxima generación de EUMETSAT. Estos sistemas aumentarán de forma masiva la calidad y la cantidad de datos disponibles y las FAE se comprometen a convertir esto en beneficios para la sociedad de la forma más rápida y eficaz posible", añadió Schüller.

    Según EUMETSAT, los ocho SAF son:

    • Vigilancia de la composición atmosférica (AC SAF), dirigida por los laitos de Ilmatieteen, Finlandia
    • Vigilancia del clima (CM SAF), dirigida por el Deutscher Wetterdienst, Alemania
    • Análisis de la superficie terrestre (LSA SAF), dirigido por el Instituto Portugues do Mar e da Atmosfera, Portugal
    • Océano y Hielo Marino (OSI SAF), dirigido por Météo-France, Francia
    • Predicción Numérica del Tiempo (NWP SAF), dirigido por el Met Office, Reino Unido
    • Meteorología por radio ocultación (ROM SAF), dirigido por el Danmarks Meteorologiske Institut, Dinamarca
    • Predicción a corto plazo (NWC SAF), dirigido por la Agencia Estatal de Meteorología, España
    • Hidrología operativa y gestión del agua (H SAF), dirigido por el Servizio Meteorologico Aeronautica Militare, Italia

     

    Fuente: Por Helen Norman. Helen Norman, redactora

  • La NASA lanzará 6 pequeños satélites para vigilar y estudiar los ciclones tropicales

    Pinchar para ver detalle. La NASA lanzará los dos primeros de los seis pequeños satélites que estudiarán la formación y el desarrollo de los ciclones tropicales casi cada hora, es decir, entre cuatro y seis veces más de lo que permiten los satélites actuales. Se trata del primero de los tres lanzamientos de CubeSat para la misión Time-Resolved Observations of Precipitation structure and storm Intensity with a Constellation of Smallsats (TROPICS) de la NASA. El resto de los satélites se colocarán en sus órbitas durante dos lanzamientos posteriores este año. Si tienen éxito, los satélites TROPICS se repartirán en tres planos orbitales para cubrir una mayor parte del globo terráqueo y con mayor frecuencia.

    "TROPICS nos dará imágenes muy frecuentes de los ciclones tropicales, proporcionando una visión de su formación, intensificación e interacciones con su entorno y proporcionando datos críticos para el seguimiento y la predicción de las tormentas", dijo Scott Braun, meteorólogo de investigación en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland.

    Una vez lanzados, los satélites TROPICS trabajarán juntos para proporcionar observaciones de microondas casi horarias de la precipitación, la temperatura y la humedad de una tormenta. Se espera que la misión ayude a los científicos a comprender los factores que impulsan la intensificación de los ciclones tropicales y a mejorar los modelos de previsión. Créditos: NASA

    En conjunto, los satélites meteorológicos actualmente en órbita terrestre baja -como el NOAA-20, el satélite de la NASA y de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica Suomi NPP, y otros de los socios de la NASA- vuelven a recorrer una tormenta una vez cada cuatro o seis horas. "Así que se pierde gran parte de lo que ocurre en la tormenta", explicó Bill Blackwell, investigador principal de la misión TROPICS e investigador del Laboratorio Lincoln del Instituto Tecnológico de Massachusetts en Lexington (Massachusetts). La constelación TROPICS proporcionará a los científicos actualizaciones más frecuentes, complementando los datos recogidos por los actuales satélites meteorológicos de órbita terrestre baja y permitiendo a los científicos ver cada tormenta de principio a fin.

    Mediante tres lanzamientos, los seis satélites se situarán por parejas en tres órbitas terrestres bajas ligeramente diferentes, todas ellas con un ángulo cercano a los 30 grados sobre el ecuador. De este modo se optimizará el tiempo en que los satélites pasen sobre la parte de la Tierra en la que se forman la mayoría de los ciclones tropicales: una franja horizontal que se extiende desde la región del Atlántico Medio de Estados Unidos hasta la costa sur de Australia, aproximadamente entre los 38 grados de latitud norte y sur. En el mejor de los casos, uno de los satélites TROPICS pasará por encima de cualquier zona dentro de esa banda aproximadamente una vez por hora.

    Toda la materia -incluido el vapor de agua, el oxígeno y las nubes de la atmósfera- emite energía en forma de calor y luz, un fenómeno conocido como la Ley de Planck. Cada uno de los satélites TROPICS cuenta con un instrumento llamado radiómetro de microondas que mide estas emisiones atmosféricas. Los sensores realizan mediciones de forma pasiva, similares a las realizadas por los instrumentos Advanced Technology Microwave Sounder (ATMS) de los actuales satélites meteorológicos de órbita terrestre baja.

    Pinchar para ver más detalle. El gráfico muestra varias longitudes de onda de la luz. Los satélites TROPICS miden las microondas emitidas por la atmósfera para crear imágenes tridimensionales de los ciclones tropicales. Créditos: NASA

    El radiómetro de microondas a bordo de cada satélite TROPICS mide frecuencias de microondas que van desde unos 90 a 205 gigahercios. Estas frecuencias permiten a los científicos conocer la temperatura, las precipitaciones, la humedad y otras características de la tormenta y de la atmósfera circundante. La cantidad de calor y luz -o radiancia- en estas frecuencias procede de diferentes altitudes, lo que permite a los satélites TROPICS crear imágenes tridimensionales del entorno de los ciclones. Las frecuencias que utiliza TROPICS son también muy sensibles a las características del hielo y las nubes, lo que ayudará a los meteorólogos a estudiar cómo se desarrollan e intensifican los ciclones tropicales. Sin embargo, las frecuencias de TROPICS son menos sensibles a la temperatura y la humedad por debajo de las nubes, algo en lo que destacan los instrumentos ATMS a bordo de los satélites NOAA-20 y Suomi-NPP. Juntos, los datos de TROPICS y de los actuales satélites meteorológicos ayudarán a los científicos a perfeccionar su comprensión de los ciclones tropicales.

    "Con la constelación TROPICS, tendremos observaciones mucho más frecuentes de los ciclones tropicales, y en longitudes de onda que pueden ayudarnos a entender la estructura termodinámica en el ojo y el entorno de la tormenta", dijo Blackwell.

    Comparación de dos imágenes satelitales en falso color del súper tifón Mindulle. A la izquierda, una imagen del instrumento ATMS del satélite NOAA-20 y, a la derecha, una del satélite TROPICS Pathfinder.

    Pinchar para ver detalle. Tanto el instrumento Advanced Technology Microwave Sounder (ATMS) del satélite NOAA-20 (a la izquierda) como el TROPICS Pathfinder (a la derecha) pasaron por encima del súper tifón. Mindulle el 26 de septiembre de 2021. El satélite TROPICS mide una frecuencia de 205 gigahercios, lo que proporciona una nueva visión de los ciclones tropicales que no ha sido utilizada por los satélites anteriores. Méritos: NASA/NOAA

    Si todo va según lo previsto, los seis satélites TROPICS se unirán al satélite TROPICS Pathfinder, un CubeSat de prueba de concepto que se lanzó en junio de 2021. Desde entonces, el pathfinder ha captado imágenes de varios ciclones tropicales, como el huracán Ida sobre los Estados Unidos, el ciclón Batsirai sobre Madagascar y el súper tifón Mindulle sobre el este de Japón. El satélite Pathfinder también ha proporcionado al equipo de investigación de TROPICS la oportunidad de mejorar el software y los procedimientos operativos de los satélites antes del lanzamiento de la constelación. Además, el pathfinder ya ha sido calibrado y podrá servir de referencia de calibración para el resto de los satélites TROPICS. Esto ayudará a que los CubeSats de TROPICS empiecen a producir datos útiles rápidamente.

    Pie de foto del banner: Una imagen del ciclón tropical Batsirai sobre Madagascar captada por el satélite TROPICS Pathfinder en febrero de 2022. Crédito de la imagen del banner: NASA

    Fuente: By Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., Editor: Sofie Bates

  • La NASA y sus socios ofrecen una imagen global de los cambios medioambientales

    La NASA, la ESA y la JAXA han creado un Panel Triagencial que combina sus recursos, conocimientos técnicos y experiencia para reforzar nuestra comprensión global del cambio del medio ambiente y sus efectos económicos. Méritos: NASA

    Continuando con la colaboración que produjo por primera vez el Panel de Observación de la Tierra COVID-19 en 2020, la NASA y sus socios internacionales de Europa y Japón han combinado el poder científico colectivo de sus datos de satélites de observación de la Tierra para ampliar el recurso online para documentar una gran variedad de cambios en todo el planeta en el medio ambiente y la sociedad humana.

    El panel de control ampliado de la NASA, la ESA (Agencia Espacial Europea) y la JAXA (Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón) incluye seis nuevas áreas de interés -atmósfera, agricultura, biomasa, agua y océano, criosfera y economía- que permiten a los usuarios profundizar en historias basadas en datos y explorar de forma interactiva conjuntos de datos relevantes.

    "Germain, directora de la División de Ciencias de la Tierra de la NASA. "Con nuestros socios de la ESA y JAXA, este es otro paso importante para conseguir la información más reciente para el público acerca de nuestro planeta, de una manera accesible y fácil de usar, que puede fundamentar la toma de decisiones y la planificación en las comunidades de todo el mundo."

    El Panel de Control proporciona un recurso fácil de usar para el público científico, los responsables de la toma de decisiones y las personas que pueden no estar familiarizadas con los datos de los satélites o de la observación de la Tierra. Ofrece una visión precisa, objetiva y completa de nuestro planeta. Utilizando observaciones precisas de teledetección, el portal muestra los cambios que se producen en el aire, la tierra y el agua de la Tierra y sus efectos en las actividades humanas. Los usuarios pueden explorar países y regiones de todo el mundo para ver cómo cambian los indicadores en lugares concretos a lo largo del tiempo.

    Las agencias colaboraron para identificar los flujos de datos satelitales más relevantes y adaptaron la interfaz informática existente para compartir los datos de todas las agencias y producir indicadores e historias de interés.

    "La colaboración internacional entre nuestras agencias espaciales es fundamental", afirmó Simonetta Cheli, directora de los Programas de Observación de la Tierra de la ESA. "Los datos avanzados de los satélites de observación de la Tierra proporcionados por la ESA, la NASA y la JAXA se utilizan cada día para beneficiar a la sociedad en general y avanzar en el conocimiento de nuestro planeta. Tras el éxito del Panel de Observación de la Tierra, estoy encantado de ver cómo nuestros recursos y conocimientos técnicos pueden ampliarse y utilizarse para avanzar en nuestra comprensión de los cambios medioambientales globales y otros retos sociales que afectan a nuestro planeta."

    En la sección de la atmósfera se muestran las formas en que la contaminación del aire y el cambio climático contribuyen a los mayores retos medioambientales de nuestro tiempo.

    En la sección de agricultura, los usuarios pueden explorar los datos de los satélites que proporcionan información sobre la producción agrícola, las condiciones de los cultivos y el suministro de alimentos.

    En la parte de la biomasa se describe cómo los árboles y las plantas eliminan cantidades sustanciales de dióxido de carbono de la atmósfera cada año.

    En la sección dedicada a la criosfera, un artículo sobre los efectos del aumento de la temperatura global en la extensión del hielo marino permite al lector interactuar con una visualización geográfica de un conjunto de datos sobre el hielo marino del JAXA.

    El área de agua y océano se centra en el mayor recurso natural de la Tierra y permite a los usuarios descubrir una visión del océano tan rica y compleja como la de la tierra.

    En la sección de economía se puede acceder a conjuntos de datos que muestran cómo los sistemas sociales y económicos de la Tierra están conectados con el medio ambiente.

    Además de los artículos y conjuntos de datos que se ofrecen en cada una de las áreas de interés, el Panel de Observación de la Tierra proporciona acceso directo a una herramienta de análisis de los conjuntos de datos, que permite a los usuarios explorar de forma interactiva los diferentes indicadores en detalle.

    "Tras la colaboración con la NASA y la ESA en COVID-19, hemos ampliado este Panel para ofrecer ampliamente las noticias sobre temas globales sobre el medio ambiente y el cambio climático al mundo en la colaboración trilateral", dijo Koji Terada, vicepresidente de JAXA y director general de la Dirección de Tecnología Espacial I. "Desde la perspectiva de contribuir a la comprensión del medio ambiente y los sistemas de la Tierra y mejorar los valores de los datos de observación de la Tierra, en JAXA seguiremos trabajando en la actualización de este panel".

    El año pasado, el administrador de la NASA, Bill Nelson, anunció un concepto para el Centro de Información sobre la Tierra de la NASA, que es una oportunidad para que la agencia aproveche sus datos y capacidades de modelado para trabajar con socios gubernamentales y comunitarios de confianza con un compromiso de larga duración en las comunidades más afectadas por el cambio climático. El Panel de Observación de la Tierra ampliado complementa la planificación que se está llevando a cabo para el Centro de Información de la Tierra.

    La NASA, la ESA y la JAXA seguirán actualizando el Panel a medida que se disponga de nuevos datos.

    Visite el Panel de Observación de la Tierra en: https://www.eodashboard.org

    Fuente: Tylar Greene, Headquarters, Washington 202-358-0030 Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

  • Los satélites de la NASA muestran cómo responden las nubes al cambio del hielo marino en el Ártico

    6 - 8 minutos

    La zona dentro de la Polinia de Agua del Norte y del hielo marino adyacente vista durante un vuelo de la Operación IceBridge el 19 de abril de 2016. La humedad evaporada del océano se ve condensada en pequeñas nubes. Crédito: NASA/Jeremy Harbeck

    Las nubes son uno de los mayores riesgos a la hora de predecir el grado y la velocidad de calentamiento del Ártico en el futuro. Dependiendo de la época del año y del entorno cambiante en el que se formen y existan, las nubes pueden actuar tanto para calentar como para enfriar la superficie que se encuentra bajo ellas. 

    Durante décadas, los científicos han supuesto que las pérdidas de la capa de hielo del mar Ártico permitía la formación de más nubes en la superficie del océano. Ahora, una nueva investigación de la NASA demuestra que, al liberar calor y humedad a través de un gran espacio en el hielo marino conocido como polinia, el océano alimenta la formación de más nubes que atrapan el calor en la atmósfera y dificultan la posterior congelación del nuevo hielo marino.

    Los resultados proceden de un estudio sobre una sección del norte de la bahía de Baffin, entre Groenlandia y Canadá, conocida como la polinia del agua del norte.  Este estudio es uno de los primeros que investigan las interacciones que existen entre la zona en cuestión y las nubes mediante sensores activos instalados en satélites, lo que permitió a los científicos evaluar las nubes en sentido vertical, tanto en los niveles más bajos como en los más altos de la atmósfera. 

    Este enfoque permitió a los científicos descubrir con mayor precisión cómo cambiaba la formación de nubes cerca de la superficie del océano dentro de la polinia y el hielo marino circundante, explicó Emily Monroe, científica atmosférica del Centro de Investigación Langley de la NASA en Hampton, Virginia, que dirigió el estudio. 

    "En lugar de basarnos en los resultados de los modelos y los reanálisis meteorológicos para comprobar nuestra hipótesis, podemos obtener datos del barrido del satélite casi instantáneo de la zona que se halla dentro de la polinia", explica Monroe. "Puesto que cada barrido se recoge en una escala de tiempo del orden de unos 10 segundos, es más probable que la zona dentro de la polinia y el hielo cercano estén experimentando las mismas condiciones meteorológicas, por lo que podemos comparar con mayor precisión el cambio de las nubes al pasar la superficie de hielo a agua".

    Una visualización simplificada que muestra las respuestas de las nubes antes, durante y después de la apertura de un gran agujero rodeado de hielo de las nubes conocido como polinia. Se observa el efecto aislante del hielo marino, ya que la apertura de la polinia facilita los intercambios de calor (rojo) y humedad (amarillo). El calor emitido por las nubes (púrpura) sobre el agujero de hielo ayuda a mantener la polinia abierta, y permanece después de que el nuevo hielo marino cierre el agujero de hielo. Créditos: Goddard Space Flight Center Conceptual Image Lab/Jenny McElligott de la NASA

    El hielo marino actúa como una tapa en una olla de agua hirviendo, explicó Linette Boisvert, científica especializada en hielo marino del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland, que participó en el estudio. Al retirar la tapa, el calor y el vapor escapan al aire. 

    " Se está produciendo un incremento del transvase del calor y de la humedad del océano hacia la atmósfera, ya que el hielo marino actúa como un tapón o una barrera entre la superficie relativamente cálida del océano y la atmósfera fría y seca que se encuentra por encima", explicó Boisvert. "Este calor y humedad de la atmósfera ralentiza que el hielo marino crezca verticalmente, lo que significa que no será tan grueso, por lo que es más vulnerable al deshielo en los meses de verano". 

    Al igual que otras polinias en el Ártico y el Antártico, la Polinia del Agua del Norte se forma cuando patrones de viento específicos soplan en una dirección persistente y abren agujeros en el hielo. Estos patrones de viento sólo existen en los meses de invierno, y los agujeros se hacen y se cierran repetidamente, exponiendo y aislando alternativamente el océano. 

    El borde occidental de la Polinia de Agua del Norte observado durante un vuelo de la Operación IceBridge el 3 de abril de 2019. La polinia, una gran porción de océano descubierto dentro de un área de considerable cobertura de hielo marino, se abre de cuatro a cinco veces durante los meses más fríos. La extensión de la Polinia de Agua del Norte varía de un año a otro, pero puede ser lo suficientemente grande como para cubrir el área de estados enteros de Estados Unidos, como Virginia. Créditos: NASA/Jeremy Harbeck

    Los nuevos datos se obtienen en un momento en el que el hielo marino del Ártico parece haber alcanzado su extensión mínima anual tras disminuir durante los meses más cálidos de 2021. Estos datos ponen de manifiesto la influencia del hielo marino en una región que desempeña un papel fundamental en la regulación del ritmo del calentamiento global, la subida del nivel del mar y otros efectos del cambio climático provocado por el hombre.

    El hielo marino no eleva directamente el nivel global del mar. Al igual que los cubitos de hielo en una bebida, el derretimiento del hielo marino no aumenta directamente el volumen de agua en el océano. Sin embargo, la disminución de la extensión del hielo marino en el Ártico puede exponer el agua de mar relativamente caliente a las capas de hielo costeras y a los glaciares de la región, provocando un mayor deshielo que aporta agua dulce al océano y provoca un aumento del nivel del mar.

    La nueva investigación muestra que las nubes bajas sobre la zona de la polinia emitieron más energía o calor que las nubes de las zonas adyacentes cubiertas por el hielo marino. Además, esas nubes bajas contenían más agua líquida, casi cuatro veces más que las nubes sobre el hielo marino cercano. El aumento de la nubosidad y del calor de debajo de las nubes persistió durante aproximadamente una semana después en cada ocasión en que la polinia se volvió a congelar durante el tiempo que duró el estudio. 

    "El hecho de que el hielo marino se recupere y la polinia se cierre, no significa que las condiciones vuelvan a la normalidad de inmediato", dijo Boisvert. "Aunque las fuentes de humedad hayan desaparecido esencialmente, este efecto de nubes adicionales y de aumento del efecto radiativo de las nubes hacia la superficie permanece durante un tiempo después de que la polinia se congele".

    Los resultados también sugieren que la respuesta de las nubes en la zona de la polinia ampliaron el tiempo que el agujero permaneció abierto, dijo Patrick Taylor, un científico del clima en la NASA Langley, que también formó parte del estudio. 

    "Pueden crear un manto más grueso y aumentar la cantidad de calor emitido hacia la superficie", dijo Taylor. "El calor emitido ayuda a mantener la superficie en la Polinia de Agua del Norte un poco más caliente y ayuda a mantener el evento en sí".

    Los procesos meteorológicos a gran escala suelen complicar los estudios sobre el calentamiento del Ártico. Sin embargo, las roturas repetidas del hielo marino en la misma región crean un laboratorio natural para estudiar la retroalimentación entre las nubes y la alternancia entre el hielo marino y las polinias.

    "Podemos comparar tanto las zonas de hielo marino como las de aguas abiertas, y las nubes sobre esos dos tipos de superficie lo suficientemente cerca, de modo que no tengamos que preocuparnos por los grandes cambios en las condiciones atmosféricas que han confudido los estudios anteriores", dijo Taylor. "Si no hay una respuesta de las nubes a un evento de polinia en el que el hielo marino desaparece en el transcurso de unos días, no se esperaría una respuesta en ningún otro lugar. La aparición de una polinia es un forzamiento muy fuerte y distinto".

    El equipo tiene previsto continuar su investigación y comprobar si se puede observar un efecto nuboso similar en otras zonas en las que confluyen el hielo marino y el océano abierto. 

    Fuente:  By Roberto Molar Candanosa 

  • OpenET: Un instrumento para obtener información sobre el agua a través de un satélite

     Imagen: Forrest Melton, científico del proyecto OpenET de la NASA, ajusta un instrumento científico en un viñedo de California. Créditos: NASA/Fondo de Defensa del Medio Ambiente/Pam Hansen

    OpenET utiliza datos disponibles públicamente para proporcionar información por satélite sobre la evapotranspiración (la "ET" en OpenET). El principal conjunto de datos satelitales de OpenET procede del programa Landsat, una asociación entre la NASA y el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS). El satélite más reciente del programa, Landsat 9, fue lanzado con éxito el 27 de septiembre de 2021. 

    La evapotranspiración es el proceso mediante el cual el agua sale de las plantas, los suelos y otras superficies y vuelve a la atmósfera. Es un dato que los agricultores pueden utilizar para estimar la cantidad de agua que absorben o utilizan sus cultivos y, por lo general, tendrá que ser sustituida mediante el riego o las lluvias. 

    Saber cuánta agua se pierde por evapotranspiración permite a los agricultores calcular mejor las necesidades de agua de los cultivos, lo que les ayuda a utilizar el agua de forma más eficiente y a planificar mejor el riego. Esto hace que la evapotranspiración sea una medida crucial para los agricultores y otros gestores de los recursos hídricos, especialmente en el oeste de Estados Unidos, donde la mayor parte del agua utilizada por las personas se destina a regar los cultivos y producir alimentos. 

    Además de ayudar a los agricultores, OpenET también puede permitir a las comunidades rurales y a los gestores de recursos hídricos diseñar programas de conservación del agua, de intercambios y otros programas innovadores impulsados a nivel local para crear suministros de agua más sostenibles. 

    En el árido oeste de Estados Unidos, que actualmente experimenta niveles récord de sequía, disponer de un dato tan preciso de la evapotranspiración es fundamental para gestionar unas reservas de agua cada vez más escasas. 

    OpenET es una nueva plataforma web que ofrece datos de la NASA sobre el agua en el oeste de Estados Unidos a agricultores, gestores del agua y grupos conservacionistas. Basado en más de dos décadas de investigación, utiliza datos libres y modelos de código abierto para proporcionar información por satélite sobre la evapotranspiración (la "ET" en OpenET) en áreas tan pequeñas como 1000 metros cuadrados y a intervalos diarios, mensuales y anuales. Créditos: NASA Applied Sciences/Mike Brophy

    Esta plataforma utiliza modelos de código abierto y el motor de Google Earth para proporcionar información por satélite sobre el consumo de agua en áreas tan pequeñas como 1000 metros cuadrados y a intervalos diarios, mensuales y anuales. Hasta OpenET, no existía ningún sistema operativo de bajo coste para medir y distribuir datos de evapotranspiración a pequeña escala en el oeste de Estados Unidos. 

    OpenET se desarrolló gracias a una colaboración público-privada liderada por la NASA, el Fondo de Defensa del Medio Ambiente, el Instituto de Investigación del Desierto, Google Earth Engine, HabitatSeven y varias universidades, con la aportación de más de 100 participantes. Un recurso de datos sobre el agua basado en satélites. OpenET utiliza datos disponibles públicamente para proporcionar información por satélite sobre la evapotranspiración (la "ET" en OpenET). El principal conjunto de datos satelitales para OpenET procede del programa Landsat, una asociación entre la NASA y el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS). El satélite más reciente del programa, Landsat 9, fue lanzado con éxito el 27 de septiembre de 2021. 

    Más información sobre OpenET en: enlace

     Fuente:  Editor: Aries Keck

  • Satélites de la NASA Ayudan a Rastrear Microplásticos Oceánicos Desde el Espacio

    Image Credit: NASA

    Científicos de la Universidad de Michigan han desarrollado una forma innovadora de utilizar los datos de satélites de la NASA para rastrear el movimiento de pequeños trozos de plástico en el océano.

    Los microplásticos se forman cuando la basura plástica en el océano se descompone por los rayos del sol y por el movimiento de las olas del océano. Estas pequeñas motas de plástico son dañinas para los organismos y ecosistemas marinos. Los microplásticos pueden ser transportados a cientos o miles de kilómetros de la fuente por las corrientes oceánicas, lo que dificulta su seguimiento y eliminación. Actualmente, la principal fuente de información sobre la ubicación de los microplásticos proviene de los arrastreros pesqueros que utilizan redes para capturar plancton y, sin querer, microplásticos.

    La nueva técnica se basa en datos del Cyclone Global Navigation Satellite System (CYGNSS) de la NASA, una constelación de ocho pequeños satélites que mide la velocidad del viento sobre los océanos de la Tierra y proporciona información sobre la fuerza de los huracanes. CYGNSS también usa un radar para medir la rugosidad del océano, que se ve afectada por varios factores, incluida la velocidad del viento y los escombros que flotan en el agua.

    Trabajando hacia atrás, el equipo buscó lugares donde el océano fuera más suave de lo esperado dada la velocidad del viento, que pensaron que podría indicar la presencia de microplásticos. Luego compararon esas áreas con observaciones y predicciones de modelos de dónde se congregan los microplásticos en el océano. Los científicos descubrieron que los microplásticos tendían a acumularse en aguas más suaves, lo que demuestra que los datos de CYGNSS se pueden utilizar como una herramienta para rastrear los microplásticos oceánicos desde el espacio.

    Los resultados se publicaron el 9 de junio de 2021 en IEEE Transactions of Geoscience and Remote Sensing. El trabajo fue realizado por Chris Ruf, profesor de la Universidad de Michigan e investigador principal de CYGNSS, y la estudiante de pregrado Madeline C. Evans.

    Scientists from the University of Michigan have developed a new way to find sources of ocean microplastics and track their movements using NASA satellite data. Credits: University of Michigan

     

    Fuente: By Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. NASA’s Earth Science News Team .Editor: Sofie Bates