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Ganadería

  • Ganadería intensiva: el reto ambiental del sector porcino en España

    Mark Agnor / Shutterstock

     

    El sector porcino tiene una importancia indiscutible para la economía española, especialmente en el ámbito rural, al que pertenecen la mayoría de los 5.002 municipios con población inferior a 1.000 habitantes. Representa el 14 % de la producción final agraria y el 39 % de la producción final ganadera.

    De hecho, en 2020 se alcanzó una producción de carne en torno a 5 millones de toneladas y más de 56,4 millones de animales sacrificados. Estas cifras récord sitúan a España en cuarta posición mundial (detrás de China, Estados Unidos y Alemania) en producción de carne y tercera en número de animales sacrificados, y en segunda posición productora en el entorno europeo (con el 21,8 % de la producción).

    Su cadena de valor comprende numerosas actividades directas relacionadas con la producción ganadera y fabricación de piensos (empresas de porcino), la transformación (industria cárnica porcina) y la comercialización mayorista y minorista de carne y productos elaborados.

    Producción y estructura del sector en España

    Entre los años 2007 y 2020 España registró un aumento de la producción de carne de porcino del 46 %, y del 26 % en el número de animales, en prácticamente todo el territorio. Esta subida coincidió con una caída del consumo nacional del 16,7 %, que pasó de representar el 81,9 % sobre la producción en 2007 al 46,7 % en 2020, pese a que ese año aumentó el consumo en los hogares durante los meses de confinamiento, compensando así la caída de consumo en el sector de restauración.

    El mercado exterior ha tenido un papel clave en este crecimiento:

    • Por un lado, las exportaciones en territorio europeo aumentaron un 55 % desde 2008, fundamentalmente destinadas a Francia (23 %), Italia (16 %) y Portugal (13 %), representando en 2020 el 23,6 % de la producción.

    • Por otro, las extraeuropeas experimentaban un aumento considerable en el periodo, hasta representar en 2020 el 35,7 % de la producción. Esta exportación está fundamentalmente dirigida a China, que en 2020 cubría el 75 % del total de las exportaciones de porcino a terceros países, frente al 0,23 % de 2008.

     

    Exportaciones españolas fuera de la Unión Europea en 2020. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA).

     

    Hay que aclarar que, pese a su cada vez mayor utilización, el término macrogranja “no aparece en ninguna de las disposiciones vigentes del ordenamiento jurídico de España o de la Unión Europea”.

    Sí puede hacerse referencia a ganadería intensiva o ganadería industrial, entendida como aquella que se apoya en la intensificación de los factores de producción (equipamiento, instalación) para maximizar la producción y minimizar los costes. También se caracteriza por una elevada densidad de animales y el control de aspectos como la alimentación o la temperatura para acelerar los tiempos de cría, aprovechando las ventajas de un sistema global tanto en la cadena de suministros como en la comercialización.

    El número total de granjas de porcino en España ha caído un 11 % desde 2007 debido al desplome de las pequeñas, -51 % las reducidas y -25 % las de grupo 1. Sin embargo, el aumento experimentado por las de mayor tamaño, representadas por los grupos 2 (25 %) y 3 (49 %), ha permitido impulsar la producción de carne de porcino hasta alcanzar las 5.024.000 toneladas en 2020.

    Ese año se contabilizaban un total de 88.437 granjas, ubicadas mayoritariamente en Galicia (34 % del total nacional), Extremadura (15 %), Andalucía (14 %) y Castilla y León (10 %). Estas regiones, a excepción de Andalucía, se caracterizan por un mayor peso de las instalaciones productivas intensivas, que en el caso de Galicia alcanzan prácticamente la totalidad.

     

    Explotaciones de ganado porcino en España por comunidad autónoma. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA)

     

    Impacto ambiental de la producción porcina

    El impacto ambiental asociado al sector porcino afecta tanto a las explotaciones intensivas como extensivas, aunque la concentración de animales en el primer caso hace que la generación de purines y estiércol requiera un sistema específico de gestión de los lixiviados y residuos producidos.

    Destacan los siguientes contaminantes:

    • Emisiones de amoniaco: la introducción de técnicas de control de emisiones en la aplicación de fertilizantes en campo, mejoras en la alimentación animal y técnicas de gestión de estiércoles redujeron estas emisiones un 10 % en 2012 respecto a 1990. A partir de 2013 se observa un aumento asociado al crecimiento de la cabaña ganadera y un repunte en el uso de fertilizantes orgánicos (estiércol) e inorgánicos. No obstante, gracias a la reducción de los fertilizantes nitrogenados inorgánicos, se situaron en 2019 un +1 % sobre 1990 .

    • Emisiones de nitratos: el sector ganadero fue responsable en 2019 del 0,8 % de estas emisiones, que en todo caso han caído un -49 % desde 1990.

    • Emisiones de gases de efecto invernadero: el 9,1 % de estas emisiones se originó en este sector en 2020, registrando un aumento del 0,8 % respecto a 2019 debido a la gestión de estiércol y a la fermentación entérica.

    • Bioseguridad: combatir la resistencia antibiótica es una prioridad europea, regulada por el Reglamento (UE) nº 2016/429, del Parlamento Europeo y del Consejo, de 9 de marzo de 2016. En este sentido el MAPA ha implementado un Plan Estratégico Nacional de Bioseguridad en las explotaciones porcinas (2015 y 2016).

    Estos aspectos se regulan en el Real Decreto 306/2020, de 11 de febrero, que establece normas básicas de ordenación de las granjas porcinas intensivas, y modifica la normativa básica de ordenación de las explotaciones de ganado porcino extensivo. Entre sus novedades cabe señalar:

    • el establecimiento de condiciones mínimas de bioseguridad, higiene, bienestar y sanidad animal (art. 4);

    • normas de gestión de estiércoles (art. 9);

    • la necesidad de adoptar las mejores técnicas disponibles para reducir emisiones (arts. 10 y 11);

    • y la obligación de adoptar, a partir del 1 de enero de 2022, un sistema integrado de gestión de explotaciones ganaderas (SIGE) (disposición final cuarta), que incluirá un plan de gestión de residuos, un plan de gestión ambiental y de lucha contra el cambio climático y un plan de bioseguridad.

    Consideraciones finales

    La producción de porcino en España supera con creces el consumo nacional, orientándose en buena parte a la exportación, principalmente a terceros países, lo que puede provocar incertidumbre asociada a la coyuntura de determinados mercados internacionales (como China).

    Por otra parte, el aumento productivo registrado en los últimos años se apoya en un incremento del número de granjas de mayor tamaño, impulsándose la denominada ganadería intensiva.

    Todo ello está provocando un intenso debate respecto a la repercusión socioeconómica y ambiental de las instalaciones porcinas de mayor tamaño en el ámbito rural. Asociaciones ecologistas y ganaderas alertan sobre las repercusiones ambientales y los discutibles beneficios locales de unas explotaciones muy tecnificadas. Defienden un impulso de las explotaciones extensivas y la recuperación de la cuota de las pequeñas o familiares, por considerarlas más sostenibles.

    El Real Decreto 306/2020 regula los aspectos más controvertidos relativos a la gestión de estas instalaciones. De su cumplimiento dependerá la reducción de los impactos ambientales y, por tanto, optimizar la consideración y opinión pública de las explotaciones intensivas de ganado porcino en España.

     

    Publicado el 29 de septiembre de 2021 en The Conversation: https://bit.ly/3DyMwlT

    Cláusula de Divulgación

    Mª Victoria Mestre Martínez colabora con la Comunidad de Medio Ambiente y Salud de El Día Después (https://diadespues.org/).

     

     

  • Subproductos agroindustriales y residuos de cosecha para reducir la dependencia de los cereales en los piensos

    6 - 7 minutos

    Clint Austin / Shutterstock

    España es líder europeo y uno de los diez principales productores mundiales de piensos para animales. En 2020 se produjeron 37,69 millones de toneladas de piensos, 48 % destinadas al porcino, 27 % a rumiantes y el 25 % restante a otras especies animales.

    Los piensos de los animales están basados en el uso de grandes cantidades de cereales, principalmente maíz y cebada. En la actualidad, se plantea el problema de la escasez de cereales, debida entre otras razones al cese de las importaciones procedentes de Ucrania, segundo país suministrador de maíz a España (por detrás de Brasil), con un volumen medio de 2,7 millones de toneladas anuales importadas.

    Alternativas para paliar la crisis

    La reducción del suministro de cereales ha provocado un incremento de su precio, que se ha unido al aumento del coste de las materias primas ya registrado en los últimos meses.

    Medidas como el aumento de tierras dedicadas al cultivo de cereales y la autorización de su importación de países distintos pueden contribuir a la resolución de esta crisis, pero otras medidas como la utilización de materias primas no convencionales también pueden ser útiles.

    La sustitución de materias primas convencionales por subproductos agroindustriales o residuos de cosechas puede reducir los costes de producción, la contaminación medioambiental, la huella de carbono de los productos animales y la competencia entre la alimentación animal y la humana, contribuye a la sostenibilidad de las explotaciones ganaderas, potencia la economía circular en los sectores productores y puede mejorar la imagen verde de la ganadería.

    Además, puede tener efectos beneficiosos en la salud animal y la calidad de los productos animales. En consecuencia, beneficia a la salud del consumidor.

    Sin embargo, la utilización práctica de estos recursos requiere conocer su valor nutritivo y las condiciones idóneas para su inclusión en la dieta de los animales.

    En España se han llevado a cabo numerosas investigaciones que avalan el potencial de diferentes subproductos agroindustriales y desechos vegetales para alimentar a los animales.

    Subproductos del olivar y el viñedo

    España es el primer productor mundial de aceite de oliva. En su fabricación se generan diferentes tipos de orujo de aceituna, formados por pulpa, pieles y huesos de las aceitunas y agua.

    El orujo de aceituna es un material fibroso pobre en proteína que se ha utilizado fundamentalmente en la alimentación de los rumiantes en épocas de escasez de alimento y para alimentar a animales en mantenimiento o bajo nivel productivo.

    Sin embargo, este subproducto también se ha incluido en el pienso de ovejas gestantes y lactantes y de terneros sustituyendo a los cereales sin que se reduzca el rendimiento productivo. El uso de orujo de aceituna en piensos para cerdos puede modificar el contenido en ácidos grasos de la carne hacia un perfil más insaturado y más saludable para el consumo humano.

    La viticultura y la producción de vino tienen una gran importancia social y económica en España, uno de los principales productores mundiales. Esta industria genera una gran cantidad de subproductos, entre los que el orujo de uva es el mayoritario.

    El orujo de uva es un material fibroso y de bajo valor nutritivo, pero su inclusión en el pienso de corderos puede mejorar la vida útil de la carne sin reducir la producción de los animales. Esta mejora en la estabilidad oxidativa de la carne se ha observado también al incluir pequeñas cantidades de orujo de uva en el pienso de pollos.

    Subproductos de cultivos hortofrutícolas

    España es el primer país europeo y segundo mundial en superficie dedicada a cultivos de invernadero. En ellos se generan grandes cantidades de restos vegetales, como hojas, ramas y destríos de frutos que están disponibles durante todo el año. Estos materiales vegetales tienen un alto contenido en agua y se pueden mezclar con otras materias primas para formar bloques multinutrientes.

    La administración de bloques multinutrientes con destríos de tomate y pepino a cabras lecheras modificó la grasa de la leche hacia un perfil más saludable y redujo las emisiones de metano, un gas con potente efecto invernadero.

    El potencial del tomate para reducir las emisiones de metano se ha observado también en otros estudios. El procesado del tomate para producir zumos y pasta genera pulpa de tomate, un subproducto muy abundante en España. La pulpa de tomate, ensilada o desecada, puede mejorar la calidad de la carne y la leche de los rumiantes.

    También se ha utilizado pulpa de tomate en dietas para cerdos, aves y conejos, mejorando el perfil de ácidos grasos de la carne, y en piensos para acuicultura y mascotas.

    Otro subproducto muy abundante en España es la pulpa de cítricos, que se genera en la producción industrial de zumos y puede utilizarse fresca, ensilada o deshidratada.

    La pulpa deshidratada tiene un alto contenido energético y puede sustituir a los cereales, tal y como se ha demostrado en vacuno, ovino, caprino y porcino. En cerdos, la pulpa de naranja también puede reducir las emisiones contaminantes de los purines.

    Otro subproducto del cultivo de cítricos es la hoja de los árboles. Se ha observado que las hojas de limonero y de naranjo pueden reducir las emisiones de metano de cabras lecheras y mejorar el perfil de ácidos grasos de la leche.

    En cabras lecheras se han usado ensilados con subproductos de alcachofa y brócoli y subproductos del aguacate y mango. Los subproductos del aguacate también pueden mejorar la calidad de la carne de cerdos al reducir su contenido en grasa, disminuir su oxidación y aumentar el contenido en ácidos grasos poliinsaturados.

    Subproductos de la cerveza

    La cerveza es una de las bebidas más consumidas en España, el tercer productor en la UE. La producción de cerveza genera varios subproductos, pero el principal es el bagazo, un material rico en proteína y fibra altamente degradable, pero también tiene un alto contenido en agua y se pudre fácilmente.

    El bagazo fresco se utiliza en explotaciones de rumiantes lecheros (vacas principalmente) cercanas a las industrias cerveceras y tiene efectos beneficiosos sobre la producción y calidad de la leche al mejorar el perfil lipídico, aunque también puede ensilarse. El bagazo también puede deshidratarse y ser utilizado en las dietas de aves y cerdos, aunque su valor nutritivo para estos animales es menos conocido.

    ¿Y si se mezclan varios subproductos en el pienso?

    La composición nutricional de los subproductos suele ser desequilibrada, por lo que mezclar varios en los piensos puede ser una buena opción práctica. La inclusión de un 44 % de una mezcla de subproductos (pulpa de cítricos, granos de destilería y orujo de aceituna) en el pienso de corderos de engorde mejoró la calidad de la carne al aumentar su proporción en ácidos grasos poliinsaturados y disminuir la oxidación lipídica.

    Cuando el mismo concentrado se administró a cabras lecheras también mejoró la grasa de la leche hacia un perfil más saludable sin alterar la producción.

    En terneras de engorde, la inclusión de un 73,5 % de una mezcla de granos de destilería, raicillas de malta y granilla de uva en el pienso mantuvo los mismos niveles productivos y la misma calidad de la carne que al administrar un pienso rico en cereales.

    La inclusión de una mezcla de tomates, pulpa de cítricos y bagazo y levadura de cerveza en el pienso de cabras redujo las emisiones de metano y aumentó la proporción de ácidos grasos poliinsaturados en la leche.

    Estos estudios demuestran que la combinación de subproductos y restos vegetales en el pienso puede reemplazar materias primas convencionales. Gracias a los numerosos trabajos realizados por diferentes grupos de investigación españoles se conoce el valor nutritivo de muchos subproductos y restos vegetales locales. Algunos han sido ya incluidos en tablas de valor nutritivo.

    Sin embargo, es fundamental seguir caracterizando los subproductos que se generan en diferentes industrias, analizar su variabilidad y desarrollar sistemas eficaces y de bajo coste para su conservación, como pueden ser el ensilado, el secado solar o la producción de bloques multinutrientes.

    En este sentido, son muchas las empresas que generan subproductos y que están haciendo un gran esfuerzo por desarrollar procedimientos sostenibles que permitan su almacenamiento.

    Aunque los subproductos solo se incluyan en bajas proporciones en las raciones de los animales, pueden tener un papel especialmente relevante en la actual crisis de materias primas y reducir la dependencia del sector ganadero de las importaciones y su exposición a la volatilidad de los mercados.

    Fuente:  Eduarda Molina Alcaide, Profesora de investigación. Área de especialización: Nutrición Animal, Estación Experimental del Zaidín (EEZ - CSIC) y María Dolores Carro Travieso, Catedrática de Producción Animal, Universidad Politécnica de Madrid (UPM).