Cinco Directores de la Meteorología Española

Cinco Directores de la Meteorología Española

En estos días en que se conmemora el centenario del fallecimiento del primer director que tuvieron los servicios meteorológicos españoles, Augusto Arcimís y Werhle, que rigió los destinos del entonces llamado Instituto Central Meteorológico desde que aprobó la oposición para dirigirlo en 1888 hasta su fallecimiento, el 18 de abril de 1910, bien está recordar a algunos de sus sucesores, que continuaron su legado y lo sacaron adelante, inicialmente con muy limitados medios.

La fotografía que reproducimos, del año 1914, resulta muy interesante al respecto. Está tomada en el parque del Retiro de Madrid. Al fondo se ve el edificio conocido como “El Castillo”, construcción de la década de 1840 que fue cabecera de las líneas de Valencia y Andalucía del efímero telégrafo óptico, sede en el momento de la fotografía del Observatorio Central Meteorológico, que era el nombre que en aquella época recibía la institución, y que actualmente sigue en pie, aunque en estado ruinoso (el edificio, no la institución).

Estas nueve personas que aparecen en la fotografía componían la práctica totalidad de la plantilla del Observatorio Central Meteorológico. En el centro de la segunda fila, en pie, se encuentra el que era entonces el Director (Jefe, en realidad), José Galbis Rodríguez. A su izquierda (a la derecha en la foto) se encuentran los meteorólogos Nicolás Sama Pérez, el más cercano a Galbis, e Hilario Alonso García. A la derecha de Galbis se sitúan el meteorólogo Francisco del Junco y Reyes y el entonces auxiliar Rafael Marín Sanz, en el extremo más alejado. Sentados se encuentran, de izquierda a derecha en la foto, los auxiliares Manuel de Rojas, Fernando Oca y Esteban Ontañón, además de otro funcionario llamado Espinosa, probablemente el ordenanza. Sólo había entonces otros dos funcionarios del Observatorio Central Meteorológico, los auxiliares Miguel Botella Casasempere y Salvador García Cerón, destinados desde mayo de 1913 al recientemente inaugurado Observatorio de Izaña, dirigido por el también ingeniero geógrafo Juan García Lomas, que era la única instalación propia del Observatorio Central Meteorológico, además de la sede del Retiro.

Pero lo más curioso de la fotografía es que, debido a una serie de azares históricos, las cinco personas que aparecen de pie en la segunda fila fueron en un momento u otro directores de los servicios meteorológicos españoles, con alguna de sus varias denominaciones y en uno u otro de los dos lados que se crearon durante la Guerra Civil. Veamos cuál fue la trayectoria de cada uno de ellos.

José Galbis, nacido en Madrid 1868, fue ingeniero geógrafo y militar de carrera. A su regreso de la guerra de Cuba ingresó en el Instituto Geográfico como geodesta, pasando luego a ser ingeniero geógrafo en 1900, año de la creación de dicho Cuerpo. Desde 1904 el Instituto Central Meteorológico, entonces dirigido por Arcimís, dependía del Instituto Geográfico y Estadístico, tras varias décadas dependiendo del Observatorio Astronómico y Meteorológico. El 27 de  abril de 1910, apenas nueve días después del fallecimiento de Arcimís, José Galbis fue nombrado director del Instituto Central Meteorológico, que menos de un año después cambió su nombre a Observatorio Central Meteorológico. Con una u otra denominación, José Galbis dirigió la institución durante 11 años, hasta abril de 1921, cuando fue sustituido por otro ingeniero geógrafo, Juan Cruz Conde, lo que convierte en el tercer director que más tiempo ha permanecido en el cargo, tras el coronel Luís Azcárraga, que lo desempeñó durante treinta años, entre 1940 y 1970, y el propio Augusto Arcimís, que como ya dijimos lo ocupó durante veintidós, entre 1888 y 1910, y superando por poco a Manuel Bautista, que fue director durante diez años, de 1986 a 1996.

Cuenta Galbis en su “Testamento laboral”, que no tuvo ninguna oposición para obtener el puesto de Director del Instituto Central Meteorológico “poco remunerado y que tiene escasísimo personal y porvenir”, pero sabiendo él de la importancia que se concedía a la meteorología en otros países, se ofreció a desempeñarlo.

Prueba de la escasa importancia que se daba a la meteorología en España es el cambio de nombre de Instituto por el de Observatorio al año siguiente, respecto a lo que observa Galbis en sus memorias que “conocía un acuerdo internacional reciente que definía con toda claridad cuándo un centro meteorológico debía llamarse Estación, cuándo Observatorio y cuándo Instituto o Servicio, todo lo cual dependía, con respecto a los primeros nombres, únicamente del número de elementos de que se disponía para la observación; y empleándose, por todas las naciones, uno de los últimos, para los centros que dirigían técnicamente una red de estaciones, caso nuestro”.

Pero aún rebajado el Instituto a Observatorio y su Director a Jefe, la extraordinaria energía y capacidad de organización del entonces comandante, y desde 1915, teniente coronel Galbis, le hacen responsable de las primeras medidas aerológicas con globos piloto y globos sonda, de la creación de la red pluviométrica española y de la instalación del Observatorio de Izaña, lugar pionero desde hace un siglo en la investigación de la alta atmósfera. También fue Galbis el promotor de la creación del Cuerpo de Meteorólogos y Auxiliares de Meteorología en 1913. Y aunque al parecer, según cuenta en sus memorias, le hubiera gustado seguir dirigiendo la meteorología española, en 1921 pasó a ocupar la Inspección General del Instituto Geográfico y posteriormente la Subdirección General de dicho organismo, que nunca llegó a dirigir al ser un cargo político y no tener Galbis interés en afiliarse a ningún partido y tener que someterse a los continuos cambios de Gobierno habituales en su época.

En justicia habría que considerar a Galbis como el verdadero creador de la Meteorología oficial en España o al menos como su mayor impulsor. Su labor en otras áreas científicas relacionadas con su condición de Ingeniero Geógrafo (Geodesia, Topografía, Gravimetría, Sismología y otras varias) fue también extraordinaria, y su prestigio fuera de España queda atestiguado cuando en 1945, estando ya jubilado y con el grado de general honorífico, recibió una carta “firmada por más de veinte sabios norteamericanos, cinco de ellos Premios Nobel, que más o menos intervinieron en la construcción de la bomba atómica, pidiéndome que les indique los nombres de los sabios españoles a quienes interesaban las cuestiones de física nuclear, pues deseaban dirigirse a ellos, para que en unión de otros sabios mundiales interesasen en los gobiernos respectivos apoyo para la política de paz…”, siendo Galbis el primer científico español en recibir dicha misiva.

En cuanto a Nicolás Sama, nacido en Santander en 1877, había sido el ayudante de Arcimís desde 1897, en sustitución de Fernando Buireo. Y lo de “el” ayudante es literal, pues durante los primeros diecinueve años, hasta 1907, todo el personal del Instituto Meteorológico consistía en tres personas: el director y único meteorólogo, un ayudante y un ordenanza. Sama era especialista en instrumentos de observación, sobre los que publicó algunos trabajos. Cuando en 1913 se creó el Cuerpo de Meteorólogos y Auxiliares de Meteorología (R.D. de 7 de febrero), Sama, junto con Francisco del Junco e Hilario Alonso, que habían entrado como ayudantes en 1908, fueron nombrados meteorólogos, siendo por tanto los primeros meteorólogos españoles después de Arcimís, y siendo Sama, por su mayor antigüedad, el primero del escalafón.

El Real Decreto de 5 de julio de 1920, poco antes de la marcha de Galbis, había reorganizado la meteorología española, cambiando una vez más el nombre de la institución, que pasó a llamarse Servicio Meteorológico Español y creando la figura del Jefe de la Oficina Meteorológica Central, con funciones de director técnico. Este puesto recayó en Nicolás Sama, que lo ejerció durante el último año de dirección de Galbis, con su sucesor Juan Cruz, director entre 1921 y 1925, y con el sucesor de este último, Enrique Messeguer Marín, también ingeniero geógrafo y director entre 1925 y 1932. Este último año un nuevo Real Decreto del 1 de julio, además de cambiar el nombre (una vez más) a Servicio Meteorológico Nacional, y otras varias disposiciones, dividía en Cuerpo de Meteorólogos y Cuerpo de Auxiliares de Meteorología lo que desde 1913 era un único Cuerpo y establecía que la Jefatura del Servicio sería desempeñada por el número uno del Cuerpo de Meteorólogos, si bien respetando la jefatura de Messeguer hasta que éste ascendiera, lo que ocurrió muy poco después, en el mes de agosto.

De este modo Nicolás Sama pasó en agosto de 1932 a ser el Jefe del Servicio Meteorológico tras treinta y cinco años dedicado a la institución, durante los que colaboró estrechamente con cuatro directores diferentes, ingenieros geógrafos los tres anteriores, y meteorólogo como él tan solo el primero, Augusto Arcimís. Al año siguiente el Servicio Meteorológico pasó a depender de la Dirección General de Aeronáutica, rompiéndose el vínculo que desde hacía casi treinta años mantenía con el Instituto Geográfico y creándose uno nuevo con la aviación civil y militar que duraría cuarenta y cinco, hasta 1978.

Además de esta nueva vinculación del Servicio Meteorológico la jefatura de Sama coincidió con un gran impulso a la investigación en Meteorología, reflejada en las Memorias del Servicio Meteorológico Nacional, que por entonces empezaron a publicarse, con aportaciones de ilustres meteorólogos como Jansá o Duperier.

Durante la Guerra Civil el Servicio Meteorológico se dividió en dos, si bien ambos mantuvieron el título de Nacional. El que cayó en el lado republicano se trasladó sucesivamente a Valencia y Barcelona, acompañando en su peregrinar al Gobierno de la II República. Al año siguiente, en 1937, Nicolás Sama solicitó la baja por motivos de salud, y fue sustituido por Hilario Alonso, el primero del escalafón entre los meteorólogos que quedaban en ese lado de la dividida España, y que es el que está a la izquierda de Sama, en el extremo derecho de la foto que acompaña a este artículo. Sama falleció poco después, el 1 de agosto de 1938 en Anglesola, Lérida.

Poco pudo hacer Hilario Alonso como director del Servicio Meteorológico Nacional, si bien se continuaron publicando las Memorias, con trabajos de investigación a cargo de destacados meteorólogos. En enero de 1939 Alonso emigró a Francia, al igual que Duperier y Doporto, entre otros, finalizando de ese modo la existencia del Servicio Meteorológico del bando republicano.

Mientras tanto, en el bando nacional, se creó un nuevo Servicio Meteorológico dependiente de la Jefatura del Aire, ubicada en Salamanca. Como jefe fue nombrado Rafael Marín, que era el meteorólogo más antiguo de los que habían caído en la zona nacional. Concretamente, según publicó el ABC al día siguiente de su fallecimiento, “cuando estalló el glorioso Movimiento se encontraba en La Coruña”. También menciona dicho diario que “gran patriota, fue víctima de una sañuda persecución en Sevilla, a consecuencia de los sucesos de agosto de 1932 en aquella capital”. En la fotografía adjunta es el que está a la derecha de Galbis, en el extremo más alejado. Recordemos que ese momento Marín acababa de ingresar como auxiliar, el único aquel año de 1914, por lo que al ascender a meteorólogo, lo que debió ocurrir en 1919, pues según el R.D. de 1913 eran necesarios al menos cinco años de antigüedad como auxiliar, era el cuarto en el escalafón, por detrás de Sama, Alonso y del Junco. Sama y Alonso ya hemos visto que estaban en la zona republicana y que ocuparon sucesivamente la jefatura del Servicio. Por su parte, Francisco del Junco, también se encontraba en ese lado, aunque no trabajando para el Servicio Meteorológico.

Rafael Marín era doctor en Ciencias Exactas, ayudante en la cátedra de Cosmografía y Física y encargado de las observaciones del tiempo en la Sociedad Astronómica. Entre otras varias labores, organizó la red de estaciones pluviométricas de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. Su actividad como jefe del Servicio Meteorológico estuvo totalmente condicionada por el desarrollo de la guerra (según ABC, con la retórica habitual, “durante el Alzamiento nacional trabajó por el triunfo de la Santa Cruzada, realizando una gran labor en la organización y adaptación de los servicios meteorológicos a las necesidades de la guerra…”), teniendo que trasladar la Oficina Central a Zaragoza en 1938 para poder prestar mejor apoyo a las acciones bélicas. Al acabar el conflicto, en abril de 1939, la Oficina Central volvió a su sede del Retiro, pero poco después, el 11 de agosto del mismo año, mientras se encontraba reorganizando el Servicio y recién llegado de la Conferencia Internacional de Directores de Servicios Meteorológicos que había tenido lugar en Berlín, Rafael Marín falleció en un accidente de automóvil en las inmediaciones de Yuncos (Toledo).

De este modo la jefatura del Servicio recayó en Francisco del Junco, inmediatamente a la derecha de Galbis en la foto, si bien sólo duró unos meses en el puesto, pues para entonces se estaba produciendo una nueva reorganización por la cual el Servicio Meteorológico Nacional pasaba a depender de la Sección de Meteorología y Protección de Vuelo de la Dirección General de Infraestructura del Ministerio del Aire. Por Real Decreto de 10 de febrero de 1940 [5 de abril, B.O.E. de 20 de abril] se organizaba dicha Dirección General y se derogaba el R.D. de 1 de julio de 1932 que establecía que el Jefe del Servicio Meteorológico tenía que ser el meteorólogo más antiguo. El 20 de febrero el coronel Luís de Azcárraga era nombrado jefe de la Sección de Meteorología y Protección de Vuelo, convertida dos años después en Dirección General, ostentando la máxima responsabilidad de la meteorología española hasta 1970, nada menos que treinta años, tanto como todos los directores, siete en total, que habían sucedido a Arcimís.

Así pues, Francisco del Junco tan sólo desempeñó el cargo de Jefe del Servicio Meteorológico durante los escasos seis meses y diez días que transcurrieron entre la muerte accidental de Rafael Marín y el nombramiento de Luís Azcárraga, lo que le convierte en el más breve de los veintitrés responsables máximos (veintiún hombres y dos mujeres) del organismo, con cualquiera de sus denominaciones, en los 123 años transcurridos desde su creación. También fue el último meteorólogo en ocupar el puesto hasta Inocencio Font Tullot, director del Servicio entre 1976 y 1978, justo antes de su transformación en Instituto Nacional de Meteorología.

Desde entonces tampoco ha habido ningún otro meteorólogo al frente de la institución, por lo que los únicos que han ocupado el cargo de Jefe o Director han sido Arcimís, Font y los cuatro que en la fotografía que reproducimos se encuentran a ambos lados de Galbis, que como ya dijimos era militar e ingeniero geógrafo. Como curiosidad última, fijémonos en que los dos que se encuentran a su izquierda (a la derecha en la foto) son aquellos que sucesivamente fueron jefes del Servicio Meteorológico del lado republicano, Nicolás Sama e Hilario Alonso, consecutivamente, mientras que los que se encuentran a su derecha lo fueron del bando nacional, primero Rafael Marín y luego Francisco del Junco. Podríamos decir, por tanto, que se trata de una foto premonitoria en más de un sentido.

 

Referencias: