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Ozono para la vida: 35 años de protección de la capa de ozono

Este año se celebra el 35º aniversario del acuerdo medioambiental más exitoso del mundo que ha permitido la recuperación gradual de la capa de ozono protectora de la Tierra.

El Día Mundial del Ozono, celebrado el 16 de septiembre, celebra este éxito. Demuestra que la acción colectiva, guiada por la ciencia, es la única manera de resolver las grandes crisis mundiales. El lema del día es "El ozono para la vida": la capa de ozono es crucial para la vida en la Tierra y necesita ser protegida para las generaciones futuras.

 

Día Mundial del Ozono 2020

El Convenio de Viena para la Protección de la Capa de Ozono fue aprobado en 1985. En virtud del Protocolo de Montreal del Convenio, los gobiernos, los científicos y la industria trabajaron conjuntamente para eliminar el 99% de todas las sustancias que agotan la capa de ozono.

"La capa de ozono está ahora recuperándose, salvaguardando la salud de los seres humanos y de los ecosistemas. Pero la labor del Protocolo de Montreal no ha terminado. Mediante la Enmienda de Kigali del Protocolo, la comunidad internacional está encontrando alternativas para los líquidos refrigerantes que contribuyen a la mayor amenaza de alteración del clima. Si se aplica plenamente, la Enmienda de Kigali puede prevenir 0,4 grados centígrados de calentamiento global", dijo el Secretario General de las Naciones Unidas Antonio Guterres.

La última Evaluación Científica del Agotamiento de la Capa de Ozono de la OMM/Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, publicada en 2018, concluyó que estas medidas llevarán a la capa de ozono por el camino de la recuperación y al posible retorno de los valores de ozono sobre la Antártida a los niveles anteriores a 1980 para el 2060.

Aunque se ha dejado de utilizar halones y clorofluorocarbonos (CFC), éstos permanecerán en la atmósfera durante muchos decenios. Incluso si no hubiera nuevas emisiones, sigue habiendo cloro y bromo más que suficiente en la atmósfera para destruir el ozono a ciertas altitudes sobre la Antártida de agosto a diciembre.

Se espera que la formación del agujero de la capa de ozono sea un acontecimiento anual de primavera. Su tamaño y profundidad están regidos en gran medida por las condiciones meteorológicas particulares del año.

 

Agujero de la capa de ozono Septiembre de 2020

A partir de la primera mitad de agosto de 2020, el agujero de la capa de ozono reapareció y está creciendo rápidamente. Su evolución está siendo vigilada por medio de satélites y varias estaciones de observación en tierra del Programa de Vigilancia de la Atmósfera Global. Estas observaciones se están combinando con modelos numéricos por parte de diferentes organizaciones e instituciones, entre ellas la NASA, el Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copérnico, ejecutado por el ECMWF, el Ministerio de Medio Ambiente y Cambio Climático del Canadá y el Instituto Meteorológico Nacional de los Países Bajos, KNMI, para proporcionar información y análisis en tiempo casi real sobre los niveles de ozono en diferentes partes de la estratosfera, la ubicación y las dimensiones de la zona agotada por el ozono.

Las condiciones dinámicas específicas de la estratosfera en 2019 dieron lugar al menor agujero de ozono en la Antártida desde que se descubrió por primera vez el agujero.

Imagen: Producto de Vigilancia del Ozono de la NASA basado en las observaciones de los satélites para el 12 de septiembre de 2020.  El área del agujero de la capa de ozono está determinada por los lugares donde la concentración total de ozono cae por debajo de 220 unidades Dobson.

 Agujero de ozono en el Ártico

La cantidad de sustancias que agotan el ozono en la atmósfera también es suficiente para causar la destrucción del ozono en la atmósfera del Ártico. No se trata de un fenómeno anual porque la estratosfera del Ártico suele estar menos aislada y no experimenta temperaturas muy bajas durante un período de tiempo prolongado, que son necesarias para sostener la destrucción del mismo. El agujero de la capa de ozono en el Ártico en 2020

 

Una combinación de ondas atmosféricas superiores inusualmente débiles, un fuerte vórtice polar estratosférico con temperaturas muy bajas constantes durante un largo período de tiempo en la primavera de 2020 dio lugar a una formación temprana de los niveles de ozono, sin precedentes, en la baja estratosfera del Ártico. Todavía se está evaluando el impacto total de ese fuerte agotamiento del ozono, que habría sido aún peor si no hubiera sido por el Protocolo de Montreal.

Impacto de COVID-19 en la vigilancia del ozono

 Las últimas estaciones de primavera en el Antártico y el Ártico subrayan la importancia de vigilar la naturaleza y el impacto de los diferentes factores en la extensión de la destrucción del ozono.

Las observaciones y la distribución de datos meteorológicos, de ozono y de radiación ultravioleta se han visto y siguen viéndose afectadas por los cierres y las políticas de teletrabajo obligatorio introducidas en relación con COVID-19. El alcance de este impacto depende de su ubicación, las técnicas de medición, la automatización de los instrumentos, los requisitos de servicio y calibración, el estado y los requisitos de las telecomunicaciones.

Debido a que gran parte de las observaciones del clima en la superficie, del ozono y de los rayos ultravioleta están parcial o totalmente automatizadas, se espera que éstas continúen funcionando sin una degradación significativa durante semanas, en algunos casos incluso más tiempo.

El más afectado es el hemisferio sur, especialmente en África y en partes de América Central y del Sur donde muchas observaciones y estaciones meteorológicas son manuales.

Algunas estaciones de observación del ozono se basan en observaciones tomadas manualmente que posteriormente se transmiten a las redes internacionales para su utilización en modelos y previsiones. En algunas de esas estaciones, las observaciones del ozono y la radiación ultravioleta cuentan con el apoyo de los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales, que siguen desempeñando sus funciones esenciales las 24 horas del día, los 7 días de la semana, y no se pone en peligro la continuidad de las actividades de vigilancia.

Sin embargo, si la pandemia se prolonga, la falta de trabajos de reparación, mantenimiento y suministro afectará a esas observaciones. Si bien cada vez es más preocupante la frecuencia y continuidad de las observaciones en las zonas afectadas por el COVID que no están automatizadas o no cuentan con el apoyo de los SMHN, la calidad de las observaciones mundiales podría verse afectada por los retrasos o la falta de servicios regulares y de emergencia, así como de calibraciones y actividades de capacitación que actualmente están suspendidas.

Al celebrar el Día Mundial del Ozono, la OMM reconoce los esfuerzos mancomunados de 197 Estados Miembros de las Naciones Unidas que ratificaron el Protocolo de Montreal. También rendimos homenaje a la ardua labor y dedicación de todos los operadores de instrumentos para continuar la vigilancia atmosférica y las observaciones del ozono, la radiación ultravioleta y las sustancias que agotan la capa de ozono, a pesar de las limitaciones del COVID-19.

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