Así se ve el deshielo del permafrost desde el espacio

Una animación de la Agencia Espacial Europea muestra la evolución del permafrost del Ártico a lo largo de 14 años.Permafrost CCI, Obu et al, 2019 via the CEDA archive

En enero de 2019, la revista Nature Communications publicaba una revisión que analizaba el estado del permafrost a nivel global y advertía que su temperatura media ha aumentado en los últimos años en torno a 0,3° C. Si, por ejemplo, la temperatura media global aumentara un grado más, se estima que se perdería una cantidad de permafrost equivalente a la superficie que ocupa la India.

La pérdida de permafrost, esa capa del subsuelo terrestre que está permanentemente congelada y que sirve de soporte para ecosistemas tan valiosos como la taiga o la tundra, es un fenómeno que preocupa mucho a los científicos, ya que este sistema juega un papel muy importante en el clima global.

Con el cambio climático tiene lugar una especie de círculo vicioso que se retroalimenta, pues en el permafrost hay atrapado dióxido de carbono. De hecho, la cantidad de carbono retenida en el mismo no es nada desdeñable, pues se estima que es, aproximadamente, el doble del que contiene la atmósfera. Al subir las temperaturas se descongela parte del permafrost, lo que provoca la liberación de dióxido de carbono que a su vez contribuye más y más al calentamiento global.

La Iniciativa Cambio Climático de la Agencia Espacial Europea (ESA) ha publicado una serie de mapas que nos dan una idea de la magnitud del deshielo del permafrost en el Ártico y de cómo ha evolucionado a lo largo de una serie temporal de 14 años (2003-2017).

Hay que tener en cuenta que el permafrost se puede dividir en dos estratos, y que el más superficial de ellos tiende a descongelarse y congelarse periódicamente debido a las variaciones estacionales habituales, por lo que el estudio del fenómeno simplemente mediante fotos de satélite se quedaría corto. Por eso, el trabajo se ha completado con mediciones in situ de la temperatura del permafrost a nivel del subsuelo con la idea de obtener una visión más completa de lo que está sucediendo y poder elaborar modelos climáticos fiables que nos permitan comprender lo que puede suceder en escenarios futuros.

Las imágenes son, sin duda, impactantes, pero aún es pronto para sacar conclusiones. "Aunque los mapas proporcionan información útil con respecto a la variabilidad interanual durante un período de 14 años, no es posible sacar conclusiones sobre las tendencias climáticas", explica Annett Bartsch, directora del proyecto permafrost CDI de la ESA. “Habrá que esperar a tener mapas de permafrost que cubran una serie completa de tiempo de al menos treinta años”.

Consecuencias económicas, sociales y ambientales

Las consecuencias del deshielo del permafrost no solo tendrán efecto sobre el clima global. Por ejemplo, se estima que más del 60 % del suelo ruso se encuentra sobre permafrost, y muchas poblaciones de Siberia, Canadá y Alaska se asientan sobre el mismo, por lo que sus casas y construcciones corren el peligro de colapsar.

Otra estructura que se encuentra amenazada por el deshielo del permafrost es el Banco Mundial de Svalbard, también llamado ‘la bóveda del fin del mundo’, que sirve de almacén de más de un millón de semillas de todo el planeta. De hecho, en los últimos años se han invertido millones de euros en hacer diversas mejoras que hagan la construcción más resistente a los avatares climáticos que se prevén para un futuro cercano.  

Otro detalle, no desdreñable, es la liberación de virus y bacterias con la eliminación del hielo.

El deshielo de la Antártida visto desde el espacio

Fuente: Producción: Ramiro Angulo / Texto: Victoria González