Rastreadores de la cadena de contagio, la clave del éxito de Alemania

El Instituto Robert Koch traza el coronavirus desde la «paciente cero» -una mujer china- hasta los 10.000 infectados actuales.

Una empleada del Instituto Robert Koch en uno de los autobuses que recorren Alemania para rastrear la expansión del coronavirus/Foto: RONALD WITTEK/EFE

Sin saberlo, ni mucho menos desearlo, un padre de familia de 38 años del distrito de Traunstein se convirtió en el “paciente 5” del coronavirus en Alemania. Todo ocurrió a finales de enero, en la cantina de Webasto, una empresa de componentes de automóvil situada en Stockdorf, cerca de Múnich. Faltaba la sal, por lo que el hombre preguntó a un colega que estaba a su espalda si podía pedir prestado el salero de su mesa. El colega se lo pasó y le infectó. Poco después, el “paciente 5” contagió a su mujer y a dos de sus tres hijos y todos fueron hospitalizados durante más de dos semanas en la clínica de Trostberg.

En la cantina del trabajo, el hombre nunca pudo adivinar que pidió prestada la sal al “paciente 4” aunque ahora, un estudio elaborado por el Instituto Robert Koch y el hospital Charité de Berlín y publicado en la revista “The Lancet”, ha conseguido rastrear al Covid-19 durante su periplo alemán, desde su llegada al país hasta su eclosión en los cerca de 10.000 infectados actuales.

El estudio ha conseguido describir al detalle la cadena de contagio de los primeros 16 infectados por coronavirus en Alemania y asimismo confirma que las personas positivas pueden ser contagiosas antes de mostrar síntomas o de que el virus se puede transmitir a través de los objetos.

Además, los investigadores han conseguido hallar a la “paciente 0”. Se trata de una ciudadana china que trabaja para la filial de Webasto en Shanghai y que viajó a Múnich el 19 de enero, poco después de recibir la visita de sus padres, que viven en la ciudad china de Wuhan, donde se informó por primera vez del virus.

Al llegar a Alemania, la mujer sintió dolor en el pecho y fatiga que atribuyó al desfase horario y que trató de remediar con paracetamol. Tras dos días de reuniones y talleres en la sede de Webasto, regresó a China el 22 de enero y fue entonces cuando se alarmó porque sus dolencias no remitían.

El 25 fue al médico y, tras dar positivo en coronavirus, fue hospitalizada. Apenas se enteró de su contagio, la “paciente cero” envió un correo electrónico a la empresa en Alemania informando la situación y con el listado de personas con las que había estado en contacto durante su visita.

El “paciente 1” alemán participó, junto a la ciudadana china, en uno de esos talleres. Se sentó a su lado, en una sala de unos doce metros cuadrados, juntos a otros dos empleados, que no se infectaron. Tres días después empezó a tener molestias de garganta que no le impidieron que cuatro días más tarde compartiera un ordenador con un colega durante unos minutos y que, al día siguiente, se encontrara con un amigo durante hora y media.

A los tres días, el amigo voló a España donde le diagnosticaron coronavirus. En su historial se le identifica como el “paciente 12” y se convirtió en el primer caso registrado en suelo español. El caso alemán más curioso de contagio es el del salero -del “paciente 4”, que no tuvo contacto con la mujer china, al “paciente 5”-, lo que arroja nuevos datos a los investigadores sobre cómo se comporta el virus, pero, sobre todo, corrobora la rápida respuesta de las autoridades que decretaron cuarentena para las personas que tuvieron un alto riesgo de contagio e hicieron más de 200 pruebas de PCR.

Asimismo, el estudio concluye que el periodo medio de incubación fue de cuatro días y que, en cuatro casos, la infección se produjo en los primeros días de tener síntomas o que incluso la transmisión se produjo con casos asintomáticos.

Motivo de más, para que Jan Rybniker y Gerd Fätkenheuer -dos de los investigadores que firma el estudio-, adviertan de que la transmisión asintomática suma hasta la mitad de todas las infecciones y de ahí que sea uno de los obstáculos más serios para controlar la pandemia. “Se necesitan urgentemente nuevas tecnologías como las aplicaciones de seguimiento de contactos para controlar eficazmente la pandemia”, enfatizan los expertos.

En la misma línea, la profesora de enfermedades infecciosas Annelies Wilder-Smith insiste en la importancia de explorar las cadenas de transmisión a través del rastreo y la cuarentena de contactos. “Todos los países que han seguido rigurosamente los contactos fueron más efectivos para controlar las nuevas infecciones. Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong o Singapur son ejemplos claros de países que no ahorran en recursos y tecnología para identificar rigurosamente los contactos y todos tuvieron éxito”, asegura. Alemania quiere sumarse a esta lista y de ahí que haya adoptado una nueva herramienta que, a través del móvil, nos advierta de si hemos estado cerca de un contagiado en las últimas dos semanas.

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