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Desastres Reducción de Desastres Agua Inundaciones

  • Cambio climático: el huracán Ida es solo un adelanto de los que están por llegar

    5 - 6 minutos

     El huracán Ida es el noveno de esta temporada y, por tanto, un huracán temprano. En la magnitud de la destrucción causada en Luisiana es el segundo, tras el Katrina, y similar en la intensidad de sus vientos al huracán Laura de 2020.

    Si bien todavía se está determinando la contribución del cambio climático a estos fenómenos, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) estima que está ya influyendo en la intensidad y en la cantidad de precipitación que producen, y que estas aumentarán a lo largo del presente siglo XXI. De hecho, aunque las instituciones son enormemente prudentes, me atrevo a afirmar que la intensidad y la magnitud de la precipitación han aumentado y seguirán haciéndolo como consecuencia del cambio climático.

    La razón es clara, y la estamos viviendo este año en España. Los océanos en general están más calientes, y el Ártico mucho más. Un mar más caliente que hace 50 años evapora mucha más agua, que luego precipita (en América con los huracanes y en España con las DANA).

    El viaje de los huracanes

    Los huracanes se empiezan a formar frente a las costas occidentales de África, en los mares tropicales calientes, y se desplazan, uniéndose unos a otros, hacia el Caribe arrastrados por los vientos alisios. Al llegar al Caribe, se encuentran con un mar casi cerrado, y por lo tanto más caliente que el Atlántico.

    Cuando transcurren sobre estas zonas de alta evaporación, los huracanes se intensifican a medida que el agua en forma de vapor condensa en la parte alta del vórtice que forman. Obtienen energía de la condensación del vapor y su paso a agua líquida, liberando 0,63 kWh por cada litro de agua condensado. Y esa agua condensada cae como lluvia en mayor cantidad, produciendo inundaciones más intensas.

    Algunos se mueven, causando destrucción, sobre las islas caribeñas hasta tocar tierra en las costas continentales. Allí desaparece el aporte de vapor de agua, y disminuyen en intensidad y desaparecen tierra adentro, salvo cuando se deslizan, como el Ida, hacia el norte a lo largo de la costa oriental de los EE. UU.

    Huracán Ida visto desde el espacio como una tormenta de grado 2 el 28 de agosto de 2021. NASA Johnson / FlickrCC BY-NC-ND

    Frenar el cambio climático

    Huracanes ha habido siempre, al igual que las gotas frías (que hoy se llaman DANA) y cambios climáticos. Pero no nos interesan los huracanes de hace doscientos mil años, ni los cambios climáticos de hace un millón de años. Nos interesan los fenómenos actuales.

    Deberíamos frenar el cambio climático actual, pero no lo estamos haciendo en las cantidades ni a la velocidad que se precisa. El problema es el mismo que el de los teclados QWERTY de los ordenadores. Se dispusieron las teclas de las máquinas de escribir antiguas de esa manera tan rara para que los mecanógrafos no pulsaran dos teclas adyacentes, causando bloqueo de los martillos de las letras. Hoy es imposible rediseñar los teclados de los ordenadores.

    La existencia de los motores de explosión y de combustión supuso un aumento enorme de la riqueza del ser humano, al permitir los desplazamientos baratos de personas y mercancías, y el reparto de energía a cada una de esas personas, energía que, si medimos bien, es la única riqueza de la que disponemos. Pero la explosión y la quema de los hidrocarburos (líquidos o gaseosos) y del carbón, están generando el cambio climático actual.

    Se trata de cambiar a coches eléctricos. Para esto se necesitan muchas cosas: baterías de alto rendimiento, electrolineras en números muy grandes y la eliminación de las centrales eléctricas que queman gas. En España, por ejemplo, hay 11 600 gasolineras con una media de 6 surtidores, de manera que podemos estimar la existencia de unos 69 000 puntos de suministro de energía para camiones y coches. Y se tarda unos 2 minutos en cargar un coche normal, unos 5 minutos en cargar un camión. Si queremos eliminar las emisiones de CO₂ del transporte de personas y mercancías, es preciso instalar al menos 69 000 puntos de recarga de coches eléctricos al mismo ritmo que se vendan estos.

    Y es necesario reemplazar las centrales de producción de electricidad de gas por centrales fotovoltaicas, termosolares y eólicas, con los dispositivos necesarios para almacenar la energía por las noches, o cuando no haya viento. Aun existiendo la voluntad empresarial o política, se precisa mucho tiempo, durante el cual se seguirá emitiendo CO₂ en España. Y mucho más CO₂ en otros países.

    Aun cuando pudiésemos frenar las emisiones de dióxido de carbono y de metano en un plazo razonable, la temperatura del planeta seguirá aumentando. Tenemos que asumir esto.

    Eso implica que aumentará la intensidad y cantidad de agua precipitable de los huracanes, aunque no tanto su número, que habrá pequeños huracanes que accederán a las costas españolas, causando destrucción, y que aumentarán los fenómenos climáticos extremos: olas de calor, sequías, granizos, inundaciones, heladas, invasiones del mar en las costas, entre otros.

    Necesitamos protocolos de actuación

    Estos fenómenos extremos son inciertos. La sociedad debe aceptar la incertidumbre, pues no es posible predecirlos en detalle. ¿Cómo prepararse para estos ellos? Si se acepta la incertidumbre, se pueden preparar protocolos de actuación para cuando se produzcan.

    Un ejemplo será fácilmente entendido por los ciudadanos españoles. En enero, una combinación de aire húmedo procedente del Atlántico en las capas bajas de la atmósfera y aire muy frío en las capas altas generó una enorme tormenta de nieve sobre España, y su consiguiente helada.

    No había protocolos preparados para la actuación de los sistemas de apoyo en estas circunstancias: nadie sabía bien qué hacer, y no había máquinas suficientes para limpiar las calles ni para repartir sal. Se produjo una parálisis en las instancias oficiales, y la situación solo se arregló con la acción en equipo de los ciudadanos.

    De la misma manera, cuando aparecen DANA (digamos, exagerando, microhuracanes) no hay protocolos para encauzar las aguas, y las imágenes de edificios, vehículos y personas destrozados son tremendas.

    En Luisiana y en la costa de los EE. UU. del golfo de México, los ciudadanos de la zona llevan cientos de años sufriendo huracanes, y aún no se han diseñado los protocolos para afrontarlos. Las medidas, siempre improvisadas, son medievales: huir y poco más. Se caen los postes de la electricidad, se inundan las vías de comunicación y edificios, y mueren personas.

    Árbol caído tras el paso de Ida en EE. UU. Chuck Patch / FlickrCC BY-NC

    Un sistema de cables eléctricos enterrados eliminaría la falta de electricidad tras cada huracán (o nevada en los estados del norte). Múltiples sistemas de desagüe reducirían la invasión de agua en las zonas urbanas. Edificios levantados un par de metros sobre el nivel de la ciudad evitarían los daños en las viviendas, y un sistema de diques bien diseñados prevendría el problema del oleaje en ciudades y pueblos.

    Huracanes como el Ida, el Laura, el Katrina y otros muchos son dañinos y muy costosos. Mucho más de lo que cuesta un esquema de protocolos de actuación y el acondicionamiento de las ciudades ante los fenómenos extremos.

    Fuente:   .Catedrático de Física Aplicada, Universidad de Alcalá 7 septiembre 2021 21:29 CEST

  • Cómo predecir inundaciones y sequías para minimizar los daños en los cultivos

    La sequía actual que afecta al este de Argentina, Uruguay y sur de Brasil, y que comenzó en 2019, es clasificada como uno de los cinco eventos de sequía más importantes desde 1950. Su persistencia hizo que sus impactos se manifestaran en diferentes aspectos del clima, como el estado de humedad del suelo, el caudal de los ríos y la vegetación.

    Este fenómeno ha generado mucha tensión sobre el sector agrícola en la región ya que el desempeño de la producción de los diferentes cultivos es muy sensible a los cambios en las condiciones climáticas.

    Impacto en la agricultura

    Las actividades agropecuarias en Argentina son muy vulnerables a los fenómenos atmosféricos y climáticos. Fenómenos como las sequías e inundaciones son las principales causas en la pérdida de rendimiento de los cultivos con un fuerte impacto económico.

    La Oficina de Riesgo Agropecuario (ORA) del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de Argentina se especializa en la evaluación del riesgo agropecuario y, en particular, del riesgo agroclimático. Para realizar esta tarea ha generado una serie de herramientas que permiten el monitoreo en tiempo real de las condiciones de humedad en el suelo para cultivos específicos.

    Estas herramientas combinan la información de las condiciones climáticas actuales con la información sobre el desarrollo de los cultivos (momentos de siembra, floración, entre otros) para entender si las condiciones hídricas pueden afectar el desarrollo normal de los cultivos. De esta forma, permiten a los productores planificar las tareas agronómicas y a la ORA estimar de manera temprana la merma en los rendimientos de los cultivos en campaña y pérdidas probables.

    Evolución de la reserva de agua en el suelo para la localidad de Paraná, Entre Ríos (Argentina). El eje horizontal indica las fechas de registro de la información y el eje vertical indica el contenido de agua en el suelo (mm). Oficina de Riesgo Agropecuario

    Variabilidad climática en Argentina

    La variabilidad climática que experimenta Argentina, y en especial su región centro-este, ha sido muy estudiada en las últimas décadas tanto para entender las causas que producen esta variabilidad como la capacidad para poder pronosticarla con meses de anticipación.

    En particular, se sabe que el fenómeno de El Niño - Oscilación del Sur (ENOS), que produce cambios en la temperatura del océano Pacífico Tropical, afecta a la ocurrencia de lluvias en el sudeste de Sudamérica.

    Durante eventos de El Niño, donde el océano Pacífico Tropical es más cálido que sus condiciones típicas, las lluvias suelen ser más abundantes en el este de Argentina. Lo opuesto suele ocurrir durante eventos relacionados con La Niña, como el que ocurre actualmente, donde la lluvia suele ser escasa.

    Los avances en las investigaciones han permitido el desarrollo de modelos numéricos de pronóstico del tiempo y el clima que prevén el desarrollo de fenómenos de ENOS con moderado éxito hasta 6 meses antes de su ocurrencia.

    Estas herramientas numéricas son utilizadas también para estimar las condiciones climáticas con meses de antelación, aunque con desempeño dispar según la región de interés. En el caso del sudeste de Sudamérica, se pueden obtener pronósticos sobre las condiciones climáticas del trimestre siguiente con buen desempeño.

    Estos pronósticos son de carácter probabilístico. No brindan un valor específico de lluvia o temperatura esperado sino la probabilidad de que estas variables sean muy diferentes a sus valores típicos.

    Pronósticos para el sector agropecuario

    A partir del proyecto de desarrollo estratégico Aplicación de los Pronósticos Climáticos al Manejo del Riesgo Agropecuario, un grupo de investigadores de la Faculta de Ciencias Económicas y la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires hemos trabajado junto a la ORA para extender la aplicación de los pronósticos climáticos a las herramientas de monitoreo de las condiciones del suelo.

    En el marco de esta colaboración, generamos pronósticos a 30 días de las condiciones hídricas del suelo cultivado de soja en diferentes estaciones de Argentina.

    Para desarrollar esta herramienta, utilizamos los pronósticos a 30 días de las variables climáticas que influyen en las condiciones de humedad del suelo, como la temperatura máxima y mínima, la lluvia, el viento y la intensidad de la radiación solar.

    Perspectiva de la reserva de agua en el suelo para la localidad de Paraná, Entre Ríos, a partir de los pronósticos iniciados el 1 de diciembre de 2021. El eje horizontal indica las fechas desde la siembra del cultivo considerado hasta la finalización estimada de su ciclo. El eje vertical indica el contenido de agua en el suelo (mm). Author provided

    Los pronósticos suelen presentar errores, ya que no es posible representar el clima perfectamente. Por eso, aplicamos técnicas matemáticas que corrigen los errores sistemáticos para mejorar su desempeño.

    Luego, estos pronósticos son implementados en las herramientas desarrolladas por la ORA para obtener una perspectiva a 30 días de las condiciones del suelo en diferentes localidades de Argentina. Como más de un pronóstico es utilizado en el desarrollo de la perspectiva, esta se presenta de tal manera que muestra la incertidumbre asociada a las condiciones futuras, lo que permite estimar la probabilidad de que las condiciones hídricas se encuentren entre valores normales o atípicos.

    Las investigaciones muestran que pronósticos como los que desarrollamos bajo este proyecto suelen tener un buen desempeño durante los primeros 10 días del período elegido y su calidad se degrada conforme pasa el tiempo. No obstante, bajo ciertas condiciones climáticas, los pronósticos pueden presentar un buen desempeño hasta los primeros 20 días.

    Contar con buenos predicciones en estas escalas temporales puede permitir a los productores agropecuarios tomar acciones tempranas en caso de eventos extremos. También permitirían a la ORA desarrollar evaluaciones cuantitativas de riesgos agroclimáticos relacionados con las condiciones climáticas futuras en tiempo real.

     

    Fuente: Postdoctoral Researcher at Karlsruhe Institute of Techonology, Researcher at Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CONICET/UBA), Universidad de Buenos Aires

  • Fuertes lluvias e inundaciones azotaron grandes partes de Asia

    Noticia de la OMM

    https://ane4bf-datap1.s3-eu-west-1.amazonaws.com/wmocms/s3fs-public/ckeditor/files/Screen_Shot_2020-07-10_at_10.04.14.png?TuFfILRb1plFFOc4VZ9LQb4fVcZzgZ9v       Las lluvias e inundaciones monzónicas inusualmente fuertes están afectando a India y los         países vecinos del sur de Asia, así como a China y Japón. Esto ha causado grandes interrupciones, desplazamientos y pérdida de vidas, y una vez más destacó la importancia de los servicios meteorológicos e hidrológicos nacionales en la protección de la seguridad pública.

    Se espera que la situación se vea agravada por más lluvias. Más de 200 mm de lluvia podrían caer en 24 horas en algunas regiones montañosas de Bután / Bangladesh, el noreste de la India, Myanmar y Nepal, de acuerdo con el Sistema de Pronóstico de Inundaciones Flash del Sudeste Asiático. Cantidades similares adicionales podrían ser posibles para los próximos 4-5 días. Las autoridades en China también están advirtiendo sobre más lluvias.

    “COVID-19 está complicando los desafíos planteados por las devastadoras lluvias e inundaciones en Asia. Aunque es comprensible que la atención mundial se centre en la pandemia, esto no debería distraernos de la continua necesidad de invertir en sistemas de alerta temprana de múltiples riesgos para aumentar la resiliencia, dijo la Secretaria General de la OMM Petteri Taalas.

  • Un informe advierte de la inminente crisis del agua

    6 - 8 minutos

    Es necesario mejorar la gestión del agua, el seguimiento y las alertas tempranas ante el aumento de los riesgos y el estrés relacionados con el agua.

    Ginebra, 5 de octubre de 2021 - Los riesgos relacionados con el agua, como son las inundaciones y las sequías, están aumentando debido al cambio climático. Se prevé que el número de personas que sufren estrés hídrico se incremente, agravado por el aumento de la población y la disminución de la disponibilidad. Pero la gestión, el seguimiento, la previsión y las alertas tempranas están siendo muy poco frecuentes, mientras que los esfuerzos globales de financiación del clima son insuficientes, según un nuevo informe de varios organismos.

    El Estado de los Servicios Climáticos 2021: El agua pone de manifiesto la necesidad de adoptar medidas urgentes para mejorar la gestión cooperativa del agua, adoptar políticas integradas sobre el agua y el clima y aumentar la inversión en este valioso bien que sustenta todos los objetivos internacionales de desarrollo sostenible, adaptación al cambio climático y reducción del riesgo de desastres.

    El aumento de las temperaturas está provocando cambios en las precipitaciones a nivel mundial y regional, lo que está provocando cambios en los regímenes de lluvias y en las temporadas agrícolas, con un gran impacto en la seguridad alimentaria y en la salud y el bienestar de las personas", afirma el Secretario General de la Organización Meteorológica Mundial, el profesor Petteri Taalas.

    "El año pasado continuaron los fenómenos extremos relacionados con el agua. En toda Asia, las lluvias extremas provocaron inundaciones masivas en Japón, China, Indonesia, Nepal, Pakistán e India. Millones de personas fueron desplazadas y cientos murieron. Pero no sólo en el mundo en desarrollo las inundaciones han provocado grandes trastornos. Las inundaciones catastróficas en Europa provocaron cientos de muertes y daños generalizados", dijo.

    "La falta de agua sigue siendo una causa importante de preocupación para muchas naciones, especialmente en África. Más de dos mil millones de personas viven en países con estrés hídrico y sufren la falta de acceso al agua potable y al saneamiento", dijo.

    "Tenemos que concienciarnos de la inminente crisis del agua".

    El informe ha sido coordinado por la OMM y contiene aportaciones de más de 20 organizaciones internacionales, organismos de desarrollo e instituciones científicas.

    Peligros y estrés relacionados con el agua

    Según las cifras citadas en el informe, 3.600 millones de personas tenían un acceso al agua en condiciones deficientes al menos un mes al año en 2018. Para 2050, se espera que esta cifra aumente a más de 5.000 millones.

    En los últimos 20 años, el almacenamiento de agua terrestre -la suma de toda el agua en la superficie terrestre y en el subsuelo, incluida la humedad del suelo, la nieve y el hielo- ha disminuido a un ritmo de 1 cm por año. Las mayores pérdidas se están produciendo en la Antártida y Groenlandia, pero muchos lugares muy poblados de latitudes más bajas están experimentando importantes pérdidas de agua en zonas que tradicionalmente proporcionan suministro de agua, con importantes ramificaciones para la seguridad hídrica.

    La situación se agrava por el hecho de que sólo el 0,5% del agua de la Tierra es agua dulce utilizable y disponible.

    Los peligros relacionados con el agua han incrementado su frecuencia en los últimos 20 años. Desde el año 2000, las catástrofes relacionadas con las inundaciones han aumentado un 134% en comparación con las dos décadas anteriores. La mayoría de las muertes y pérdidas económicas relacionadas con las inundaciones se registraron en Asia, donde es necesario reforzar los sistemas de alerta de extremo a extremo para las inundaciones fluviales.

    El número y la duración de las sequías también aumentaron un 29% en ese mismo periodo. La mayoría de las muertes relacionadas con la sequía se produjeron en África, lo que indica la necesidad de reforzar los sistemas de alerta de extremo a extremo para la sequía en esa región. 

    Gestión integrada de los recursos hídricos

    La gestión integrada de los recursos hídricos (GIRH) es vital para lograr el bienestar social, económico y medioambiental a largo plazo. Pero, a pesar de algunos avances, 107 países siguen sin alcanzar el objetivo de gestionar de forma sostenible sus recursos hídricos para 2030.

    En general, el mundo lleva un gran atraso en el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible nº 6 de las Naciones Unidas (ODS 6) de garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos. En 2020, 3.600 millones de personas carecen de servicios de saneamiento gestionados de forma segura, 2.300 millones carecen de servicios básicos de higiene y más de 2.000 millones viven en países con estrés hídrico y sin acceso a agua potable. 

    75 países informaron de niveles de eficiencia hídrica por debajo de la media, incluidos 10 con niveles extremadamente bajos. Es necesario cuadruplicar los actuales índices de progreso para alcanzar los objetivos mundiales en 2030.

    La buena noticia es que los países están decididos a mejorar esta situación. Según la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), el agua y los alimentos son los dos temas prioritarios de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (CDN) para el Acuerdo de París, y los países destacan la necesidad de reforzar los servicios climáticos para el agua.

    Aspiraciones frente a la realidad

    Para reducir las catástrofes relacionadas con el agua y apoyar la gestión de los recursos hídricos, se necesitan servicios climáticos para el agua y sistemas de alerta temprana de principio a fin, así como inversiones sostenibles. Estos servicios todavía no son suficientes.

    Alrededor del 60% de los servicios meteorológicos e hidrológicos nacionales -los organismos públicos nacionales encargados de proporcionar información hidrológica básica y servicios de alerta al gobierno, al público y al sector privado- carecen de todas las capacidades necesarias para prestar servicios climáticos para el agua.

    Una evaluación de la OMM realizada en 101 países de los que se dispone de datos reveló que

    - La colaboración entre los proveedores de servicios climáticos y los usuarios de la información es insuficiente en el 43% de los miembros de la OMM;

    - No se recogen datos de las variables hidrológicas básicas en aproximadamente el 40% de ellos;

    - Los datos hidrológicos no están disponibles en el 67% de ellos;

    - Los sistemas de previsión y alerta de inundaciones fluviales de extremo a extremo son inexistentes o inadecuados en el 34% de los que proporcionaron datos;

    - Los sistemas de previsión y alerta de sequías de extremo a extremo son inexistentes o inadecuados en el 54% de ellos.

    La financiación y la inversión adicionales son esenciales para apoyar la adaptación. A pesar de un aumento del 9% en las promesas financieras hechas para abordar el ODS 6, los compromisos de asistencia oficial para el desarrollo (AOD) se mantuvieron estables en 8.800 millones de dólares entre 2015 y 2019.

    Recomendaciones

    El informe hace recomendaciones estratégicas para que los responsables políticos mejoren la aplicación y la eficacia de los servicios climáticos para el agua en todo el mundo:

    1. Invertir en la Gestión Integrada de Recursos Hídricos como solución para gestionar mejor el estrés hídrico, especialmente en los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID) y los Países Menos Adelantados (PMA);
    2. Invertir en sistemas integrales de alerta temprana de sequías e inundaciones en los PMA en riesgo, incluyendo la alerta de sequías en África y la alerta de inundaciones en Asia;
    3. Llenar el vacío de capacidad en la recogida de datos para las variables hidrológicas básicas que sustentan los servicios climáticos y los sistemas de alerta temprana;
    4. Mejorar la interacción entre las partes interesadas a nivel nacional para desarrollar y poner en funcionamiento los servicios climáticos con los usuarios de la información para apoyar mejor la adaptación en el sector del agua. También hay una necesidad urgente de mejorar el seguimiento y la evaluación de los beneficios socioeconómicos, lo que ayudará a mostrar las mejores prácticas;
    5. Completar las lagunas de datos de los servicios climáticos.
    6. Únase a la Coalición sobre el Agua y el Clima. Está organizada por la OMM en respuesta a la necesidad de desarrollar políticas integradas y mejorar las soluciones prácticas. La coalición ofrece a los países apoyo para mejorar la evaluación de los recursos hídricos, así como los servicios de previsión y perspectiva del agua.

     

     

    Fuente: